Donald Trump tomará posesión el próximo 20 de enero. Es altamente probable que la mayoría republicana en el Senado (53-47) ratifique todos los candidatos a encabezar ministerios que ha elegido la Casa Blanca. Los que tenían deficiencias están tranquilizando a los senadores republicanos.
En el futuro gabinete del magnate neoyorquino hay un senador federal, dos gobernadores y dos congresistas federales. El senador Marco Rubio (Exteriores), los gobernadores Doug Burgum (Interior) y Kristi Noem (ministerio de Seguridad Nacional) y los actuales congresistas Mike Waltz (consejero de seguridad nacional) y Elise Stefanik (embajadora ante la ONU) ya tenían buenos empleos. A los multimillonarios que liderarán ministerios se les reprocha conflicto de interés. No sucederá con la figura de un fideicomiso ciego. El fideicomisario goza de completa independencia y discreción para gestionar los activos del empresario. Se debe recurrir al fideicomiso ciego en los siguientes casos: Howard Lutnick, presidente de Cantor Fitzgerald, para ministro de Comercio; Scott Bessent, director de Key Square Corporation, para ministro de Finanzas; Chris Wright, presidente de Liberty Energy, para ministro de Energía.
Trump debe empezar con medidas de fácil aplicación. Expulsar a los inmigrantes ilegales que hayan cometido delitos no será polémico. Pero hay que encontrar destino para dichas personas. La Casa Blanca probablemente amenazará – cómo ha hecho con México– con imponer aranceles a los países que no acojan a sus ciudadanos expulsados. Vivek Ramaswamy y Elon Musk se proponen recortar 200.000 millones de dólares de gasto federal. Hay muchos programas innecesarios y burocracia redundante. Un objetivo fácil son las iniciativas para imponer «diversidad», derechos LGBTQ y otras obsesiones de la izquierda en la maquinaria gubernamental.
Dichos y otros recortes facilitarían la prórroga de la reforma fiscal aprobada en 2017 durante el primer mandato de Trump. Muchas reducciones de impuestos de la reforma se extinguen en 2025. La Oficina Presupuestaria del Congreso (CBO) proyecta que renovar las disminuciones de la reforma sumarían 4,6 billones al déficit presupuestario durante la próxima década.
Desde 2018 Estados Unidos ha encabezado la producción de barriles de petróleo crudo. En 2008 solamente fue 5 millones de barriles diarios (b/d). En 2009 empezó la utilización del fracking y técnicas de perforación horizontal. Nuevas explotaciones en las Dakotas, Nuevo México y Texas occidental situaron en 2023 el promedio diario en 12,9 millones de b/d. Fue el máximo en la seria histórica de Estados Unidos y mundial. El año pasado Estados Unidos también exportó un récord histórico de 4,1 millones b/d. Europa con 1,8 millones b/d superó a Asia (1,7 millones b/d) y Oceanía (1,7 millones b/d) como primer destino del crudo estadounidense. Similarmente, creció su producción de gas natural por tercer año consecutivo. Estados Unidos exporta gas natural desde 2017, y sus ventas de GNL a Europa han permitido remplazar el ruso. Trump quiere retomar la construcción de otro ramal del gasoducto Keystone XL. Chris Wright preside la segunda empresa de fracking de Estados Unidos y también quiere potenciar la nuclear.
Otro ascenso sustancial en la producción y exportación de hidrocarburos a sus aliados permitiría a Trump negociar un final de la guerra en Ucrania desde una posición de fuerza. La producción rusa se ha estancado en 10,8 millones de b/d a pesar de la rebaja en su precio. La OTAN debe suministrar a Ucrania decenas de tanques y cazas para que recupere territorio. Ucrania debe incorporarse a la UE, pero no a la OTAN. La UE puede otorgarle una garantía de seguridad. Kiev debe convertir el ruso en idioma oficial y fomentar el aprendizaje, literatura y medios en dicho idioma. El Donbás debe gozar de la máxima autonomía y Crimea permanecer en Rusia. La ONU podría supervisar una retirada gradual de las tropas rusas.
El final de una guerra que Ucrania no puede ganar debilitaría los crecientes lazos comerciales y de inversión de Rusia con China, India, Brasil y Turquía. La coalición occidental de Estados Unidos, UE, Reino Unido, Canadá, Japón, Corea, Australia y Taiwán podría concentrar su cooperación para contener a China, la mayor amenaza geopolítica y tecnológica.
Artículo publicado en el diario La Razón de España