OPINIÓN

“Las cosas ocurrieron, pero siguen ocurriendo”

por Rafael García Marvez Rafael García Marvez

Antes de adentrarme en el tema previsto para hoy, dejo a la libre sapiencia una frase que sin mayores esfuerzos puede insertarse, aunque no concuerde de manera exacta, con lo que escribiré posteriormente. Me refiero a una frase que me tropecé cuando leí unas críticas que hacen referencia a la famosa novela Pedro Páramo, escrita por el mexicano Juan Rulfo. Sucedían cosas allí, en la novela, que iban a contracorriente de los hechos más comunes. Para empezar, el tiempo que transcurría en aquellos lugares no era lineal sino circular. Pero no fue este hecho específico lo que más llamó mi atención, sino que allí, en ese mismo escenario, se diera el caso de que: “las cosas ocurrieron, pero siguen ocurriendo”. De inmediato me asaltó en paralelo la corrupción en Venezuela, la miseria; la unidad y discrepancia de la oposición, los propósitos de corrección, la incertidumbre, el alcalde de El Tigre, el hambre…

En lo tocante a mi artículo anterior, «El talón de Aquiles de las democracias y dictaduras», expresé entonces que esta semana continuaría escribiendo sobre este tema que por razones de espacio debí dejar inconcluso. No cabe duda de que el libro de Gene Sharp, De la dictadura a la democracia, da para mucho más. Se ajusta al ambiente que desde hace mucho tiempo vivimos los venezolanos y es esa la poderosa razón de retornar sobre este punto. Recordemos que la finalidad de la obra de Sharp se centra en cómo podría la gente evitar que una dictadura se estableciera y cómo destruirla. Esto ocurre en parte, por la convicción de que los seres humanos no deben ser ni dominados ni destruidos por semejantes regímenes. Atacando las debilidades de la dictadura, conociendo semejantes debilidades intrínsecas, la oposición democrática puede buscar cómo agravar esos “talones de Aquiles” deliberadamente a fin de alterar el sistema drásticamente. La conclusión es obvia, continúa Sharp, a pesar de la apariencia de fuerza todas las dictaduras tienen sus debilidades, sus ineficiencias internas, sus rivalidades personales, sus funcionamientos institucionales defectuosos y sus conflictos entre organizaciones y departamentos. Qué mejor ejemplo que lo que está sucediendo hoy dentro del chavismo prácticamente desintegrado, detonó. Estas debilidades, con el tiempo, tienden a hacer al régimen menos efectivo y más vulnerable a los cambios de condiciones y a la resistencia deliberada. No todo lo que el régimen se proponga lo va a lograr, al menos completamente. El régimen dictatorial puede a veces desbaratarse como ya hemos observado. Esto no quiere decir que las dictaduras se pueden destruir sin riesgos ni víctimas. De cualquier manera, para lograr la liberación se incurrirá en riesgos y tomará tiempo para poder ponerse en marcha. Por supuesto, ningún medio de acción puede asegurar el triunfo rápido en cada situación. Sin embargo, los tipos de lucha que tienen como objetivos las debilidades identificables de las dictaduras tienen más posibilidades de éxito que aquellos en que se busca combatir la dictadura allí donde a todas luces estas son más fuertes. El error común de las campañas improvisadas de desafío político, es la dependencia o confianza en uno o dos procedimientos, tales como las huelgas y las manifestaciones. De hecho, existe una multitud de procedimientos que les permiten a los estrategas de la resistencia tanto concentrar como dispersar la resistencia, según haga falta.

Sin embargo, no debemos dejar por fuera el hecho de que este es el peor momento que vive el régimen de Nicolás Maduro. Cuando se toman medidas como el supuesto ataque a la corrupción, esta no es percibida por la sociedad como una operación ética, moralizadora, sino más bien como una artimaña. Esto es porque está presente un denominador muy difícil de revertir. Aquí tienen a setenta altos funcionarios presos y no le creen. De modo idéntico, cuando dicen que un fulano de tal se suicidó, sencillamente, tampoco le creen…

La próxima semana seguiremos hablando sobre el tema…

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