Aún están frescas en nuestra memoria las terribles imágenes de los incendios y barricadas ardiendo en calles y avenidas de Quito (Ecuador) y Santiago (Chile) La Paz (Bolivia) auspiciadas y promovidas por focos insurreccionales de inequívoca filiación ideológica comunista de raigambre marxista en señal de implantar el ideario guevarista del Che de convertir a América latina en uno, dos, tres, muchos Vietnam a fin de crear las condiciones subjetivas de orden político que enrrumbara la lucha hacia el socialismo.
No obstante, pese a los denodados esfuerzos de los destacamentos guerrilleros urbanos del Foro de Sao Paulo esparcidos por todo el continente con la clara finalidad de desestabilizar las democracias del hemisferio con la anuencia deliberada del “eje del mal” La Habana, Caracas y la vista gorda de Moscú, Pekín, Teherán. Son días duros y difíciles para Latinoamérica, la cultura democrática de esta parte del orbe está puesta a prueba y soporta con valerosa valentía los cantos de Sirena del comunismo internacional.
Muy a pesar de lo que dice y propaga la prensa filotiránica del continente, desde el río Bravo hasta el delta del Orinoco, la acerada sensibilidad liberal-democrática de la mayoría de los países puestos bajo asedio de la izquierda violenta y lucharmamentista que, cual fantasma recorre las grandes capitales de América latina, no se amilana ni se arredra. El busilis en esta delicada coyuntura socio-histórica de este lado del mundo se expresa en términos diametralmente excluyentes y antagónicos: “democracia o barbarie”.
Justo en los momentos en que emborrono estas apresuradas líneas leo con estupor un twit del diario El Tiempo de Colombia que hace referencia al estallido de coche bomba en la ciudad de Cali. Según nota de prensa dada a la opinión pública colombiana por el Canciller de Colombia Carlos Holmes Trujillo, el #paronacional contra Iván Duque dejó como lamentable resultado 270 heridos, tres muertos y unos 90 detenidos, entre ellos 8 menores de edad. A estos resultados parciales es que el Capitán Diosdado Cabello denomina, cínicamente, la “brisita bolivariana” sobre el continente latinoamericano. Específicamente lo de Colombia es sui generis, llama poderosamente la atención que detrás de las convocatorias a paro contra las medidas económicas del gobierno de Duque subyace el propósito de promover un proceso constituyente que finalmente dé al traste con la democracia y el estado de derecho en el hermano país. Pero no va a ser fácil para las fuerzas oscurantistas de la izquierda neopopulista latinoamericana hacer tierra arrasada imponiendo la violencia y la destrucción ahí donde la cultura política democrática ha echado profundas raíces en la conciencia cívica y social de los pueblos del continente.
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