Hace poco escribimos sobre un estudio realizado por Link Análisis sobre las Organizaciones Políticas, tema que sigue siendo importante y hoy día más con lo ocurrido en las elecciones primarias, donde los partidos políticos pasaron a un segundo plano al imponerse un criterio ciudadano que sobrepasó las líneas y estructuras partidistas. Pensar recuperar la funcionalidad y la institucionalidad de dichas organizaciones no es tarea fácil. Esta recuperación amerita imponerse por encima de la pobreza política generada deliberadamente por el chavismo y reivindicar a los partidos y las legítimas organizaciones de la sociedad civil, para que aprendan a trabajar mancomunadamente. Además, es llevar tanto a la opinión pública ―igualmente organizada a través de las empresas periodísticas y las redes sociales― a volver al cauce de la crítica y de los aportes, sin pretender ser o confundirse con partido alguno.
La política no es un espectáculo, pues, si hemos aprendido la lección, sabemos que el poder termina siendo secuestrado ya no por partidos, sino por bandas mafiosas. A estas alturas, probablemente RCTV hubiese sido una poderosa emisora capaz de competir internacionalmente en el ramo del entretenimiento, pero –recordemos– compitió en el campo de la antipolítica, ayudó Por estas calles a las condiciones que después trajeron al barinés y a su sucesor. Sucumbió en la era de quien los cautivó y emboscó a todos: Hugo Chávez, añadido a los intelectuales que tanto le colaboraron.
Vertebrarse políticamente en Venezuela significa superar la archiconocida crítica contra los partidos, el estatismo, o el empresariado rentista de una academia que no la renueva y, en consecuencia, intencionalmente estimula por los medios oficiales y oficiosos, caemos en el reino de los estereotipos más vulgares, y los hechos más grotescos: la aparición e indignación ante el alacranato, tapa los errores que lo provocaron durante el interinato, pero también la despiadada corrupción del único gobierno que hemos tenido en este siglo. Poco escudriñamos y caracterizamos la vocación totalitaria de este régimen, dándole una peculiaridad militar que no tiene el cubano, definitivamente ineficaz para poner a funcionar los servicios públicos y aplastar cualquier protesta que ocasione el problema; prosigue la imagen de un sector privado de la economía incorregiblemente explotador al que le da miedo competir encubriendo a seudoempresarios que reciben toda la protección para entronizar, como se ha entronizado, afectando la capacidad productiva nacional, la economía de puertos.
Es desde los partidos y su dirigencia donde surge, a la calladita, una crítica diferente, hastiados de la perspectiva de un Duverger o un Sartori; es desde los escasos servidores públicos de abolengo y sentimiento patriótico que se plantea la necesidad de superar al régimen para que la administración pública y todo el Estado gane una justa dimensión al permitir que haya sociedad a la cual servir; es desde el comercio, la industria y el mundo financiero formal, estable y confiable, es decir, los que pagan sus impuestos, asediados por la buhonerización injusta de la vida productiva que la hacen pasar por emprendimiento, que trabajan por la prosperidad de Venezuela, dejando que sean los conductores políticos los que orienten al Estado para que vuelva a ser Estado, como universalmente se entiende.
De acuerdo con el estudio elaborado por Link Análisis, a 44,3% de la población le ocupa la organización y dirección, exclusiva o simultáneamente; a 32,8% le preocupa las políticas públicas y las reformas políticas que las propicien; 22,4% está interesada en temas de educación y formación; 19,9% se enfoca en la comunicación y la libertad de expresión; a 18,4%, los derechos humanos, la justicia y la seguridad; 10,9% se preocupa por los temas juveniles y educativos; 8,5%, medio ambiente y cambio climático; 8,5%, actividad física y deporte; 7,5% economía y finanzas; 7,5%, mujeres y LGTBQ+; 7%, salud; 6%, relaciones internacionales; y 6%, reivindicaciones laborales. Un tercio de las personas consultadas se dedica a tiempo completo a las tareas políticas y 32% invierte un poco más de una hora diaria; 66,2% declaró tener un cargo público o de elección popular, siendo 41% de este porcentaje mujeres.
Por consiguiente, por el nivel personal de capacitación, temas y tiempo de dedicación, aunque faltan mayores detalles de la muestra, corroboramos la existencia de una élite política de oposición a tono con la Venezuela actual, y sus aciertos y fracasos que puede ser objeto de un específico estudio, han dependido más del reducido número de las jefatura partidistas ejemplificadas por lo que creó un error garrafal y al mismo tiempo fatal: el interinato. Éste fue expresión de esa élite, se dirá, pero convengamos también que una élite no se forma de la noche a la mañana y la conducta de sus individualidades no compromete al todo. No podemos olvidar que esta élite está principalmente expuesta por todos aquellos que han sido electos en los últimos años, vale decir, no está actualizada, pendiente otros comicios, y, en todo caso, a la que debemos incluir a aquellos que, por una u otra razón, no se han integraron, pero están activos y militantes en la causa por la libertad.
Desde siempre he dicho que insistir, resistir y persistir serían las acciones que nos llevarán a los objetivos. Hemos visto cómo pudimos llegar al día de hoy y realizar con éxito unas elecciones primarias. Pero este análisis y reflexión nos ayuda a retomar un verdadero camino democrático donde todos somos necesarios, tanto las organizaciones civiles como los partidos políticos, para poder así recuperar la democracia, y que todos lleguemos a aportar para la reconstrucción. Sin dejar de entender que la falta de institucionalidad ha sido parte de la destrucción del sistema político Venezolano.
@freddyamarcano