OPINIÓN

Las mentiras del chavismo tienen «alas» cortas

por Enrique Vélez Enrique Vélez

Durante la campaña presidencial de 1998, el candidato Hugo Chávez, quien se estrenaba en la manipulación mediática de las masas con guía y orientación de Fidel Castro, del que recibía consejos desde 1994, sacó a relucir un tema que avivaba las luchas sociales contra la gerencia petrolera dominante, siempre regida por la meritocracia: las “colitas de Pdvsa” o vuelos gratis en los aviones de la petrolera estatal, Petróleos de Venezuela S. A.

De manera altisonante y enarbolando una lucha de igualdad y justicia, prometió reiteradamente que vendería los aviones para acabar con estas supuestas prácticas corruptas de las cúpulas petroleras.

Luego, ya elegido presidente y parado ante las cámaras de televisión y con algunos de estos aviones de fondo, dijo que vendería los 23 aviones para recaudar alrededor de 15.000 millones de bolívares, necesarios para construir preescolares y ambulatorios para todos los venezolanos.

Pasó el resto del año hablando de ello para luego, en un acto el 14 de septiembre de 1999, trajeado y encorbatado, con una escenografía al mejor estilo de Sábado Sensacional, Chávez anunció la venta de solo 8 aviones por un valor de 2.554 millones de bolívares, con una copia gigante del cheque que sería entregado al Fondo Único Social, todo un show mediático.

Pero lo más sorprendente de todo este show mediático es que 21 años más tarde, a raíz de que recientemente la Oficina de Control de Bienes Extranjeros (OFAC) dictó medidas contra 15 aeronaves, lo que implica una orden ejecutiva de embargo contra las aeronaves o fuerte sanción contra cualquier otro elemento relacionado, sea este cuenta bancaria, centro de servicios, compañía de seguros.

Pudiéndose averiguar su año de fabricación o adquisición, se determinó que todas ellas habían sido adquiridas a partir del año 1999.

Todo el show de venta para recabar dinero había sido una pura y burda farsa, pues siguieron comprando aviones para la nueva cúpula gubernamental chavista, gastando más en la adquisición de estas 15 aeronaves que lo recabado con la venta de las anteriores 8.

Hoy, 21 años después, lejos de haber cumplido Chávez su promesa, su heredero político, Nicolas Maduro, menos lo ha hecho.

Y mientras el país ha venido sufriendo un apabullante deterioro de calidad de vida; una inflación imparable; sueldo y pensiones de miseria; escasez de medicinas y servicios de salud, el gobierno bolivariano pone a disposición de parientes, invitados y aliados sus jets de lujo de costosa explotación y cuando no les son suficientes, los alquilan en Turquía sin escatimar en costos, que finalmente pagamos todos los venezolanos.

Desde 2006 Hugo Chávez puso a disposición de la jerarquía castrista tres aeronaves fijas, que permanecen basadas en La Habana para uso exclusivo de sus dirigentes, aun cuando son del Servicio Autónomo de Coordinación del Transporte Aéreo del Ejecutivo Nacional (SATA) adscrito a la Vicepresidencia de la República. Tres aviones de la fábrica francesa Dassault Aviation: un Falcon 900EX y dos Falcon 50, con siglas YV-2053, YV-1128 y el YV-1129 respectivamente.

Con Cuba el trato siempre ha sido muy especial y si la entrega formal de estos aviones no se realizó, era para que pudieran recibir servicio y mantenimiento en cualquier lugar sin los inconvenientes del embargo estadounidense, pues varias de sus partes son fabricadas en Estados Unidos. Para esa época valorados en 30.000.000 de dólares cada uno, hoy día los Falcon 50 solo alcanzan un promedio de 1.600.000 dólares y el Falcon 900EX no más de 6.000.000 de dólares.

Tan eficiente y efectiva ha sido la entrega de los tres aviones a Cuba que, a pesar de estar a nombre del SATA, pues irónicamente, como solo transportan normalmente a los jerarcas cubanos, ninguna de las tres aeronaves ha sido mencionada en la lista de aeronaves de la OFAC.

Las tres aeronaves, el mencionado YV-1128, su similar YV-1129 y el Dassault Falcon 900 EX, matrícula YV-2053, aparentemente reservado para Raúl Castro y el veterano burócrata José Ramón Machado Ventura, fueron adquiridos por Citgo, la filial de Pdvsa en Estados Unidos, para esa petrolera estatal.

