OPINIÓN

Las primarias ¡un popurrí!

por Jorge Ramos Guerra Jorge Ramos Guerra

primarias

Visto el «copia y pega» de las primarias norteamericanas a lo venezolano, consideramos que estas han resultado en todo nuestro tiempo republicano un popurrí en su máxima expresión, un término que proviene del francés pot pourri que significa «olla podrida» en referencia al puchero.

Sobre esos particulares, en la colección del Pensamiento político venezolano del siglo XIX abunda la historia de las elecciones primarias que, para tener una idea, nos remite a una carta al Colegio Electoral de Caracas, de fecha octubre 7 de 1838, por el señor Tomás Lander, representante de unos electores. «Considerando el deber de dar cuenta a ustedes de los esfuerzos que hice para que las elecciones fuesen felices y de los inconvenientes que encontré. Llamo yo elecciones felices a aquellas en que resultan preferidos hombres dignos y capaces y de defender todos los derechos de todos los venezolanos. Y llamo yo elecciones fatales aquellas en que resultan preferidos, en la generalidad o con pocas excepciones, hombres indignos o incapaces de defender todos los derechos de todos los venezolanos; y hoy me dedico a detallar a ustedes lo que hice, lo que vi en los partidos. No debo callar lo que oí o supe lo que decían algunos electores… Mis amigos me dijeron que lo que allí se vio fue un comercio de engaños y de burlas. Hubo cerveza, pavo, jamón, etc., después quiero el partido político del señor gobernador que exploró, o creyó haber explorado, a los otros partidos. ¡Lindo modo de manifestar respeto y consideraciones a los señores electores de la provincia!”.

Las precedentes citas no requieren explicación y nos remite a la célebre Convención copeyana en el Radio City de Caracas el año 1972 con el «delegado del maletín», todo un popurrí.

Luego, vendrían las inéditas «primarias» de Acción Democrática y los Colegios electorales del mismo partido sin traumas internos, porque no es cierto, que el proceso interno de 1967 fueron unas primarias, sino elecciones para elegir directivos hasta culminar con la Dirección Nacional, lamentablemente identificadas con las personas de Gonzalo Barrios y Prieto Figueroa, dividiéndose el partido.

Ahora, el drama de las primarias de este 2023 es el mismo de las últimas décadas del siglo XIX con una lluvia de aspirantes que, a juicio del periódico El Diablo Asmodeo (abril 24 de 1850), era necesario reformar la Constitución para que el cargo de presidente “dure solo un mes y sea elegido en turno por la suerte, esto es más cónsono con la igualdad y con el principio alternativo” y en la búsqueda de un candidato ideal dice: “Y se me ocurre una idea y a nadie le ha venido a las mientes: nadie hasta hoy ha pensado en proponer un obispo u otro eclesiástico como candidato, y tal vez un santo varón de este gremio sería el más a propósito para conciliar los partidos restituir la paz y aplacar los odios”.

De manera que, al promoverse de nuevo, elecciones primarias para escoger una candidatura unitaria opositora, que pueda derrotar con inobjetable contundencia al régimen militarista, con el objetivo de rescatar la democracia, en medio de una campaña electoral respetuosa y exponer salidas viables para tan ardua tarea, nada mejor que, una elección primaria.

Lo contrario, es hacerle el juego al régimen como en el tiempo de don Tomás Lander y a tenor de la propuesta del «Diablo Asmodeo» se postule al jesuita Luis Ugalde.

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