OPINIÓN

Las reglas del streaming y el cine están a punto de cambiar

por Aglaia Berlutti Aglaia Berlutti

Scarlett Johansson presentó una demanda contra Disney debido a las pérdidas que le supuso el estreno simultáneo de Black Widow en cine y en streaming. Se trata de un caso inédito que abre la puerta no solo para otras demandas, sino para una pregunta que preocupa a los fanáticos. ¿Qué tanto afecta el movimiento legal la integridad de la franquicia Marvel? ¿Habrá un futuro enfrentamiento entre estudios y actores por la llegada del streaming como alternativa a la sala tradicional?

La demanda de la actriz Scarlett Johansson contra Disney no es un hecho aislado, fortuito o accidental. Se trata de la inevitable reacción a una serie de situaciones cada vez más incómodas entre actores y estudios, con un resultado complejo.

Por ahora, la decisión de Johansson parece abrir la caja de Pandora de un fenómeno que no culminará con su caso en cortes. Hay rumores consistentes de que Emma Stone y Emily Blunt están considerando una acción parecida. La decisión de equiparar los estrenos de cine y streaming parece haber causado un cisma complicado de resolver.

En especial, cuando los actores y actrices comienzan a comprender que es muy poco probable el regreso en pleno a las pantallas en cine. En varios países, la variante delta del coronavirus está provocando que las medidas de bioseguridad se hagan de nuevo muy estrictas. Un hecho que, sin duda, impactará en el retorno a salas. Y en especial, en cómo se percibe el panorama cinematográfico bajo el impacto de la emergencia sanitaria.

Resulta complicado predecir lo que pueda ocurrir a mediano o a largo plazo con la exhibición en cine. En la actualidad, el streaming continúa siendo la mejor opción para evitar pérdidas sustanciosas en producción y recaudación neta. Es más que probable que los estrenos mixtos contienen siendo la norma.

Una situación que provocaría la reformulación de contratos estandar con más de dos años de duración. Y además, que de ahora en adelante, los estudios deberán en tomar el margen de ganancia en las diferentes plataformas, a la hora de negociar con el talento.

De pronto, parece que el panorama de las relaciones entre actores, actrices se ha vuelto impredecible. Una situación que podría afectar las decisiones de los estudios al momento de decidir si grandes estrenos llegarán a streaming. Eso, en medio de un escenario cada vez más complicado, duro y volátil de la industria cinematográfica.

La moneda de la discordia entre los grandes nombres y los estudios: las plataformas online

Hace más de un año, Warner Media dio el primer paso para equiparar el cine tradicional al streaming. El estreno simultáneo en salas y en la plataforma streaming HBOMAX de las películas más esperadas del estudio, sacudió los cimientos de la industria. De inmediato, hubo reacciones airadas.

Christopher Nolan fue una de las voces más conocidas que se quejó de lo que consideró una maniobra que afectaba el regreso al cine. También hubo comentarios preocupados de Denis Villeneuve, director de la esperada Dune y de Patty Jenkins. Tanto uno como la otra, expresaron sus inquietudes sobre el futuro del cine pensado para salas y también, la producción en conjunto.

Hasta ahora, el resultado de la decisión de Warner Media ha sido mixto. Lo mismo que la experiencia de Disney +, que poco después del anuncio del primero, decidió estrenar Mulan bajo el mismo esquema. El remake del clásico animado tuvo un rendimiento decepcionante tanto en salas como streaming. Y, de hecho, el estudio todavía no ofrece cifras claras sobre lo ocurrido con la película.

No obstante, el caso de Black Widow es especialmente preocupante. La película es la primera del Universo cinematográfico de Marvel en estrenarse en cines después de la pandemia. Y aunque la franquicia ha mantenido el interés del público con sus series en Disney +, el regreso al cine es prioritario.