“La tripulación completa es cubana y están ciento por ciento dedicados a volar por el personal cubano”, dijo un ex funcionario de Cubana de Aviación, a condición de anonimato, a El Nuevo Herald.

De las últimas imágenes de estos aviones tenemos las de la llegada del actual presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, para ese momento vicepresidente, al aeropuerto quiteño Mariscal Sucre, para la investidura del presidente de Ecuador, Lenin Moreno.

El avión en que se trasladó Díaz-Canel a Ecuador gasta 8,02 dólares por milla náutica recorrida, según el sitio www.avbuyer.com, pero al considerar los gastos de mano de obra de mantenimiento, reemplazo programado de piezas y gastos misceláneos de viaje, el costo de explotación asciende a 3.275 dòlares por hora, según la misma fuente especializada.

Por mencionar un solo día, el diario El Nacional recuerda en su edición del 11 de marzo de 2017, citando datos de fecha 6 de marzo del registro de novedades del Comando de la Zona de la Guardia Nacional Bolivariana Nº 45, que al haber finalizado la XIV Cumbre de la Alba, “Raúl Castro utiliza la rampa 4 de Maiquetía y el hangar presidencial. El mandatario cubano partió a las 8:20 am, en la aeronave siglas YV-2053 con destino a La Habana. Dos horas más tarde lo hizo el canciller Bruno Rodríguez en el avión siglas YV-1129”.

La publicación enumera asimismo otros viajes de altos funcionarios cubanos y de otros países miembros del Alba a bordo de los aviones con matrícula venezolana:

Falcon 900, YV-205

Falcon 50 YV-1129

Falcon 50 YV-1128

Otros, parientes, aliados e invitados de Chávez y ahora de Maduro también han viajado a costa de los contribuyentes venezolanos, entre ellos la hija de Chávez, María Gabriela; el destituido presidente de Honduras Manuel Zelaya y el ex presidente de Uruguay José Mujica.

El Nacional cita otros casos tras la Cumbre del Alba: “Ese mismo día (17/03/2017) salieron también los representantes de otras islas del Caribe: Iam Charles Han Douglas y Reginal Hon Austria (Dominica), Melford Nicholas y Anthony Liverpool (Antigua y Barbudas) en la aeronave siglas YV-2861, rumbo a Dominica; y el primer vicepresidente de Haití, Dorvenal Jean Pass, en el avión con siglas venezolanas, YV-2738”.

Igualmente, destaca que “en 2013, el SATA procesó 70 solicitudes de vuelo del Ministerio de Relaciones Exteriores para actos de la Celac, Unasur, Mercosur y Alba, entre otros. En 2014, a 5.294 pasajeros, en misiones nacionales e internacionales, a un costo de 17.459.385 bolívares. En 2015, 5.390 personas, con una inversión de 40.083.287 bolívares.

A partir de 2016 se desconocen las cifras, puesto que la Memoria y Cuenta del Ejecutivo ahora se entrega al Tribunal Supremo de Justicia, no a la Asamblea Nacional y tampoco han sido publicadas por el Ejecutivo”.

Y por último, para ponerle la guinda a la torta, el primero de la lista, con siglas YV-3360, fue el que supuestamente fue utilizado por la mano derecha de Maduro, la señora Delcy Rodríguez, para viajar no se ha establecido bien si a España, a Turquía o a Qatar, y tener un furtivo encuentro con el ministro de Transportes del gobierno de Pedro Sánchez, José Luis Ábalos. Reunión excepcional que está teniendo gran repercusión, toda vez que la señora Delcy Rodríguez tiene una prohibición de entrada y sobrevuelo en la Comunidad Económica Europea.

Pero de cualquier manera, para hacernos una idea de cómo se gasta a manos llenas, si hubiera sido a España, como el sitio más cercano, hubiera representado en términos de costo directos de operación del Dassault Falcon 2000EX a razón promedio de 5.287 dólares por cada 1.000 (MN) millas náuticas de recorrido, para un vuelo directo de ida y vuelta Maiquetía-España-Maiquetía de unas 7.570 MN nos daría 40.000 dólares. Lo que al cambio BCV de Bs/$ 74.243,60 (23/Ene/2020) nos da la bicoca de un mínimo de 2.971.421.162,92 bolívares, sin tomar en cuenta el costo y la depreciación del valor de la aeronave, ni otros gastos menores de tasa aeroportuaria, hoteles, comidas y salarios de pilotos, suma que pagan todos y cada uno de los venezolanos.