«Ahora bien, nuestro mundo no es ni un perfecto ensamblaje de esencias puras, ni un confuso conglomerado de materiales indiscernibles. La situación intelectual humana no es, a su vez ni la de la total vigilia que postuló la Ilustración, ni la de sueño invencible en el que todo viene a ser –cuando menos– sospechoso. La condición humana ha de avanzar en el conocimiento de la realidad a fuerza de continuas interrogantes y de intentos de darles cumplida respuesta, lo cual solo se puede realizar parcialmente en un constante empeño distendido en el tiempo. No son propios del ser humano ni la claridad total ni la oscuridad completa…Este esclarecimiento –nunca completo in statu viatoris– solo avanza cuando se reiteran una y otra vez las preguntas, y cuando la indagación se prolonga desde el recuerdo hasta la anticipación».
Alejandro Llano – Teoría del Conocimiento
I La descentralización de la gobernanza en tiempos de (neo)tecnología
Comprender los procesos contemporáneos en los términos políticos, económicos y sociales, requiere fundamentarlos sobre la base de los mecanismos, instrumentos y herramientas (neo)tecnológicas como una forma del quehacer de gobernanza, y cuyas políticas públicas que no se vinculen con estos aspectos quedarán aislados no sólo de un contexto geoeconómico mundial, sino que tendrán que convertirse en “Estados” u “organizaciones” apartadas de las normas que rigen el derecho internacional, y por ende, sus condiciones internas o estructuras estarán afectadas constantemente, y lógicamente tales hechos van a repercutir directamente sobre la sociedad.
En tal contexto, los posicionamientos clásicos que siguen la gobernabilidad desde un Estado centralista, no sólo es que no pueden controlar una esfera tan amplia y dinámica en el tejido de las relaciones financieras, comerciales, sino que jamás podrán habituarse en la dinámica (neo)tecnológica, porque ésta ha sobrepasado los espacios del status quo político, razón por la cual, son las propias sociedades, en función del ritmo y sus esquemas societarios los que llevarán hacia nuevos estadios de gobernanza, que no pueden estar restringidos por decisiones de “alto nivel”, lo que en nuestras naciones conocemos bajo el nombre de burocracia, y cuya semántica ha derivado en una permanente obstrucción hacia el solucionar o permitir que las distintas poblaciones, o aquellos generadores de inversiones y riqueza, encuentren los elementos jurídicos y administrativos necesarios para que el bienestar, crecimiento y desarrollo pueda consolidarse desde estructuras sólidas, que sean complementarias sobre cualquier espacio de un territorio.
No existen contrastes y menos (des)asociaciones en las nuevas gobernanzas. Sólo existen factores de reciprocidad; es decir, una es tan necesaria como la otra para alcanzar y lograr objetivos, desde la más simple hasta la más compleja; porque es la vía que ha comenzado a emerger con mayor fuerza en este siglo XXI. Los preceptos, los objetivos y las metas se cumplen en la medida que todos los integrantes de esas sociedades de forma equilibrada ejecutan sus acciones, éstas a su vez, generarán desde su centro hacia sus periferias una ampliación constante y unívoca en sus proyectos, los cuales se irán amoldando en sus líneas educativas, médicas, laborales, agrícolas, financieras, industriales, comerciales, turísticas, culturales, y con mayor énfasis de manera biotecnológica.
La descentralización en los nuevos sentidos de una gobernanza con máxima eficiencia y de posibilidades de insertar más y más inversionistas requiere que los Estados, desechen rigurosos y obsoletos planteamientos de regulaciones, muchos de los cuales, y sobre todo en América Latina, no terminan de comprender que en tiempos de (neo)tecnología, éstos son autorregulados por los propios ciudadanos, quienes van ejerciendo desde funciones de contraloría hasta mecanismos en la praxis inmediata de soluciones, ante cualquier escenario de desequilibrio social; algo que los Estados o aún llamados “gobiernos”, solamente demuestran un colapso institucional, algo que por cierto, se repite con mucho frecuencia cuando existen fenómenos naturales; y que sólo una nueva gobernanza de los ciudadanos y para las sociedades, puede destrabar hacia distintos conceptos y nuevas ciudades y poblaciones donde la estructura pública, sólo sea mediadora en su participación educativa, cultural y de salud, a partir de tasas de impuestos que no sean reaccionarias ante la ampliación de relaciones comerciales, sino por el contrario que ejerzan y vinculen, un crecimiento económico en beneficio un conglomerado. Esa sería la nueva función de un Estado social y moderno.
