ayuda Haití
Foto AFP

En principio, puede parecer muy exagerado comparar 2 países tan diferentes en tamaño, riquezas naturales y población, pero igualmente hubiera sido inimaginable, hace 15 años, ver la caída del 70% del Producto Interno Bruto ( PIB), así como la emigración de millones de venezolanos por todo el mundo, dando creando situaciones que recuerdan el éxodo de los judios de Egipto, pero atravesando la selva del Darien en vez del Desierto del Sinai.

En ambos casos, hay una serie de patrones comunes que llevan estas crisis por diferentes etapas, siendo obviamente el caso haitiano la fase más dramática o cuasiterminal en que puede terminar una nación.

Por ello, es importante comenzar señalando estos aspectos, que no nos hacen tan diferentes a ambas naciones:

1- Ignorancia por el emigrante

Así como desde hace mucho tiempo a los gobiernos haitianos no les importa su población emigrante, que ha huido de la pobreza durante muchas décadas, en el caso de Venezuela, el mismo gobierno nacional que maneja todos los datos estadísticos niega que sean de 5 a 8 millones los venezolanos que se han ido del país, pero no publica una cifra oficial con nombre y apellido de los que están en el exterior, lo cual le permitiría filtrar muchos registros públicos, sean electorales, asistenciales, en un esfuerzo simplemente por coordinar y aumentar las remesas de las cuales viven centenares, si no millones de familias en el país.

Es incomprensible que no exista un ministerio para los venezolanos en el exterior, como sí hay 32 ministerios para otras causas, con lo cual se desperdicia el apoyo de estos ciudadanos en el exterior, así como se abandona a su suerte a cualquier cantidad de compatriotas.

2- Falta de un proyecto nacional consensuado entre los actores políticos

Pareciera que existe una incapacidad crónica para ponerse de acuerdo en los más mínimos puntos en materia social, política y económica, entre los diferentes partidos políticos, debido a la necesidad de mantener la identidad política propia entre oficialistas y opositores, lo que lleva a los gobiernos nacionales a pasar por encima de gobiernos regionales y locales, electos por votación popular, simplemente para demostrar quién es el que manda y de la misma manera, sabotear cualquier iniciativa opositora en materia de administración publica, para evitar que tenga beneficios electorales, con políticas que beneficien a sus electores del área geográfica específica, siendo estas actuaciones justificadas con argumentos ideológicos o políticos, que no aplican en sus áreas de dominio político electoral.

Esta situación es más grave de lo que muchos imaginan, pues condena al inmovilismo a muchísimos alcaldes y gobernadores opositores, creando situaciones que profundizan la crisis económica, social y de infraestructura que se sufre a lo largo y ancho de todo el país.

3- Fijación de una política exterior conflictiva

Los países pequeños, no debemos llamarlos «débiles», tienden a evitar los conflictos exteriores con sus vecinos y especialmente con las grandes potencias, pero este no es el caso de Haití y Venezuela, pues mientras que están obligados a compartir la misma isla, a lo largo de su historia, han tenido la desventura hasta de invadir la República Dominicana, que hoy en día celebra su independencia de Haití cada 27 de febrero, después de 22 años de ocupación.

En el caso de Venezuela se está demasiado lejos del ejemplo de países petroleros como Qatar o Emiratos Árabes Unidos, que son un ejemplo de potencias diplomáticas mundiales, que se llevan bien con China, Estados Unidos y Rusia, llevando políticas de cooperación internacional por todo el planeta, sirviendo de árbitros y negociadores, sin entrar en conflictos exteriores.

En Venezuela se asumió desafiar a Estados Unidos y la Unión Europea de la manera más frontal y pública posible para darle a los países del denominado «Sur Global» el ejemplo del gobierno heroico que no teme desafiar al mundo entero, porque es dueño de la causa de la libertad e independencia de los pueblos oprimidos del planeta Tierra, recordando uno de los máximos deberes de un gobierno revolucionario, como es el internacionalismo proletario que busca una revolución mundial.

En este caso, no podemos olvidar el mejor ejemplo del internacionalismo cubano, que ha participado exitosamente en decenas de países con misiones médicas y culturales e incluso, llegó a tener participación militar en varios conflictos de la Guerra Fría, que perdió al caer la Unión Soviética, por lo cual ha debido aceptar dicha realidad y tratar de negociar con los vencedores.

Al negarse a negociar con Estados Unidos, es obvio que las sanciones sobre la economía cubana no se levantarían y por ello, después de tantos años de esfuerzos y auxilios de muchos países como México, Venezuela y España, la cruda realidad es que dicha nación está al borde de una hambruna que ha llevado a pedir auxilio a las Naciones Unidas.

En el caso de Venezuela, era obvio que el enfrentamiento con Estados Unidos tendría unas consecuencias dramáticas, que tarde o temprano terminarán alcanzando al mismo gobierno desafiante del orden mundial capitalista, en la medida que la crisis económica sostenida destruya de manera lenta pero segura todas las instituciones gubernamentales, incluyendo las de seguridad, debido a la falta de recursos para mantenimiento, suministro y fuga de personal especializado en búsqueda de trabajos mejor remunerados.

4- Incapacidad para cortar de raíz la corrupción

Una de las causas inesperadas de la tragedia haitiana es que los gobiernos extranjeros pensando en la imposibilidad del gobierno de Haití para controlar la corrupción derivaron las ayudas externas a miles de organizaciones no gubernamentales, que terminaron teniendo más recursos en el terreno que el mismo gobierno haitiano, que se vació de contenido y terminó en bancarrota, para finalmente ser superado hasta por las bandas armadas, que hoy en día aparecen en los medios globales de comunicación comiéndose a sus víctimas (canibalismo).

La enorme cantidad de funcionarios detenidos y condenados por el Ministerio Público, durante la gestión de Tarek William Saab, es la mejor demostración de la urgencia de un cambio radical de los métodos de realizar trámites en la administración pública, pasando a un sistema de gobierno electrónico y creación de un sistema transparente de Contraloría Social, que detecte y denuncie de abajo hacia arriba la corrupción, para reducirla a un mínimo.

Muy poca gente, fuera de historiadores muy escasos, reconocen que la caída de los gobiernos de China Nacionalista (1949), Vietnam del Sur (1975) y Afganistán (2021), no se debió a la falta de apoyo estadounidense en armas, suministro y dinero, sino principalmente a la corrupción rampante de sus gobiernos, que les alejaron el apoyo popular y la creación de instituciones gubernamentales fuertes, que le permitieran defenderse de enemigos decididos y bien equipados y adiestrados.

5- Conclusiones

Un país puede derrumbarse sin importar su fuerza (Caso Unión Soviética) si colapsa su economía en forma simultánea con sus instituciones gubernamentales, por lo cual no debe darse por sentado que los países como las empresas no pueden quebrarse, si se presentan las condiciones circunstanciales para ello, por lo cual la caída de un país a un infierno distópico como el que sufre Haití, tipo película Mad Max, es una posibilidad cierta para cualquier nación.

Está en sus élites políticas y económicas evitar dicha posibilidad…


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