OPINIÓN

Las posturas y escenarios educativos en Venezuela

por Pensar Educativo Pensar Educativo

Por Evelin del Valle Rivas

Actualmente discernir sobre las distintas posturas educativas y pedagógicas equivale a una compleja labor debido a la dimensión que subyace en sí misma. Cabría preguntarse si realmente existen discursos o líneas de pensamiento que nos acerquen a un análisis del panorama del sistema educativo venezolano en sus diferentes alternativas o propuestas, y si estas reúnen las condiciones apropiadas o bien si son ideas dispersas, inacabadas, desprovistas de referentes pedagógicos, educativos y sin una base política, social que los sustente.

En consecuencia, uno de los principales problemas afrontados por la educación venezolana es la falta de criterios que permitan dilucidar y proyectar una serie de alternativas a fin de mejorar el quehacer educativo sobre la base del desarrollo tecnológico, científico y en el campo de las ideas, siendo hoy un debate a nivel internacional.

Por tanto, la sociedad actual requiere de los recintos educativos que propicien la formación de estudiantes críticos a partir de la consolidación de los conocimientos y aptitudes básicas que debe brindar el sistema educativo, indispensables para comprender las situaciones del entorno social donde se desenvuelven, lo que implica un compromiso auténtico para todas aquellas personas que tienen a su cargo la conducción del proceso, es decir, los docentes.

En atención a la problemática expuesta, se observa un modelo educativo deteriorado, causado por un grave encasillamiento, desmejora o en resumidas cuentas un total fracaso. Sin embargo, a los gerentes que promulgan un enfoque «socialista», al parecer no les interesa un abanico de opciones alternativas hacia el progreso, en virtud de representar una amenaza hacia sus principios filosóficos decadentes, sí los comparamos con otros modelos de gestión a escala mundial.

El sistema educativo venezolano se encuentra inmerso en vicios, como producto de una cadena de decisiones políticas con fundamentaciones absurdas y completamente desligadas del contexto socioeducativo. Evidentemente que estos cambios han desviado el sentido o esencia de la educación, con un trasfondo político-anárquico, ocasionando nudos críticos difíciles de contrarrestar, denotándose en las brechas de la práctica docente, sin el debido seguimiento y evaluación de las políticas instauradas.

En nuestro país se observa un escenario de confrontación entre posturas o corrientes de pensamiento, percibiéndose un nivel de vulnerabilidad influenciada por elucubraciones sojuzgadas que conllevan una distorsión del sentido real de la crítica constructiva, la reflexión y la visión del mundo, siendo éstos, elementos claves para la valoración del contexto social.

Por consiguiente, valorar el modelo educativo actual en los ámbitos académicos es de vital importancia para revisar, comparar, diferenciar y en su defecto clarificar dos interrogantes básicas: dónde estamos y hacia dónde vamos; en otras palabras, realizar un análisis crítico-reflexivo sobre las premisas instauradas y éstas a su vez, confrontarlas con el devenir histórico que ha marcado la sociedad y transcendido en el crecimiento o desmejora del país, precisamente sobre lo que llamamos conciencia histórica.

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