Hubo algunos comentarios sobre si la decisión de estrenar Black Widow de Cate Shortland era la correcta. Después de todo, se trataba de una película basada en un personaje ya fallecido en la franquicia. Técnicamente, no aportaba información a la esperada fase cuatro. Mucho más, cuando la llegada a la pantalla grande había sufrido varios retrasos sucesivos.

Pero al final, Marvel decidió que sería la despedida a uno de sus personajes emblemáticos, la puerta a las nuevas historias que se extenderán a mediano plazo. El experimento tuvo resultados tibios. La película logró una recaudación de 80 millones de dólares.

Pero en su segundo fin de semana, tuvo una pérdida colosal de audiencia y taquilla. De hecho, tiene el dudoso honor de convertirse en la película con peor fin de semana desde que Marvel comenzó su exitosa saga.

No obstante, su estreno inmediato en Disney + logró solventar las pérdidas. De hecho, el propio estudio reveló que la cinta recaudó 60 millones de dólares gracias al acceso premium a la plataforma online. Como la cuarta película en llegar al servicio al mismo tiempo que el cine, Black Widow se convirtió en un éxito considerable bajo el formato.

Según la demanda de Johansson “Disney indujo intencionalmente a Marvel a quebrantar el acuerdo, sin justificación”, una afirmación que deja entrever problemas contractuales. El libelo también afirma que la acción terminó “impidiendo a la señora Johansson lograr todo el beneficio del acuerdo”. El The Wall Street Journal, que detalló las condiciones de la denuncia en cortes, deja claro que la actriz reclama su inclusión en las ganancias.

La gran pregunta que plantea el caso de Johansson y su posible resultado es obvia. ¿Qué ocurrirá con las futuras películas de Marvel a estrenarse? De hecho, más amplio aún. ¿Qué ocurre con las relaciones entre actores, actrices y estudios con contratos que no establecen la fase de ensayo y error del sistema mixto? Es probable que Hollywood deba enfrentar una situación sin precedentes para las que hay pocas opciones reales.

A un paso del desastre: De Black WidowDune

En julio, el presidente de Marvel Studios, Kevin Feige, comentó en una entrevista a The Hollywood Reporter que los contratos del estudio habían cambiado. De ser vínculos legales con años y múltiples películas, los contratos se reducirían a cortos acuerdos. De hecho, Feige dejó claro que sería el esquema en todas las producciones siguientes.

“Ahora (los contratos) serán variables. Variarán de proyecto a proyecto, de elenco a elenco. Realmente, lo que queremos ahora son personas que se sumen, que se emocionen con el universo, que vean la oportunidad de crear más cosas. En lugar de estar encerrados con obligaciones contractuales”.

Por supuesto, aunque parezca un gesto de generosidad, fue quizás el anuncio de lo que después sucedería con Johansson. Es evidente que Marvel comienza a plantearse la posibilidad de renegociar actuaciones puntuales de su multitudinario elenco. Lo que podría significar que de ahora en más, los elencos deberán negociar su participación en películas específicas y no su permanencia en la saga.

¿Tiene relación la decisión con los cambios en los esquemas de estrenos? Hasta ahora, el tema sobre los salarios en Marvel ha sido debatido de forma discreta. Aunque, por supuesto, es evidente que a medida que la franquicia aumentó en popularidad y poder, sus actores comenzaron a tener contratos con mayores beneficios.

Mucho más complicado aún resulta el hecho de que el estreno en salas y las ganancias en streaming todavía son un terreno incierto. Algo parecido a lo que atraviesa Marvel podría producirse en medio del posible éxito de Dune de Warner, futura duología. ¿Cómo negociará el estudio con los actores las ganancias en streaming sobre contratos redactados cuando la posibilidad era remota? ¿Qué espera en adelante a los actores en series limitadas o por temporadas?

Scarlett Johansson ha hecho más que comenzar un juicio histórico. Quizás también cambió el rostro de Hollywood a puertas cerradas.