El inicio de 2024 ha estado marcado por una ola de pronósticos cada vez más pesimistas para la economía de China. Mientras que el gobierno chino sigue siendo optimista, el Fondo Monetario Internacional proyecta que el crecimiento del PIB se desacelerará a 4,6% este año, con respecto a 5,4% en 2023. Por otra parte, se espera que las pérdidas del mercado bursátil chino continúen después de que los precios de las acciones cayeran a su nivel más bajo en cinco años.
Sin embargo, las perspectivas económicas de China son más alentadoras de lo que parecen. Si bien el gobierno todavía tiene que publicar su propia perspectiva para 2024, la mayoría de los economistas chinos espera que fije una meta de crecimiento anual de 5%. Frente al desempeño económico mejor de lo esperado de China en 2023, creo que un crecimiento de 5% es necesario y factible.
El consumo fue el motor principal del crecimiento chino en 2023: representó el 82,5% del incremento del PIB. El gobierno chino no ha dado a conocer sus cifras de consumo finales, pero las ventas minoristas de productos de consumo social son una referencia útil. Esas ventas aumentaron 7,2% el año pasado, lo que refleja una recuperación del gasto de los consumidores después de una caída en 2022. Pero parece poco probable que se pueda sostener esta dinámica de crecimiento, y muchos economistas chinos esperan una desaceleración del consumo importante en 2024.
Afectado por una demanda global más débil, el crecimiento de las exportaciones netas de China cayó 1,3% en términos de RMB en 2023. Dado que es poco probable que la perspectiva económica global mejore en 2024, es razonable esperar que la contribución de las exportaciones netas al crecimiento del PIB de China sea mínima. En consecuencia, para alcanzar una meta de crecimiento del PIB de 5%, el crecimiento de la inversión debe aumentar significativamente. Sin embargo, la inversión en activos fijos (IAF) de China, un indicador de la formación de capital, subió solo 3% en 2023, comparado con 5,1% en 2022.
La IAF consiste en tres categorías primarias: manufactura, bienes raíces e infraestructura. Dentro del sector manufacturero, varias industrias experimentaron un crecimiento significativo en 2023, ya que las inversiones en maquinarias y equipos eléctricos, instrumentos y medidores, automóviles y alta tecnología aumentaron 34,6%, 21,5%, 17,9% y 10,5%, respectivamente. Pero el incremento general en inversión en manufactura fue de apenas 6,3%, comparado con 9,1% en 2022. Por su parte, la inversión en bienes raíces cayó 9,1% en 2023 y, a pesar de señales de mejora, todavía se espera que baje este año.
Si la inversión en manufactura no aumenta de manera significativa, y la recuperación de las inversiones en bienes raíces sigue siendo insignificante, un cálculo aproximado -basado en datos disponibles y bastante inconsistentes- indica que la inversión en infraestructura tendría que crecer más de 10% para compensar la caída del crecimiento del consumo. Dado que la inversión en infraestructura creció apenas 5,8% en 2023, lograr un crecimiento de dos dígitos plantea un desafío importante.
De todos modos, el hecho de que la economía china esté atravesando un período cuasi-deflacionario, con el índice de precios al consumidor y el índice de precios del productor en territorio negativo, les permite a los responsables de las políticas introducir un estímulo fiscal significativo para impulsar el crecimiento económico sin tener que preocuparse por la inflación, al menos en el corto plazo.
Considerando estas presiones deflacionarias, el Banco Popular de China (PBOC) debería distender su política monetaria y fijar su meta de inflación en 3-4%. Al reconocer la endogeneidad de la oferta monetaria, el PBOC debería poner un mayor énfasis en las tasas de interés como herramienta macroeconómica de corto plazo, en lugar de dirigir los recursos financieros hacia industrias y empresas específicas.
La inversión en infraestructura sigue siendo el instrumento más efectivo del gobierno para estimular la economía cuando la demanda es débil. Si el gobierno encontrara dificultades para financiar la inversión en infraestructura a través de la emisión de bonos soberanos, el PBOC podría implementar su propia versión de alivio cuantitativo y comprar deuda gubernamental en el mercado abierto.
Contrariamente a los argumentos de algunos economistas, China no lidia con una inversión en infraestructura excesiva. De hecho, el país todavía tiene una importante brecha de infraestructura que deba cerrar, especialmente en áreas críticas como la atención médica, la atención de las personas mayores, la educación, la investigación científica, el desarrollo urbano y el transporte. Sus instalaciones públicas no están a la altura de las de los países desarrollados y hasta están rezagadas respecto de algunas economías en desarrollo.
Sin duda, la inversión en infraestructura tiende a no ser rentable y no genera flujos de caja importantes, razón por la cual este tipo de inversiones se deberían financiar directamente a través de los presupuestos gubernamentales. Pero para garantizar que China cumpla con sus necesidades de infraestructura, los responsables de las políticas deben invertir en proyectos eficientes y de alta calidad.
La decisión de China de emitir 1 billón de yuanes adicionales (137.000 millones de dólares) en bonos gubernamentales en 2023 marcó un cambio de política significativo. Al permitir que el ratio déficit presupuestario-PIB aumentara de 3% a 3,8%, el gobierno chino ha señalado que tal vez deje de limitar los déficits presupuestarios anuales y la deuda pública a 3% y 60% del PIB, respectivamente (en base al modelo del Tratado de Maastricht de la Unión Europea).
Si bien la máxima prioridad del gobierno en 2024 es impulsar el crecimiento económico y restablecer la confianza económica, China también debe lidiar con una deuda de gobiernos locales elevada y una crisis de liquidez en curso en el sector inmobiliario que, si no se la atiende, podría escalar y convertirse en una crisis de deuda total.
Afortunadamente, el gobierno chino tiene los recursos financieros que necesita para enfrentar estos desafíos por delante. Al implementar políticas fiscales y monetarias expansionistas y buscar implementar reformas relevantes, China estaría bien posicionada para revertir su desaceleración económica de diez años en 2024 y mantener un crecimiento robusto en los años venideros.
Yu Yongding, expresidente de la Sociedad de Economía Mundial de China y director del Instituto de Economía y Política Mundial en la Academia China de Ciencias Sociales, fue funcionario en el Comité de Política Monetaria del Banco Popular de China entre 2004 y 2006.
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