Regreso de tres mundos es un compendio de ensayos de Mariano Picón Salas en el que señala: “Entrego ahora este libro en que quise ofrecer un poco la razón de mi vida”. Él y su presentador Luis Ricardo Dávila nos dicen: “Picón-Salas aparece ante nosotros hoy, como una suerte de funámbulo, de acróbata haciendo equilibrio entre la crisis del idealismo heroico, del mesianismo caudillesco, del militarismo malsano, del populismo falsificador de las palabras y de las ideas, de los demagogos que se esconden detrás del lenguaje charlatán, entre estos atributos y la emergencia de nuestra resaca cínica, nihilista”.
“Las vicisitudes de la política” es uno de esos ensayos para ser leído por los venezolanos de este siglo XXI que requieren “desintoxicarse de la política”, porque al decir de Picón Salas: “Nuestra historia engendra, naturalmente dos tipos de políticos: el hombre demasiado concreto y voraz que solo desea el poder para empacharse de él, descargar su resentimiento, gratificar a los amigos y castigar al adversario; y el otro, el idealista –casi siempre perseguido y frustrado, o le enciende algunas velas al diablo– que anhela fervientemente un cambio total de las cosas”.
Las precedentes citas comprometen a varias generaciones de venezolanos del siglo XX, que salvo la de 1928, han resultado un fiasco, si reconocemos que aquella logro la democracia como sistema de gobierno y en su ejercicio la masificación de la educción y grandes reivindicaciones políticas y sociales como viviendas, agua potable, salud pública electrificación carreteras, y mejor calidad de vida. Todo esto se fue luego perdiendo en el ensueño utópico que la riqueza petrolera nos fue prodigando hasta el llamado “viernes negro” de 1983, durante el gobierno de Luis Herrera Campins. Posteriormente aparece el “paquete económico” de Carlos Andrés Pérez en 1989, donde los respectivos partidos políticos que le llevaran al poder se lavaron las manos como Pilatos. Esto significa una trágica historia inédita, en nuestra vida republicana que siempre tenemos presente.
Volvamos a lo generacional, donde hemos tenido más caudillos militares, políticos de cafetín y politipillos, que estadistas que nos remite de nuevo a Picón Salas: “De nuestra generación desaparecieron muchos compañeros sobresalientes y la torpe muerte segadora no comprendió que para el equilibrio del mundo convenía llevarse primero a los ruines y los tontos que acaso alcancen una venerable senectud. Pero ¿quién le pone cascabel al gato, es decir a la muerte y al absurdo destino del hombre en el orden o desorden de la naturaleza?
Aquí cabe preguntar: ¿dónde vamos, con un ventilador encendido por los cuatros costados del país? ¿Qué dirá el mundo que nos observa? Estadistas, es verdad, no tenemos, pero sin duda, “hombres de Estado” sí los hay; la cuestión es desligarse de los “politipillos” convocando a esos hombres de Estado para que, entre sí, se escoja al mejor para tocarle la conciencia a los hombres y mujeres, cansados del asalto de que ha sido víctima Venezuela.
Es tiempo del ciudadano de abajo hacia arriba, una rebelión de conciencia cívica, con unas cuantas verdades por delante.
Noticias Relacionadas
El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!
Apoya a El Nacional