Las sombras del mañana

“no solo el pasado echa sombras,

también el mañana”

Norbert Lechner

Tomo prestado el título del último trabajo de Norbert Lechner para hacer un ejercicio de lo que enfrenta María Corina Machado a partir de su triunfo en la primaria del pasado 22 de octubre.

La primaria tuvo la virtud de volver acercar la política a la sociedad. En este acercamiento desempeñó un papel central el sentimiento que María Corina Machado ha despertado en la gente después de múltiples frustraciones.

La gente salió de sus casas, tomó la calle, conjuró sus miedos que el régimen siempre produce cuando moviliza sus huestes motorizadas, conjuró la desconfianza que ciertos sectores de la oposición le producen, conjuró esa especie de imperativo que la mala gestión de gobierno ha marcado su vida cotidiana, como es la gestión de su día a día y decidió a no “esperar más a que el destino nos alcance” y le devolvió a la calle su condición de realidad y no de mera metáfora.

Pero no todos ven y no todos escuchan la dimensión de lo que se ha producido. Por ejemplo, el primero, de los que ignoraron el impacto de lo sucedido el domingo 22 de octubre fue el candidato de AD, Carlos Prosperi, quien con insistencia necia se dedicó a crear un manto de dudas sobre las primarias, sobre la CNP y sobre la contundencia del resultado que se venía, argumentos que seguramente serán usados (y ya lo son) por los que desde ahora van hacer hasta lo imposible por desconocer los resultados, a pesar de que con ello contravienen lo acordado y firmado en Barbados.

Otro ejemplo ha sido la intervención de Henry Ramos, que estuvo lleno de luces: reconoció el triunfo de la Sra. Machado, y contundentemente dijo: “Si nos llama la apoyamos; si no nos llama, también la apoyamos. Porque ella es la candidata de la unidad”. Aimque también tuvo sombras: “Pero, hemos elegido una candidata, no a la líder de la oposición, hay más líderes. Cada partido tiene sus líderes”. Ramos parece no ver ni escuchar que lo que, también, quedó evidenciado con la Primaria, es que ese liderazgo, quedó deshilachado, sobrepasado en su propia validez, porque, precisamente quien ganó fue la que con más fuerza ha criticado ese liderazgo.

Además, esa es una decisión que no puede sentenciar Ramos ni nadie, pues esa es una decisión que recae en el verdadero sujeto: el ciudadano. Y esto es interesante, pues mientras los partidos sobrevaloraron el peso de la maquinaria, subestimaron al actor que María Corina Machado invocó e interpeló. Ella, a diferencia, por ejemplo, de Capriles y luego Prosperi, que interpelaron al mismo sujeto que Chávez y el chavismo han manoseado en los últimos 30 años: “el pueblo”.

La Sra. Machado le dio el nombre con el que la democracia lo ha bautizado: “el ciudadano” y esa es una diferencia importante.

Sin lugar a dudas, esa última sentencia de Ramos pesa mucho, la experiencia nos indica que cada liderazgo que ha emergido, la propia oposición, junto con el régimen se ha encargado de fagocitarlo, encapsularlo y destruirlo. Esperamos que esta vez, la sensatez y los principios se impongan sobre la mezquindad.

Por último, María Corina se va a enfrentar a su enemigo más fuerte: el régimen.

Ya ha comenzado. Lo hace, con el de siempre: Diosdado Cabello, el presentador oficial de los consabidos montajes, utilizados en un sinnúmero de veces, que le ha servido, al régimen, para eliminar diputados legítimamente electos, perseguir opositores y meter presos a quienes piensan distinto.

También ha hablado la pareja presidencial, Cilia Flores y Maduro, rabiosos y asustados. Ella, travestida de Rosario Murillo, utilizando, la argumentación ofrecida por Prosperi, habla de fraude electoral, como delito que debe ser investigado por las autoridades y subrayando la importancia de su CNE, dirigido, por uno de sus más fieles afectos, Elvis Amoroso, conocido como “El Inhabilitador”, sugiriendo por donde van a enfilar las baterías para emprender lo que siempre han hecho, desacreditar primero y luego tratar anular, en este caso, la Primaria.

Por su parte, Maduro, para no perder su condición de pareja de su pareja está a punto de convertirse en Ortega, su par de Nicaragua, y ha verbalizado, insustancial, como casi siempre, observaciones infantiles: “Donde están los 8 millones que la propaganda ha dicho que ha emigrado, donde, ¿dónde están?, pues solo votaron, dice Eugenio Martínez, sesenta mil”.

Faltan los hermanos Rodríguez, pero ya aparecerán.

Así que María Corina Machado se enfrenta a un mañana lleno de sombras, que solo el ciudadano que la acompaña puede vencer.