OPINIÓN

Lecciones de liderazgo de Gorbachev para Latinoamérica

por German Creamer German Creamer

Aunque su presidencia fue mucho más corta que los veinte años de Putin como líder de Rusia, Gorbachev cambió la historia del imperio ruso y terminó con la Guerra Fría. Los pilares fundamentales de su gobierno fueron la Perestroika, reestructuración y apertura de la economía, y Glasnost, transparencia del sector público. Estas reformas llevaron a un cambio de giro en el inmenso imperio ruso que finalmente llevó a su desmoronamiento. Gorbachev aparece como un líder joven entre todos los líderes previos que llegaron al poder y además, influido por Nikita Khrushchev, quiere dejar atrás el autoritarismo stalinista y volver a los orígenes de la revolución rusa con Lenin.

Su decisión de no reprimir a los países detrás de la cortina de hierro llevo a la caída del muro de Berlín, a la unificación de Alemania y a la separación de la Unión Soviética en 15 países. Los cambios traídos por la Perestroika llegaron demasiado tarde para detener el colapso de la economía rusa por el excesivo centralismo estatal y la falta de iniciativa privada. Adicionalmente, la transparencia de información pública traída por el Glasnost, si bien reconoció el valor de muchos disidentes como Aleksandr Solzhenitsyn, también expuso las arbitrariedades de los previos gobiernos autócratas, pero generó una preocupación importante dentro de los lideres de la KGB quienes junto con los dirigentes de la vieja guardia planearon el golpe de estado de agosto de 1991. Si bien Gorbachev sobrevivió a este golpe, dimitió como secretario general del Partido Comunista y el 25 de diciembre de 1991 renunció a la presidencia con las siguientes palabras: “Vivimos en un nuevo mundo. La Guerra Fría y la carrera armamentista han llegado a su fin, así como la desbocada militarización del país, la cual ha afectado al país, la actitud pública y moral. La amenaza de una guerra nuclear ha sido removida.’

Muchos países del mundo y especialmente de Latinoamérica se beneficiarían si un líder como Gorbachev llegase al poder y aplicasen los mismos principios de reestructuración de la economía y transparencia aplicados en Rusia, los cuales han sido barridos por la presidencia de Putin. Los países nórdicos, como Noruega, muestran un nivel muy bajo de corrupción porque sus cuentas son públicas y los ciudadanos se convierten en sus propios auditores. Este principio se aplica no solo a nivel de cuentas públicas sino en la difusión de la ciencia y tecnología. La estructura hermética y altamente centralizada de la Unión Soviética llevo a su rezago a nivel científico y tecnológico en relación con Estados Unidos, lo que implicaba también que no podría ganar la Guerra Fría ya que esta era impulsada por innovaciones científico-militares.

De igual manera, la reestructuración y apertura de la economía significa liberar al sector privado de la sombra del sector público que lo detiene en su telaraña de trámites y organismos de control los cuales en muchos casos no son más que una manera de propiciar la corrupción como se vio en los múltiples casos de corrupción de Odebrecht y Petrobras en Brasil. Muchos lideres políticos criollos no están interesados en estos cambios puesto que esa es su fuente de riqueza o la forma de captar recursos necesarios para perpetuarse en el poder a costa del desarrollo del país. Esperemos que Latinoamérica aprenda de las reformas de Gorbachev, su espíritu altruista que lo demostró al dejar la presidencia, y la lección que aún uno de los imperios más grandes de la humanidad puede cambiar si existe el liderazgo apropiado junto con un pueblo ansioso de transformarse como sucede en Venezuela y en muchos países de Latinoamérica.