Cualquier balance que hagamos en este año 2023, especialmente este día 3 de diciembre, nos recuerda que nuestros males se han agravado. Sin embargo, como producto de la gran crisis que enfrenta el país, hoy podemos reconocer con propiedad lo que nos ha dañado y concentrar fuerzas para acabar con todo aquello que nos ha perjudicado. Es el ejemplo que recibimos de algunos vecinos, en especial de los argentinos que deciden cambiar los 70 años de peronismo por una búsqueda arriesgada y difícil que los llevará, eso esperamos, a reconstruirse. El ejemplo de Uruguay, hoy considerado como un país capaz de albergar importantes proyectos del mundo dada la confianza que inspira su democracia y el poder de su Estado de derecho. Mucho más lejos el ejemplo de Nueva Zelanda, un país que en un tiempo históricamente breve ha alcanzado con tenacidad y esfuerzo grandes logros. No es un país socialista, es al contrario, un desmentido sobre las falacias antipueblo atribuidas al liberalismo.
Rafael Quiñones nos cuenta en sus valiosos informes periodísticos cómo el gobierno de Nueva Zelanda se ocupa -es su función primordial- de garantizar el bienestar de sus ciudadanos, quienes contribuyen con su esfuerzo y laboriosidad. El gobierno neozelandés respeta a los ciudadanos. Gobernar en ese país significa lograr óptimas condiciones de vida para su gente, sin intentar imponer ideologías extrañas, ni empujar a la población a participar en situaciones conflictivas alejadas totalmente de su bienestar. El gobierno de Nueva Zelanda se ocupa del bienestar de sus ciudadanos, veamos algunos efectos de esta misión, como nos relata Rafael:
“Nueva Zelanda es un país revestido de paisajes montañosos, fastuosos lagos y extensas tierras fértiles. En este paradisíaco escenario insular, nos encontramos con una herencia colonial británica que en las últimas décadas ha logrado avanzar hacia una democracia sólida y un fortalecido Estado de bienestar, donde el ingreso per cápita es de 43.000 dólares al año y el acceso a la salud es universal y gratuito.
Además, Nueva Zelanda forma parte del Commonwealth de naciones y fue el primer país en reconocer el derecho al voto a la mujer en el mundo.
Su sistema de pensiones consiste en que todos reciben una pensión a partir de los 65 años sin importar el monto de sus ingresos. No es una cantidad muy grande, pero es suficiente para subsistir. El último gobierno del partido laborista (1999-2008) introdujo un sistema en el que contribuyes de tu ingreso a la seguridad social y se regresa cuando te retiras, pero la pensión universal se paga de los impuestos.
En Nueva Zelanda se pagan impuestos y en retorno se cubren los servicios de salud pública, las pensiones y el seguro de desempleo. Se tiene un acceso universal a la salud pública. Existe un sistema en el cual, dependiendo del nivel de ingresos de la persona, el gobierno cubre toda la atención médica o solo una parte. Asimismo, el pago de las consultas con doctores particulares es proporcional al ingreso de los ciudadanos e incluso hay personas que tienen un seguro privado de salud, pero la atención hospitalaria es gratuita para todos.
Nueva Zelanda es uno de los países mejor posicionado en la prueba PISA, la cual mide el rendimiento de alumnos de 15 años en áreas temáticas claves y otras como comprensión lectora y ciencias. El sistema de educación pública es financiado por el gobierno a través de los ingresos fiscales, el gasto público de educación es de 18,3% del PIB. En teoría la educación es gratuita para todos desde la básica hasta la media superior, pero en la práctica las escuelas piden a los padres algunas contribuciones , aunque fundamentalmente es un sistema gratuito. En teoría tienen 8 universidades que figuran en los tops mundiales, 5 de ellas entre las 300 mejores”.
Estos son resultados de un país que escogió la democracia y la libertad, que se ocupa del bienestar del ciudadano con respeto a sus ideas y a sus decisiones. Es muy útil para nosotros, los venezolanos sumidos en conflictos creados por un régimen incapacitado para resolver nuestros verdaderos problemas, que aprendamos de los países donde el Estado no es un enemigo sino el fruto de una escogencia ciudadana de su liderazgo, respaldado por la ciudadanía.
Tenemos que empezar por enfrentar la obligación y la oportunidad de buscar un impulso para unirnos, haciendo carne viva lo que más nos duele en estos tiempos. Afincándonos en las heridas que llevamos con nosotros al despertar cada día, en nuestras rutinas, al intentar entretenernos con alguna banalidad cotidiana o alguna restricción de las que impone el gobierno de forma permanente. Por lo pronto, hagamos una lista de aquello que sabemos que hay que resolver y que debe constituir un reclamo para los posibles futuros gobiernos:
- Salvar la infancia abandonada, hambrienta, desescolarizada. Más de 300.000 menores de 6 a 10 años que no tienen posibilidad de acceder a los alimentos necesarios para desarrollar todas sus potencialidades físicas y neurológicas, aprender lo que aspiren vocacionalmente, insertarse en el mundo del trabajo y participar en la creación de riqueza como una de las mejores oportunidades que tiene todo ser humano. Según reporta Caritas, 41% de nuestros niños pasa el día sin comer nada; otros buscan comida en la calle en lugares inapropiados y casi todos comen menos. Susana Raffali declara que el daño causado por la malnutrición crónica será irreversible para los cientos de miles de niños que la están sufriendo. Esto no es más ni menos que el robo del futuro de una generación que verá mermadas todas sus posibilidades de lograr sus sueños, si es que llegan a albergar alguno.