II Las Zonas de Empleo y Desarrollo Económico (ZEDE): Objetivos de una nueva gobernanza descentralizada
Los países y Estados que han ido de manera gradual, ejerciendo roles de descentralización en sus formas de gobernanza, han aumentado considerablemente el flujo de inversiones, mientras que, en contrario, aquellos países que se han aislado, con gobiernos centralistas y autoritarios, sólo han promovido y generado, migración y pobreza, como ha sido la historia reciente de naciones en Latinoamérica en relación con Cuba y Venezuela. Caso contrario, ha sido posible extender otras visiones como en Uruguay, Chile, Puerto Rico y más recientemente Argentina que apunta hacia nuevas doctrinas económicas, intentando ésta última desmontar un aparataje, precisamente de múltiples trabas de burocracia y posibles inversiones.
En tal sentido, en el continente, y en algunas naciones como Honduras en Centroamérica, las Zonas de Empleo y Desarrollo Económico (ZEDE) buscan estructurar y jeraquizar los planteamientos que integran los procesos económicos, políticos, y sociales entre aguas abajo y aguas arriba, interrelacionando cada uno de sus aspectos en los ámbitos, ambientales, culturales y tecnológicos, que son los que devienen en los equilibrios del crecimiento y el bienestar de cada sociedad; siendo cada método en su inversión y desarrollo un enlace diferente al que más se ajuste con las necesidades, y que vaya en armonía con los expectativas del presente y porvenir en cada espacio geográfico.
Otro esquema que habla sobre la importancia de la nueva gobernanza está relacionada con el estudio de los procesos de desarrollo económico y biotecnología, a través de sus centros de interrelaciones del saber, donde una de las ZEDE en Honduras, Próspera ha creado una permanente fuente de conocimiento, educación, ciencia e investigación desde lo que han denominado Vitalia, espacio donde se analizan las fortalezas y debilidades con todos los geoesquemas de inversión, para garantizar a éstos, no sólo sus relaciones directas e indirectas de éxito en sus contextos de aplicación e inversión en América Latina, sino con sus efectos inmediatos sobre los procesos productivos, y sus transformaciones en los grupos humanos y el resto de los Estados y continentes. O sea, cualquier inversión está debidamente estructurada en cada una de sus fases, porque lo que se busca es el mayor éxito, la máxima garantía de sostenibilidad y expansión económica y social a través del tiempo.
De hecho, en las ZEDE el estudio para la cogestión de gobernanza, están en un ámbito de validar las implicaciones de la suprageocomunicacionalidad, la economía digital y la biotecnología como arquetipo de la llamada inteligencia artificial en respuestas tecnológicas sobre los Estados, las economías y el ambiente, partiendo de cómo ha sido el éxito de las Zonas Económicas Especiales de China, Asia, Europa, Estados Unidos, Canadá y sus efectos sobre América Latina, lo cual podría llegar hasta un nuevo estadio superior de la economía: el cosmoestadismo; un concepto que apenas comenzamos a indagar en un plano epistemológico para las ciencias sociales, y que probablemente sea, ese centro de establecer una fuente que rompa con todas las estructuras teóricas conocidas en el plano de la economía y las ciencias sociales.
III Conclusión: ZEDE, vitrinas en la nueva gobernanza
Estamos ante las puertas de otras formas de gobernabilidad. Incluso hemos visto como mandatarios de países reclaman a los “fundadores” de las multinacionales de la suprageocomunicacionalidad, la suspensión de sus cuentas en las denominadas “redes sociales”; sin ver, que el dominio de estos sobre ellos como representantes de Estados, hace tiempo trascendió, y por ello, incursionan en otras áreas vitales de la biotecnología, el dominio nuclear y espacial; mientras el mundo financiero encuentra ejes de sus acciones en la economía digital. La teoría del cosmoestadismo requiere estudiar en profundidad las ZEDE en América Latina, será el comienzo de un inmenso trabajo por realizar entre las ciencias económicas y sociales, y otras dimensiones, que ni siquiera han sido discutidas o propuestas como la suprabiotecnología, de algo que otros llaman “robótica” limitando sus efectos inmediatos sobre los pormenores sobre lo qué podría ser la vida durante este siglo en los espacios de la (neo)tecnología y la medicina, y que estará presente en la consecución teórica, para lo que sería otra investigación, reforzando cualquier área de ejecución de nueva gobernabilidad; y de la cual, Próspera con Vitalia seguirán siendo un importante eje hacia la consolidación de una ciudad biotecnológica en la esa innovadora gobernanza del continente y las sociedades que se construyan alrededor de ciudades similares. Por lo pronto, hay luces en América Latina hacia otras formas de bienestar, crecimiento y desarrollo.
Referencias
Llano, A. (2015). Teoría del Conocimiento. Madrid. Biblioteca de Autores Cristianos.
@vivassantanaj_
El autor es doctor en Educación. El ensayo corresponde estrictamente con una visión del investigador y no necesariamente con posiciones de las organizaciones mencionadas.