Consideramos que ha sido hasta el presente completamente insuficiente el debate sobre las migraciones que nuestros ciudadanos han protagonizado en los últimos 5 años, se ha subestimado tanto la trascendencia del fenómeno como las causas y los factores que lo han hecho posible.
Quizás la única experiencia histórica migratoria vivida por nuestra sociedad ocurrió hace poco más de dos siglos en la ciudad de Caracas, cuando el grueso de sus habitantes abandonó la ciudad, frente al temor que inspiraba su ocupación por las fuerzas militares que conducía José Tomas Boves.
Nunca antes, ni después, se conoce una migración de la importancia que ha tenido la actual, por lo que las afirmaciones que se hacen sobre ella, de partida son intencionalmente descalificadoras, como las que hacen el Sr. Nicolás Maduro y sus ayudantes, además de ser profundamente desconsideradas, son mucho más que eso, pretenden eludir la responsabilidad de que el desgobierno que él dirige tiene en el suceso.
¿Cuál bioterrorismo, Nicolás? Es que acaso los compatriotas que han cruzado los Andes, a pie y con la familia y los corotos al hombro, estaban entrenándose en Fuerte Tiuna y tú no lo sabías, a quienes el general Vladimir Padrino instruyó para que se devolvieran del paseo andino emprendido cuando estuvieran bien arriba en la cordillera.
Tu pretensión de culpar del desorden y carencias existentes en la República a los desheredados, a esos a quienes ustedes le solicitaron apoyo político para encaramarse en Miraflores, para luego ignorar sus aspiraciones y derechos, no solo es una estafa, es una conducta abusiva y muy perversa, permitida por el ejercicio desmedido del poder.
De la misma forma que los caraqueños en 1814, aterrorizados por la amenaza de la ocupación de la ciudad por las hordas de Boves, huyeron sin escatimar esfuerzos y sin reparar en los riesgos; 200 años después nuestros hermanos han tomado el camino de la migración y del destierro, en un extraordinario esfuerzo por el rescate de sus aspiraciones a una vida mejor.
Se trata entonces, Nicolás, de que los migrantes son también venezolanos, con plenos derechos políticos y sociales, que muchos de ellos se convencerán de que la opción de retorno no solo es posible sino deseable, pero que el Estado está en la obligación de mejorar su oferta de apoyo.
Estimular la presencia y participación de los venezolanos migrantes es un deber del Estado, porque los recursos del gobierno son para eso, para ocuparse del bienestar de la población, tarea en la cual la atención sanitaria es una prioridad, hoy multiplicada por la presencia de la pandemia. La salud de nuestros ciudadanos no es una carga.
La problemática sanitaria, generada por el retorno de los venezolanos migrantes, tampoco puede ser descalificada con el señalamiento de que es consecuencia de una conspiración de nuestros vecinos; así que, Nicolás, es tu deber ocuparte en serio del problema, ustedes lo crearon.
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