Es momento de preguntarse ¿cuál es el Estado construido por Chávez y Maduro después de permanecer más de dos décadas en el poder ejerciendo el control casi absoluto de las instituciones públicas y sin ofrecerle pan y agua a los opositores? Viene al caso después de confrontar dos textos totalmente disímiles. Uno, el escrito por Eduardo Semtei, donde trata de sentar cátedra sobre las fallas de los partidos de derecha. El otro, el de Humberto García Larralde, quien efectúa la misma operación, en otro nivel ético con el bando contrario, es decir, con la izquierda.
Semtei, sin ninguna vergüenza, expone unas ideas sobre el liberalismo que no sabemos si las plantea para informar, dialogar, por crédulo e ignorante o para burlarse de sus lectores. Parte del análisis o intento de descuartizar a Vente, el partido de María Corina Machado. Con todo desparpajo afirma: “Su ideología conservadora en materia de familia, de propiedad, de religión ahoga generalmente todo avance de las políticas sociales dirigidas a ofrecer igualdad de oportunidades a toda la población. Funcionan como los cochinos en la obra de Orwell: ‘Todos somos iguales, pero hay unos más iguales que otros’. La ultradefensa de la propiedad privada, la defensa mortal de la libertad de empresa, la adoración a la mano invisible del mercado (mano que generalmente se evidencia y se hace absolutamente visible), sumada a la reducción del gasto público en desmedro de la salud, la educación, los servicios y la seguridad es archiconocida”. Es evidente que Semtei prefiere la mano visible del Estado que oprime con su poder concentrado, mantiene encarcelados a más de 300 ciudadanos por sus ideas políticas, clausura más de 400 medios de comunicación por denunciar la corrupción y desmanes del régimen; permite que uno de los suyos se robe más de 21.000 millones de dólares, huya o lo escondan; imponga una política de control y represión destinada a eliminar la posibilidad de existencia del ciudadano responsable que decide y elige. Una simple ojeada al tratamiento de la educación por el socialismo del siglo XXI basta para desmentir a Semtei: «La educación está en emergencia. Nos estamos enfrentando al inicio del año escolar en peores condiciones de las que tenemos referencia».
Para Carlos Calatrava, director de la Escuela de Educación de la UCAB, la crisis educativa venezolana ya es endémica. El director señaló que tiene 26 años de experiencia y, durante ese tiempo, no ha encontrado el primer año escolar que se haya comenzado en paz. «Si no es por crítica a diseños curriculares, lo es por problemas salariales (que es algo endémico), por atribuciones del Ministerio de Educación que no le corresponden y otras».
Y si bien se pudiera afirmar que cada año es complejo, el licenciado en Educación denuncia que esta vez las condiciones de agravamiento generales del sistema, de la escuela y la dimensión profesional de los educadores son las «peores» que se pueden registrar.
«En este inicio, estos tres factores están en una alineación casi perfecta para decirle a la sociedad venezolana: no vengas, no me los traigas, aquí no hay nada qué hacer, no hay esperanza, ni futuro».
En cuanto a la acusación de Semtei sobre la enemistad de los liberales con los trabajadores, al calificar un partido como Vente de enemigo de la gente que vive del trabajo, basta reconocer la situación de los maestros y profesores, trabajadores de la educación; “la situación salarial de los profesores es caótica. En Suramérica, el salario base de los docentes se ubica desde los 3.000 dólares en Chile hasta los 130 bolívares en Venezuela (menos de 4 dólares al mes). Tomando en cuenta los ingresos por país, el salario de un docente en Venezuela debería estar cercano a 950 dólares mensuales”.
Es evidente que Semtei miente y la realidad lo confirma.
Insiste en afirmar que los liberales son enemigos de los trabajadores, aunque el contexto muestre lo contrario. Nunca han estado mejor los trabajadores que en aquellos momentos de prosperidad de las empresas, cuando el mercado de trabajo funciona con libertad y los trabajadores discuten en una mesa de negociación sus contratos colectivos. Las familias, han contado con eficientes servicios públicos, agua, electricidad, seguridad, empleos y mejores salarios sólo cuando los empresarios ganan y los trabajadores también. Basta conocer que los sueldos mínimos de Argentina y Venezuela son los más bajos de Latinoamérica, dos países dirigidos por regímenes -partidos- izquierdistas . “El salario más bajo de América Latina es el de Venezuela, en esta región del mundo este país destaca por su extrema diferencia con el resto, la inflación más alta y el salario más bajo, ya que su salario mínimo de 130 bolívares fuertes equivale a unos ocho dólares”.
