En 2020 me dediqué a ver series como nunca lo había hecho, poniéndome al día con obras maestras e intentando seguirle los pasos al algoritmo. De las horas de maratón quedaron innumerables recuerdos. Hoy deseo compartirlos con ustedes en primera persona.
- Succession
Es la serie de HBO que ganó todo en los premios Emmy. Con dos temporadas, descubrí una producción memorable en lo dramático y literario, amén de un trabajo de guion a la altura de Los Soprano, de lo mejor de la edad dorada de The Wire y House of Cards, pero en el mundo de las corporaciones mediáticas, actualmente discutidas en Norteamérica por las interferencias de las fake news, el nepotismo del clan de Rupert Murdoch y las censuras políticas de presidentes. Logan, el patriarca de la familia, busca en sus hijos inútiles a un digno relevista de su juego de tronos. Sin embargo, confronta la dura pena shakesperiana del rey Lear, rodeado de luchas de clanes, a cuchillo. Sátira despiadada y deslenguada de los últimos padrinos de la prensa y la noticia, Succession merece verse como un clásico automático del tiempo de la posverdad. Usted debe leer entre líneas las múltiples relaciones con el presente y la realidad. Una especie de Citizane Kane del milenio.
2) The Crown. Cuarta temporada.
La reina también busca un favorito, un mal menor, que la sustituya y la acompañe en su posible retiro, durante los años de la dama de hierro. Sin embargo, la malvinización del territorio y la escasa confianza en el cuadro de buenos para nada le impide a la soberana pensar en su claudicación. La cuarta temporada asombra por la capacidad de síntesis de cada capítulo, por la metafórica soledad de sus personajes, por la inclemencia de su pintura negra de la monarquía. A la distancia se palpa la herencia del Kubrick de Barry Lindon y del Lanthimos de Canino, visualizando el ascenso y la caída de la muñeca rota de Lady Di. El episodio de la cacería y del “48 contra uno” son suficientes para pasar a la historia contemporánea, por la crudeza de las denuncias contra el apartheid. La serie nos tiene reservados un final demoledor con la despedida de una melancólica Thatcher, crucificada como chivo expiatorio de una gestión progresivamente autoritaria, antipopular y personalista. La reina es la auténtica monarca, detrás de la cortina, que ve cómo desfilan los primeros ministros de los partidos en pugna. De nuevo, entendemos la dificultad de conseguir y reconocer el fin de una era. Isabel II mira con tristeza a una descendencia que no está a su nivel, como los rollos de alcoba de Carlos y Camila. Su maldición es mantener unidos los fragmentos de su familia disfuncional.
3) The Last Dance
No es casual que el año vaya de dinastías legendarias conducidas por líderes ambivalentes (Tiger King, por ejemplo). Michael Jordan guió la máxima gesta de los Chicago Bulls, en su conquista de seis anillos en una década. El camino a la gloria, no obstante, se pavimentó con sacrificio, dolor y lágrimas. En la cuarentena, Netflix y ESPN diseñaron uno de los milagros audiovisuales del período del confinamiento. Recordar por qué la NBA fue grande, escenificando una coreografía western de baloncesto, nunca superada.
4) Gambito de Dama
La protagonista nos atrapa con sus ojos de chica Burton en Big Eyes. El surrealismo pop vuelve al tapete con la energía retro de una vibrante adaptación de las estrategias del ajedrez, al que la actriz anglo argentina recupera como tablero de seducción. Emocionante en su estética, lindante con la vanguardia naif, la saga reflexiona sobre el papel histórico de la mujer en los momentos clave. Jaque mate a la fatiga creativa de los cuentos trillados de siempre. La justa reivindicación de un relato inspirador para las jóvenes del futuro.
5) Zero, zero, zero
Una escalofriante narrativa de narcos existencialistas. Escrita por la pluma de Roberto Saviano, sentenciado a muerte por exponer a la Gomorra. La serpiente venenosa de la mafia se muerde la cola, para variar y cerrar un año increíble en lo dramático, a pesar del covid-19. Tres clanes se enfrentan y se ven las caras en un desenlace hamletiano. A principios de marzo conversé con Héctor Manrique acerca de la cuarentena. Me afirmó que se trata de una tragedia de cinco actos, cuidado si más.
En cualquiera de los casos, las cinco series que menciono y recomiendo, confirman que hemos entrado juntos a una ópera coral, de la que saldremos bien parados si aprendemos a lidiar con nuestras diferencias.