En reciente artículo (Sarmiento: https://bitlysdowssl-aws.com/opinion/las-reglas-internacionales-de-buen-gobierno/) me referí a las reglas internacionales de buen gobierno y, al respecto, decía que cada vez con más frecuencia se escucha hablar de la necesidad de los pueblos de que sus gobiernos conduzcan la gestión pública hacia prácticas transparentes, responsables y participativas, promoviendo a la vez el respeto al Estado de Derecho y a los derechos humanos; y agregaba que el concepto de buen gobierno –good governance en inglés- engloba los principios que guían el ejercicio del poder público para maximizar el bienestar social y económico y dan fundamento a las reglas internacionales de buen gobierno como herramientas que uniforman estos principios mundialmente, con el fin de que los gobiernos adopten mejores prácticas administrativas y políticas públicas inclusivas.
Hoy me referiré a una importante herramienta -las normas de cumplimiento o “compliance”, como comúnmente se las conoce.
Se entiende por compliance al conjunto de procedimientos, normas y buenas prácticas que se aplican en una organización para que sus actividades se ajusten y mantengan dentro del ordenamiento legal y la ética de los negocios.
El objeto del compliance es prevenir y mitigar riesgos de todo tipo que afecte su imagen o reputación, como pudiera ser el caso de una empresa que incumple con los deberes formales exigidos por la legislación tributaria puede ser sancionada con el cierre temporal de sus oficinas o talleres más cuantiosas multas, lo que podría exponerla al desprecio público.
En cuanto a la implementación, el compliance se pone en marcha a través de «programas de cumplimiento» o compliance programs en los que se desarrollan protocolos que marcan las pautas a seguir de modo que la empresa se mantenga dentro las reglas de una buena administración. Entre ellos, se encuentran las Normas o Códigos de Conducta, dirigido al comportamiento de empleados, directivos y socios.
Los programas educativos en el conocimiento del ordenamiento legal y en el de una cultura acorde con las costumbres de la región o país de que se trate son fundamentales para el personal, así como sistemas de seguimiento o monitoreo mediante instrumentos tecnológicos, al igual que auditorías -legal, financiera, técnica- para prevenir conductas indebidas.
Otro programa que es recomendable dentro del cumplimiento es la creación de canales de denuncia a través de los cuales se reporten anónimamente presumibles infracciones internas.
Las evaluaciones de riesgo constituyen otro elemento importante dentro del compliance para lo cual es preciso identificar las áreas sensibles en las que podrían detectarse incumplimientos.
El ámbito del compliance es muy amplio. No obstante, se pueden mencionar algunas áreas:
Anticorrupción: La aplicación de leyes como la Foreign Corrupt Practices Act of 1977 (FCPA) o Ley de Prácticas Corruptas en el Extranjero en Estados Unidos o la Ley 30424 en Perú.
Protección de Datos: Aseguramiento del manejo adecuado de la información según normativas como el Reglamento General de Protección de Datos (General Data Protection Regulation (GDPR), una normativa de la Unión Europea que establece un marco legal para proteger la privacidad y los datos personales de los ciudadanos europeos, del 25 de mayo de 2018, considerado uno de los estándares más estrictos en materia de protección de datos a nivel mundial.
Prevención del Lavado de Dinero: Establecer controles internos para evitar que la empresa sea utilizada en actividades ilícitas. En este sentido, el Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI), o Financial Action Task Force (FATF) es un organismo intergubernamental creado en 1989 por el Grupo de los Siete (G7) para desarrollar y promover políticas destinadas a combatir el lavado de dinero, el financiamiento del terrorismo y otras amenazas relacionadas con la integridad del sistema financiero internacional.
Cumplimiento fiscal: Garantizar el pago correcto de impuestos y la presentación de informes financieros.
En cuanto a los beneficios del compliance, se puede mencionar en primer término la reducción de riesgos empresariales al disminuir sensiblemente la posibilidad en sanciones legales.
En segundo lugar, la reputación positiva surge como resultado de la proyección de imagen en cuanto a seguridad y confianza de las empresas, dando paso a otros beneficios como el interés que puede generar una organización frente a potenciales inversores.
Como se puede observar, el compliance, pese a que pudiera lucir como una herramienta lujosa y costosa es una muestra de buen gobierno corporativo y garantiza la búsqueda constante de hacer bien las cosas, lo cual, en definitiva, siempre será la mejor inversión. Por otra parte, cuando el medio donde donde la empresa tiene el asiento principal de sus negocios e intereses es hostil y carece de seguridad jurídica, el compliance reduce las posibilidades de acciones gubernamentales contrarias a derecho.