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Las ruinas de una revolución

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La verdad de un hombre es lo que oculta. Quizás por eso se inventó el lenguaje, para ocultar el pensamiento. Dicho esto; los días están pasando muy rápido, ya falta casi nada para las elecciones en Venezuela. Y al pasar los días, vemos a un Maduro desesperado, vemos al presidente del PSUV, Diosdado Cabello, con su verbo rústico haciendo campaña donde la convocatoria es pobre. Venezuela ha vivido estos 25 años entre mitos, mentiras y robos. Somos testigos de cómo el deterioro del país ha llegado a su máxima expresión, la destrucción de los servicios públicos, la destrucción de la moneda son los logros claves de esta “supuesta revolución”. Vemos al hijo mayor de Chávez, es decir, Maduro, en una supuesta campaña electoral pasando en carros a toda velocidad y las personas gritan, no aclamando su llegada, sino pidiéndole agua o luz.

La facultad de mandar, aparte de construir una gran fuerza creadora, puede ser diabólica. Si los habitantes de Tucupita saben que Maduro está perdido, ¿no lo deben saber ellos? De allí, viene la gran preocupación por parte del régimen. No saben qué hacer, y el discurso por parte de Maduro y sus acompañantes está vencido y esfumado para siempre. Tienen que entender que todo tiene su final, que todo ese proyecto llamado «La revolución del siglo XXI» fracasó, y es hora de aceptar que están derrotados. Tiene que aceptar que el país se cansó de mentiras, mediocridades; el país se cansó de los enemigos imaginarios de “la revolución”. El país se cansó del enriquecimiento descarado de hombres que antes de ayer eran unos pelafustanes y ahora tienen escoltas, carros de lujos y mansiones en las mejores zonas de Caracas. El venezolano se ha cansado y eso lo tienen que aceptar e irse preparando para la salida, democrática, pero sobre todo pacífica.

Gracias a los teléfonos inteligentes podemos ver en cualquier parte del mundo cómo María Corina Machado está recorriendo el país y, además, vemos cómo las multitudes son genuinas, no hay montaje, no hay trucos de cámaras. Vemos al señor Edmundo González desmintiendo una y otra vez que padece de alguna enfermedad, una enfermedad imaginaria que se ha inventado al régimen para atacarlo. Como no tiene ningún argumento para atacar a González Urrutia, se inventan cualquier estupidez que les pase por la cabeza. Vemos a Edmundo González convencido y ha confesado en los medios de comunicación que no está arrepentido de haber aceptado el reto, que ahora se siente más entusiasmado; cosa que me llena de optimismo, ya que en un país donde hay hombres jóvenes, hijos de esta revolución que no trabajan, que Edmundo González con su edad esté trabajando para lograr un cambio en Venezuela, quiere decir que todo no está perdido en la sociedad venezolana.

¿Qué puede pasar si sale Elvis Amoroso el 28 de julio diciendo que Maduro ha ganado?

Esa es la pregunta que algunos venezolanos se hacen afuera y adentro del país; otros menos positivos dicen: «Nada va a pasar en Venezuela, Maduro se va a robar las elecciones, ya tiene todo planificado». No sé qué pueda pasar si Elvis Amoroso y Maduro se atrevan a cometer ese fraude tan descaradamente, pero lo único que sé es que si Maduro y su combo se quedan hasta el 2030, la única manera de salvar al país sería disolviéndolo, porque estoy seguro de que saldría algo mucho mejor de las ruinas que dejaría esta “revolución”.

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