- Abrir oportunidades de regresar a los 8 millones de migrantes que han partido en busca de alguna solución para la miseria de sus hogares, muchos jefes de familia, caminando, sin ninguna seguridad acerca de las oportunidades que podrán encontrar, seres desesperados, hambrientos, dispuestos a soportar todas las tormentas, la violencia, el desprecio de quienes son incapaces de acogerlos y comprender la dimensión de la tragedia de aquel que tiene que abandonar su familia y su país obligado por la miseria y la ausencia de oportunidades de encontrar una respuesta a sus necesidades básicas.
- Crear programas de reinserción para los miles de migrantes que tienen que regresar arrojados por las crisis que azotan sus países de acogida, derrotados, sin respuestas. Recibidos por el régimen como bioterroristas, calificados como traidores a una patria cuyas condiciones los obligaron a tomar la decisión de huir a cualquier sitio que les permitiera sobrevivir. Forzados a cruzar la frontera de regreso en las peores condiciones, secuestrados en cuarentenas sin ninguna consideración humana sobre la situación traumática que han enfrentado en esta dolorosa etapa de migración.
- Atender el problema más grave que enfrenta el país por su trascendencia, la caída casi total del sistema educativo. El fracaso educativo representado por el abandono de la escuela básica, la institución donde comienza la formación de las nuevas generaciones, escuelas en estado de abandono, muchas virtualmente cerradas. Escuelas sin maestros, en ruinas, con escolares asistiendo no más de 2 días por semana. Síntomas de lo que podemos considerar la peor crisis del país.
- La población anciana que depende de una jubilación que no cubre sus necesidades alimentarias ni los cuidados necesarios para su salud. Con pensiones que no representan más de 3 dólares al mes. Maltratados sin piedad por los cuerpos represivos del Estado cuando levantan la voz reclamando la protección que se han ganado en esta etapa de sus vidas.
- Liberar y compensar los presos políticos encerrados en calabozos, sin contacto con familiares y sin ningún tipo de atención sanitaria. Seres cuyos derechos humanos han sido violados sin contemplación por unas autoridades que reprimen cualquier intento de lucha por recuperar la libertad y la democracia. El Foro Penal Venezolano informa que, para el 27 de noviembre de 2023, permanecen 277 venezolanos en condición de presos políticos, 19 mujeres, 147 militares, 138 no condenados
- Las deplorables condiciones de los hogares dirigidos por mujeres solas en situación de pobreza, el Censo de Población y Vivienda 2020, muestra que, a nivel nacional en 33 de cada 100 hogares, las mujeres son reconocidas como jefas de la vivienda, esto significa 11.474.983 hogares. En otros países de Latinoamérica la cifra no llega al 15% del total. Hogares carentes de capacidad protectora de su población infantil, escolar y de los incapacitados para trabajar por situaciones de salud. Hogares que dependen de una bolsa de alimentos CLAP totalmente insuficiente para responder a los requerimientos nutricionales del hogar. los jefes de hogar sin ingresos para alimentar sus familias. Basta decir que el ingreso más bajo de Latinoamérica es el de los venezolanos. La pensión de retiro mensual solo llega a 10 dólares mensuales.
- Venezuela es un país con una urbanización cercana al 94% con un predominio de barrios autoproducidos. La población de los barrios más populosos de nuestras ciudades albergan alrededor de 16 millones de personas, sometidos a las autoridades represivas militares y colectivos paramilitares que ejercen un control desprovisto de respeto a la condición humana, atracados, violados en la miseria, sin agua potable ni electricidad desconectados en su mayoría del trama de servicios urbanos (electricidad, agua, cloacas). Nunca ha sido prioridad para el régimen actual venezolano ocuparse de generar propuestas para integrar los barrios populares a las condiciones de habitabilidad indispensables para vivir y crecer en estas espacios de nuestro territorio.
- Los trabajadores agrícolas, de la industria y el comercio que ven cerrar sus empresas o perder sus puestos de trabajo por la equivocada orientación de las políticas macroeconómicas, la inexistencia de condiciones mínimas para colocar sus productos, afectados directamente por la caída de los ingresos de la población mayoritaria de trabajadores y por la carencia de insumos para producir, condiciones que llevan las empresas al fracaso y al cierre definitivo. Los negocios en quiebra, ante la amenazante perspectiva de bajar la santamaría. Solo quedan cerca de 2.000 empresas en pie de las 12.000 que existían antes del socialismo del siglo XXI.
- Los ciudadanos amenazados y maltratados por los organismos represivos por denunciar la crisis que azota al país en todos sus ámbitos. Los periodistas sin medios de comunicación. La represión ejercida desde Conatel contra la ciudadanía. El cierre de más de 400 medios de comunicación.
Si la situación de estos venezolanos enfrentados a una de las crisis más penosas de Latinoamérica y el mundo no nos duele, nos coloca por debajo de Nigeria, el Congo y Haití, separados de la imagen latinoamericana por la semejanza con los países africanos más pobres del mundo, no es suficiente para promover la unidad en torno a coincidencias que demuestren la potencia de la oposición democrática, entonces estamos perdidos por indolencia, soberbia, ceguera e ignorancia.
El liderazgo tiene la enorme tarea de recuperar la senda de la democracia y la libertad, enfrentar los problemas de fondo de nuestra sociedad, lo cual significa convertir al Estado venezolano en una real institución al servicio del ciudadano. Es un error trocar la institucionalidad del Estado en nuestro enemigo, la gran tarea es lograr que el Estado se constituya con base en la decisión ciudadana, que actúe como el ejemplo de Nueva Zelanda, enfocado en lograr el mayor bienestar, paz y libertad ciudadana. El Estado oprime y roba si lo dejamos. Un presidente latinoamericano repite la frase: Cuando nadie roba, los recursos siempre alcanzan. Estas son las verdaderas tareas de un gobierno legítimo.
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