Crecí convencido de que el Esequibo o Zona en Reclamación es nuestro. Llamado así porque cabalmente es nuestro y por ello Venezuela mantenía una legítima reclamación desde hace mucho tiempo.
La Guayana Esequiba, un paraíso diplomático al borde del río Esequibo, históricamente discutido y hasta peleado por los venezolanos a Guyana, país que en el siglo XVII administrado por Gran Bretaña le arrebató la administración de este territorio.
Se dice que se trata de una de las zonas en conflicto más controversiales del mundo. Y ello es así porque es un fértil y valiosísimo pedazo de tierra, cuyo tratamiento debe ser abordado con objetividad, diplomacia y sobre todo, la convicción de que se trata de un territorio venezolano.
Si recurrimos a la época de la colonia europea en América Latina, pareciera –para algunos– que Venezuela se «dejó quitar» abruptamente un trozo de su mapa.
Venezuela se empezó a consolidar como una nación –se sabe- independiente del yugo español en el año 1810–. Las luchas política, territorial y social acabó con batallones enteros y aun así, se alcanzó la libertad. No obstante, después de pasado el ventarrón de las batallas y culminada la guerra, se imponía la necesidad de delimitar al país con sus vecinos. Todo un conflicto político.
Según el artículo 10 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, el territorio del país es el mismo que se definió cuando se constituyó la Capitanía General de Venezuela.
Artículo 10. El territorio y demás espacios geográficos de la República son los que correspondían a la Capitanía General de Venezuela antes de la transformación política iniciada el 19 de abril de 1810, con las modificaciones resultantes de los tratados y laudos arbitrales no viciados de nulidad.
Conviene aludir al llamado Acuerdo de Ginebra, cuya celebración no tuvo pocos adversarios y amigos que aprobaron su firma. Abundante bibliografía hay al respecto, y muy especialmente los diarios de debates parlamentarios que su formalización suscitó.
Conforme con el doctor Pedro José Lara Peña, recio hombre de leyes, prestigioso litigante, vertical ciudadano que en vida defendió con ardor la postura que negaba entregar territorio venezolano a nadie en las negociaciones sobre la demarcación de nuestra propia geografía:
“El Acuerdo de Ginebra podrá considerarse lo más inconveniente que se quiera: es materia opinable por distintas razones. Pero nunca puede llevarse esa opinión adversa al extremo de considerar que ese acuerdo implica una renuncia o una pérdida de las acciones jurídicas que Venezuela tiene, en el caso guayanés. La más elemental prudencia aconseja silenciar esas opiniones extremas. Primero, porque no son ciertas. Segundo, porque son dañinas a la patria” (El Universal, 08/08/68).
El Dr. Pedro José Lara Peña señalaba que el Acuerdo de Ginebra es una obra maestra del imperio inglés, “es una rosca aislada en la que gira un tornillo sin apretar jamás”.
Ahora bien, el socialismo del siglo XXI (Manuel Caballero lo tildaba de “tripaflojismo”), que no se cansa de insultar a la oposición (ya son más de 21 años), al capitalismo, y no deja de proferir ofensas: “Escuálidos burgueses, sátrapas, lacayos, oligarquía, pitiyanquis” y otras más de parecida naturaleza, ha querido instaurar una posición ideológica frente a la reivindicación de la Guayana Esequiba. ¿Entonces, quiénes son los apátridas?
Expertos y estudiosos del tema, que son muchos, sostienen que desde hace más de veinte años el régimen ha desconocido abiertamente:
1.- El uti possidetis iure impulsada por el Libertador Simón Bolívar.
2.- La usurpación de los territorios al oeste del río Esequibo por parte de los ingleses a partir de 1840.
3.- El fraude, chantaje y la coerción a la que fueron sometidos los árbitros estadounidenses que representaron a Venezuela ante el tribunal arbitral de París en 1899.
4.- El memorando póstumo de Mallet Prevost, dictado el 8 de febrero de 1944 ante el Juez Otto Shoenrich, para ser publicado a su fallecimiento.
5.-Los artículos 7° y 10° de la Constituciones de 1961 y de la actual, respectivamente, que fijan los objetivos geopolíticos permanentes de Venezuela, en referencia a los territorios ubicados al oeste del río Esequibo, conocidos como la Zona en Reclamación o Guyana Esequiba.
6.- El Acuerdo de Ginebra del 17 de febrero de 1966.
7.- La nota diplomática que el gobierno nacional en representación del país emitió el 26 de mayo de 1966, al reconocer al nuevo Estado de Guyana.
“…por lo tanto, Venezuela reconoce como territorio del nuevo Estado, el que se sitúa al este de la margen derecha del río Esequibo y reitera ante la comunidad internacional, que se reserva expresamente sus derechos de soberanía territorial sobre la zona que se encuentra en la margen izquierdo del precitado río; en consecuencia, el territorio de la Guayana Esequiba sobre el cual Venezuela se reserva expresamente sus derechos soberanos, limita al Este con el nuevo Estado de Guyana, a través de la línea del río Esequibo, tomando éste desde su nacimiento hasta su desembocadura en el océano Atlántico…”
Y para más INRI, el mismo “gobierno revolucionario bolivariano y socialista del siglo XXI”, escandalosamente ha permitido que algunos organismos como ministerios, institutos autónomos, juntas comunales así como en las instituciones privadas, publiquen libremente y con evidente y supina demostración de ignorancia, el mapa de Venezuela sin la Guayana Esequiba o Zona en Reclamación.
Esto último contraviene, a su vez, una resolución ministerial que señala desde 1964: “No se imprimirá, ni circulará en Venezuela, mapa o carta alguna del país, sin incluir la Guayana Esequiba o Zona en Reclamación”.
El nombre o designación de territorio Esequibo se ha escogido en Venezuela para designar el área geográfica de Guayana que actualmente ocupa la República de Guyana, área reclamada anteriormente por Venezuela a Inglaterra como potencia colonial y posteriormente al vecino país de Guyana como causahabiente de aquella potencia.
Con base en esta definición, desde mis profanos conocimientos diplomáticos, me sumo al reclamo colectivo de todos los venezolanos que aspiramos con absoluta y probada legitimidad a la reivindicación de dicho territorio.
Así las cosas, no solo quiero las rayitas de mi mapa, sino también y de manera efectiva el territorio que nunca ha debido ser arrebatado ni usufrutuado a Venezuela, el cual debe ser devuelto, agotados sean todos los recursos, los medios y las vías.