The Mauritanian y Little Things quedaron fuera de la carrera por los premios gordos del Oscar.
Ambas son películas interesantes, pero al margen de los dictámenes actuales de la Academia, de los consensos de las agendas progresistas de la era Biden.
Lo mismo puede decirse del filme Noticias del Gran Mundo, también relegado de la competencia.
La prioridad es la representatividad, la canalización de los malestares surgidos en el tiempo de Trump, el marxismo infantiloide de Judas and the Black Mesiah, el empaquetamiento del movimiento feminista. Todo adornado, diseñado y seleccionado para no ofender a la audiencia woke, a los nuevos inquisidores de la temporada de la cancelación.
A contrapelo del filtro condescendiente del año, esbozaremos una lectura de las dos cintas mencionadas en el encabezado del primer párrafo.
The Mauritanian narra el proceso kafkiano de un musulmán inocente, acusado por organizar el reclutamiento de los actos terroristas del 11 de septiembre.
Es un largometraje basado en hechos reales, dirigido por el eficiente Kevin MacDonald, el mismo responsable de El último hombre de Escocia, un trabajo analizado en Venezuela como un reflejo del chavismo ante el ascenso de un líder carismático y militar.
El sangriento dictador de Uganda protagoniza las acciones de aquella pieza tan distante pero a la vez cercana al melodrama nacional de la tortura del pueblo, a manos de un tirano.
The Mauritanian cuenta con un reparto de actores consagrados y ganadores de premios, como sus tres pilares del casting, quienes figuraron en obras maestras de la talla de Taxi Driver, El silencio de los inocentes, El profeta y The Imitation Game.
Aquí nos referimos a Benedict Cumberbatch, Tahar Rahim y Jodie Foster, cuya imagen interpreta a una abogada defensora del presunto culpable de la agresión, de la pesadilla americana.
Encanecida y de regreso del quinto anillo del infierno, ella revisa su rol de la joven enfrentada al monstruo de Hannibal Lecter, desde el lugar enunciativo de una veterana del derecho. Ahora debe probar la nobleza de su cliente, en un clásico thriller judicial de denuncia.
En este caso, se estudia y señala el defecto del sistema implementado por Bush y Rumsfeld, para buscar a sospechosos, proceder a incomunicarlos en Guantánamo y sacarles confesiones con métodos prohibidos por la convención de Ginebra. Un tema de brutalidad visto en Venezuela a través del documental La república que tortura, vaya el dato de relación con nuestro contexto.
Así la burocracia instala una máquina de violación de derechos de humanos, de muerte y humillación, con unos resultados estériles en materia de inteligencia y espionaje.
Las pobres víctimas, agotadas por los golpes, acaban por incriminarse después de sufrir un calvario.
La película expone las falencias del esquema de rutina, llegando tarde quizás a las conclusiones proyectadas por el lenguaje documental de Errol Morris en Standard operating procedure, de 2008.
Igual se estima el esfuerzo de recrear el suceso con el fin de sembrar conciencia y activar el ejercicio de la memoria, así sea de forma culposa.
Por su parte, Little Things retoma la senda noventosa de Seven en la reconstrucción del seguimiento de un asesino serial.
Destacan las estrellas del elenco, la factura revisionista del Hollywood de la nostalgia, y una crudísima condena a la misoginia.
Nunca dan con el nombre y el paradero del verdadero agresor, un copycat confunde a los héroes, el bien se corrompe por la influencia pecaminosa del mal.
En vez de certezas, el filme propone interrogantes y preguntas inquietantes. Como problema, Jared Leto excede el gesto y el recargamiento del maquillaje, sobrepasando la frontera de la caricatura solemne.
Sus compañeros de casting equilibran un poco la balanza, ofreciendo un performance modesto.
Por ende, las imperfecciones de la obra limitaron su acceso al Oscar.
Pero, en especial, The Mauritanian y Little Things fueron descartadas de la lista dorada de la Academia por razones discutibles y hasta confusas.
Por aquí se las recomiendo, a pesar de sus desviaciones frente a las normas de corrección de la meca.
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