La falsa oposición (franquicias partidistas y parapetos de ONG que integran la llamada plataforma unitaria) va embalada hacia un nuevo y rotundo fracaso histórico. Empeñados en venderle al país las bondades de las negociaciones con el chavismo como la segunda independencia los falsos opositores siguen al detalle la encomienda de los chavistas: legitimar y reforzar el régimen político instaurado en 1999. Ese es el papel que han desempeñado en los últimos 20 años y el mismo que ejecutarán en los próximos 20 si se les permite. Justificando cada elección y cada negociación como una gesta gloriosa y épica lo que en realidad ha hecho la falsa oposición es usar su autodesignación como vocero de los venezolanos para mejorar las condiciones de cohabitación con el régimen pero jamás para sacarlo del poder.
Es un patrón que se repite casi que con precisión matemática: negociaciones-elecciones-negociaciones. En este momento estamos en la fase de las negociaciones con el chavismo. Esta es la parte en la que la falsa oposición apela en forma insincera al sentido común de la gente para vender su falacia según la cual todas las opciones para sacar al chavismo del poder están agotadas y lo único que queda es negociar unas presuntas condiciones políticas y electorales. El incentivo que ofrece el argumento es que si el chavismo flexibiliza sus mecanismos de fraude electoral sería posible ganarle las elecciones y este en forma democrática entregaría el poder.
En el pasado el chavismo ha hecho algunas pequeñas concesiones cosméticas a su sistema de fraude electoral pero suficientes para animar a la oposición a participar en elecciones. Incluso han entregado algunas gobernaciones y cargos de diputados como señuelo que demostraría su disposición a reconocer derrotas electorales. Por supuesto, cualquier mendrugo que el chavismo le lanza a la falsa oposición es celebrado como una victoria histórica sin reparar que lo que el chavismo recibe a cambio es el premio mayor materializado en un reconocimiento incondicional a su régimen político.
Esto funcionó así durante varios ciclos de negociaciones a lo largo de estos veinte años hasta que el chavismo se dio cuenta que podía lograr los mismos niveles de sumisión perruna sin dar prácticamente nada a cambio. Por eso estas últimas negociaciones que se han celebrado en México aunque siguen el mismo patrón parecen inusuales. Parecía que se estaba negociando algo en el sentido de mejorar las condiciones del fraudulento sistema electoral chavista pero resulta que esta vez el chavismo no pone nada en la mesa. No solo eso, sino que además se da el lujo de ir a la ofensiva exigiendo la liberación de Alex Saab y la suspensión de las sanciones contra el régimen como condiciones previas para seguir negociando.
En forma expedita y diligente la falsa oposición y el interinato se convierten en gestores del régimen chavista ante el gobierno norteamericano para abogar por el perdón a algunos jerarcas del oficialismo y la suspensión de las sanciones contra el régimen. Algún efecto tuvieron esas gestiones cuando vemos que Estados Unidos ha flexibilizado sus sanciones contra el régimen y adicionalmente ha sacado de la lista de operadores chavistas sancionados a Carlos Malpica, sobrino de Cilia Flores.
Pero ahora el chavismo pone una nueva condición para seguir negociando con la falsa oposición. Ya no les gusta la facilitación de Noruega y ahora piden un nuevo facilitador adicionalmente a la incorporación de Rusia al proceso. Podrán cambiar los elementos circunstanciales de la coyuntura, pero el proceso sigue siendo el mismo. Siempre el chavismo sacará alguna carta debajo de su manga para crear condiciones que le permitan ganar lo que más les interesa: tiempo. Así se nos han pasado los últimos veinte años, entre unas excusas y otras, mientras la falsa oposición les dice a los venezolanos que su estrategia fundamental para sacar al chavismo del poder no es otra que acoplarse en forma incondicional al régimen.
Si se revisa la prensa en los últimos dos años se podrá determinar que en el preámbulo de las actuales negociaciones los voceros de la falsa oposición las justificaban como necesarias para modificar el sistema electoral y entonces participar en las elecciones. De esa postura la falsa oposición ha pivotado hacia otra menos ambiciosa: hay que ir a elecciones con condiciones o sin condiciones porque si vamos unidos y la gente vota es posible ganarle al chavismo como en el pasado se le han ganado gobernaciones.
Con este seductor canto de sirenas la falsa oposición agrupada en la plataforma unitaria está embarcada en hacer sus primarias para escoger a un candidato y oponerlo a Nicolás Maduro en 2024. El fraudulento sistema electoral será el mismo y allí no habrá cambios. Como en realidad no hay nada que negociar con el chavismo, porque todo ya está negociado, al vocero de la falsa oposición Gerardo Blyde solo le queda justificar estas negociaciones con el régimen como necesarias para buscar “…soluciones a la grave crisis que afecta al pueblo venezolano”. Este objetivo tan ambiguo y genérico que vale para cualquier cosa ha desplazado la petición inicial de cambiar el sistema electoral porque en definitiva la falsa oposición quiere sus elecciones y el chavismo los va a complacer.
Algunos analistas y encuestadores se quejan del desinterés de los venezolanos por la política y para enmendarle la plana a la falsa oposición aseguran que esa apatía podría afectar las posibilidades de triunfo de un candidato opositor frente al chavismo. Estos analistas también son evangelizadores en la idea de pelear desde adentro sin importar las condiciones a ver si algún día los chavistas se cansan de destruir al país y entregan el poder. Lo que parecen ignorar estos filósofos de la falsa oposición es que el desinterés, la apatía y el rechazo de los venezolanos no es hacia la política en general sino hacia esa forma viciosa y fracasada de hacer política que nos sigue proponiendo colaborar con el chavismo para sacarlo del poder.
Las negociaciones en México son una burla, un engaño y una estafa. No hay nada que negociar, ya todo está negociado. La falsa oposición refrendará el fraudulento sistema electoral chavista participando si o si aunque el chavismo no haga concesiones. Lo que se busca es mejorar las condiciones de vida de quienes viven de la política y ya hicieron sus cálculos para los próximos 20 años.
@humbertotweets