Dos países en manos de regímenes de izquierda se pelean la cifra más alta de inflación mundial, Venezuela y Argentina. “La Argentina registró en octubre la inflación más alta de la región y la tercera más alta a nivel anual del mundo. Con el 8,3% del mes pasado, según los datos, la inflación en la Argentina llegó al 120% desde enero y a 142,7% en el último año. Mientras el país gobernado por Nicolás Maduro sufrió una inflación del 362%”. ¿Podrían calificarse estos regímenes de izquierda en Venezuela y Argentina como defensores de los trabajadores cuando destruyen los salarios y desatan los procesos inflacionarios más graves del mundo entero? “Hugo Chávez y Nicolás Maduro dejaron inactivas a 95% de las empresas que operaban en Venezuela antes de la llegada del socialismo. El presidente de Conindustria, Juan Pablo Olalquiaga, informó que el universo de las empresas que actualmente opera en el país es de 2.500 industrias, cuando el chavismo asumió el poder eran 12.700; lo que significa que desaparecieron 10.200”. Cuando Semtei juzga a Vente como un partido de derecha reaccionaria, contrario a la suerte de los trabajadores, simplemente miente o cree que los trabajadores venezolanos han alcanzado la gloria con Chávez y Maduro. Sus gobiernos han dirigido las instituciones de intermediación entre empresarios y trabajadores en dirección contraria al crecimiento económico, destructores de empresas y empleos usando como práctica corriente sentar en la mesa de los acusados al empresario y aceptar sin discusión los argumentos de la parte contraria, los representantes de un trabajador precalificado como “débil jurídico”, una característica asignada desde el poder central izquierdista culpable de la ruina y cierre de miles de empresas.
Basta con comparar los resultados de un gobierno de izquierda en el poder para sacar unas conclusiones elementales. García Larralde nos dice: “Detrás de ese velo ideológico se asoló la economía doméstica, se destruyó Pdvsa, se acabó con los servicios públicos y se sustrajo a los venezolanos de todo amparo oficial. Terminó de instalarse el régimen de expoliación que venía cultivando Chávez desde sus inicios. El informe recién publicado de Transparencia Venezuela, “Pdvsa-Cripto”, ilustra la tupida telaraña de cargos y empresas creadas para la captura de los proventos de la venta de petróleo. Cobijado en la retórica chavista, también fue asentándose, con asesoría cubana, un Estado de terror para defender a la nueva oligarquía milico-civil. Con la profanación del Poder Judicial, ahora puesta al servicio de esa oligarquía, se esfumó el marco de garantías a las actividades ciudadanas y al ejercicio de las libertades civiles. Así lo recogen los reportajes numerosos ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, como las indagaciones, por crímenes de lesa humanidad de parte del gobierno de Maduro, adelantadas por la Corte Penal Internacional”.
La pregunta que debemos formularnos es: ¿bastan análisis simplistas de izquierda y derecha para interpretar la realidad? Puede disfrazarse el acontecer histórico bajo falsas creencias, al estilo de Las venas abiertas de América Latina basadas en afirmaciones contrarias a los acontecimientos, a lo vivido por los pueblos. Repito una vez más, el autor de este pasquín, Eduardo Galeano, que tanto influyó entre los trabajadores latinoamericanos, declaró en sus años finales, “si hubiese estudiado economía, historia y sociología, nunca habría escrito ese libro”. Texto de cabecera de Hugo Chávez al punto de querer ayudar a Barack Obama regalándole simbólicamente un ejemplar en un encuentro internacional. “Chávez entregó el libro a Obama aprovechando su encuentro durante la V Cumbre de las Américas celebrada en Puerto España, en Trinidad y Tobago, y Obama aceptó el regalo con una sonrisa.”
La mejor interpretación que se puede hacer de esta donación es la similitud entre el pensamiento de Chávez y el de Semtei, ambos enfrentados a ideas liberales como supuestos enemigos de la libertad y en especial de los trabajadores.
Desde una visión ética ¿Puede un hombre como Semtei sembrar ideas falsas sobre la existencia de un partido como Vente y otros similares en América latina condenándolos como los enemigos del trabajador, opuestos al bienestar de la mayoría, defensores de una propiedad conceptualizada como un privilegio de poderosos y no como el fruto del esfuerzo de los que emprenden y crean cosas nuevas para el consumidor?
En América Latina muchos han creído el cuentico de los izquierdistas, sus partidos hunden las economías, sumen a los pueblos en la miseria y destruyen el salario de los trabajadores, siempre con la excusa de que son sus legítimos defensores frente al capital cruel que arrasa sin piedad el bienestar de los más pobres.
