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Le dan leña al pueblo, pero la FAN disfruta de gas directo

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Valle de la Pascua habitantes

Foto archivo

Los altos oficiales de la FAN, titulares de los Poderes Públicos y «enchufados» en negocios con el Estado disfrutan de gas directo, 4 comidas diarias, mientras mantienen a la población postrada ante tantas calamidades.

Cómo abogado defensor de derechos humanos rechazo el anuncio irresponsable e indolente del jefe de la Región de Defensa Integral (REDI) Los Andes de que se va a repartir leña a los ciudadanos para que puedan cocinar y así hacer frente a la escasez de gas doméstico. Es una burla más al pueblo y una confirmación de que al Estado poco le importa el bienestar de los venezolanos. Esta iniciativa del mayor general Ovidio Delgado Ramírez, quien anunció que la REDI Los Andes iniciará un operativo para abastecer de leña a las comunidades, demuestra claramente que las autoridades venezolanas no piensan resolver los problemas de la población y que, al contrario, profundizan el malestar colectivo.

Tenemos una población agobiada por los problemas cotidianos. Es una preocupación constante abastecerse de los servicios públicos, procurarse los alimentos del día y hasta poder movilizarse por la escasez de gasolina, y la respuesta que se recibe por parte del Estado es que se les va a entregar leña para que puedan cocinar, como en el siglo XIX. No hay justificación alguna para que uno de los países que estaba entre los mayores productores de petróleo en el mundo haya visto destruida su industria de hidrocarburos y que no haya gasolina para el transporte ni gas para cocinar. Mientras se anuncia que se entregará leña al pueblo para que cocine, los altos oficiales de la Fuerza Armada Nacional disfrutan de gas directo, así como los titulares de los Poderes Públicos y los “enchufados” en negocios con el Ejecutivo.

Los venezolanos siguen siendo víctimas de una violación sistemática de sus derechos humanos y garantías institucionales por parte del Estado, ya no quedan derechos que el Estado pueda vulnerar, el sufrimiento de la población es total y las autoridades se regodean con la calamidad que está padeciendo la población.

Dónde están los recursos que la República recibió en modo de préstamos para incrementar la producción petrolera, que evidentemente no fueron invertidos en la industria de hidrocarburos, que ha descendido en su producción a apenas 400.000 barriles diarios.

El país con mayores reservas de crudo en el mundo tiene que importar gasolina, sus refinerías no funcionan, se cobran hasta 230 dólares por un viaje de Maracaibo hasta Caracas y la gente pasa mil y una dificultades para llenar su bombona de gas. Todo ante el descaro de las autoridades, que la única respuesta que dan es que se va a entregar leña a la población.

Además de las calamidades por los servicios públicos, los venezolanos sufren otras violaciones de sus derechos fundamentales.

La vida está en manos del grupo de exterminio llamado FAES, la libertad la deciden los cuerpos de seguridad del Estado encabezados por la Guardia Nacional, la Dirección General de Contrainteligencia Militar y el Sebin; no hay poder público que ponga en cintura a estos cuerpos represivos que sin miramientos ejecutan detenciones arbitrarias y aplican tratos crueles e inhumanos y degradantes contra ciudadanos que alzan la voz de protestas contra esta crisis devastadora que actualmente padece nuestro pueblo; tenemos 363 presos políticos muertos en vida que siguen siendo víctimas de un Estado sin clemencia y sin piedad, recluidos en mazmorras. Toda esta situación continúa mientras la pandemia por la covid-19 hace estragos en la población, con numerosos contagios ocurriendo diariamente y multiplicándose el número de fallecidos.

El Estado publica unas cifras que nadie las cree porque todos estamos viendo cómo familiares y amigos caen contagiados o mueren por la enfermedad y no son reflejados en las estadísticas oficiales, y mientras tanto, siguen muriendo médicos porque no se les dota de los debidos utensilios de bioseguridad para atender a los pacientes,

El ruido estomacal y la hambruna a consecuencia de un salario de unos 4 dólares no se escucha ni se ve en Miraflores.

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