Pero la realidad está allí, como nos recuerda García Larralde: “Ante esta devastación, desentona estridentemente la retórica ‘revolucionaria’. La burbuja ideológica ya no sirve como bálsamo legitimador y los mandamases lo saben. Los fabulosos excedentes petroleros con los que se inventaban una realidad a su gusto desaparecieron hace ya mucho. Pero, a pesar de tímidos pasos dados para enfrentar el mundo real sin morir en el intento –porque no les queda de otra-, terminan todavía batiéndose en retirada hacia sus trincheras fascistas de siempre ante nuevos reveses”
La gran lección de las Primarias fue mostrar un país de gente que comprende las realidades más allá de cualquier velo ideológico que quiera hundir los pueblos en la miseria y en la violencia superando o venciendo las mentiras al estilo Semtey o las de Maduro invitando al país a iniciar las navidades tempranamente porque “Hemos tenido un buen año este 2023”.
Hoy Venezuela está en la vanguardia, vivió la experiencia del falso espejismo socialista, al igual que Cuba y todas las sociedades que han atravesado ese devastador camino del socialismo, enemigo del ciudadano libre, de la responsabilidad ciudadana y de la recompensa del esfuerzo con mejores salarios.
La batería de propuestas socialistas tiene la pólvora mojada. Los empresarios no son enemigos de los trabajadores, al contrario, son y pueden ser aliados y compañeros de ruta. El trabajador tiene el apoyo y amparo de su esfuerzo peleándolo en contratos colectivos en una mesa de diálogo y no en el campo de batalla, de las huelgas, paros laborales e improductividad que empobrece a todos.
Un empresario liberal requiere como condición absoluta el compromiso de sus trabajadores y gerentes en lograr los mayores beneficios que serán compartidos en ambientes transparentes de negociación y acuerdos. Los beneficios laborales se discuten frente a frente en las mesas de negociación de contratos colectivos.
Los juicios de Semtey son una contribución al mantenimiento de la ceguera ideológica que ha hundido en muchas ocasiones a Latinoamérica, no logra superar leyendas arcaicas desligadas de la realidad que han protagonizado las experiencias históricas liberales, lanza acusaciones imposibles de probar contra las ideas liberales. Sigue repitiendo sus grandes mentiras “Sus políticas económicas fueron famosas “A los sindicatos ni agua. La protección a la empresa privada en desmedro del gasto social no dejó dudas… Son todos ellos de un enfoque conservador enemigo acérrimo de todo avance social, de protección al trabajador y de igualdad entre la gente “Su forma de pensamiento no admite siquiera aquella frase de “Tanto mercado como sea posible, tanto Estado como sea necesario”. Su ideología conservadora en materia de familia, de propiedad, de religión ahoga generalmente todo avance de la políticas sociales dirigidas a ofrecer igualdad de oportunidades a toda la población”. En verdad creerá estas estupideces o son un anzuelo para capturar algo que no sabemos.
Sin embargo y curiosamente, pareciera que ha comenzado a vislumbrar una idea imposible de eludir, para mantenerse en pie los gobiernos izquierdistas tienen que cambiar, la realidad de sus fracasos los confronta en el mundo entero , los países con la hiperinflación más alta son Argentina y Venezuela predios del socialismo. No podemos aludir a ninguna experiencia socialista donde el pueblo haya ganado en planos materiales y en derechos humanos. El modelo chino basado en una eliminación de la libertad individual, del derecho a disentir, es ahogado con ofertas materiales, sin duda que aun en estos pueblos donde el izquierdismo implanta sus ideas políticas contrarias a la libertad, los ciudadanos sienten que pierden o entregan los mas valiosos de sus vidas, el derecho a tener proyectos de vida y encontrar el sentido de sus existencias. Esperemos que mas temprano que tarde, las predicas como las de Eduardo Semtey se desvanezcan y tengamos el valor de construir un mundo de seres humanos con libertad para equivocarse, pero también para acertar.
Afortunadamente el mundo cambia como nos advierte el amigo colombiano Francisco Santos “Una encuesta elaborada en Colombia por El Tiempo, la Universidad del Rosario y la Fundación Hanns Seidel en el 2021 daba como resultado que el 65% de los jóvenes entre los 18 y los 32 años era de centro, 28% de izquierda y 7% de derecha. Dos años después la misma encuesta mostraba unos resultados muy distintos. El centro perdía 21 puntos, sólo el 44% se declaraba de ese sector ideológico; la izquierda perdía 9 puntos, quedó en 19%; y la derecha ganaba 30 puntos, un 37% de los jóvenes se declararon afines a esa postura”. Podemos esperar un final de las mentiras al estilo Semtey.
Eduardo Semtey describe Vente como un clásico partido de derecha, según él, enemigo de los trabajadores y de la inversión social, esperamos que describa un clásico partido de izquierda como el PSUV que destruyó el salario del trabajador, la vida de las familias venezolanas y que obligo a huir a más de siete millones de personas. El fin de las mentiras parece estar cercano, un esfuerzo y desbarataremos las mentiras que tanto daño han hecho a estos pueblos latinoamericanos.
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