OPINIÓN

Las cartas están echadas con Edmundo

por Robert Alvarado Robert Alvarado
Edmundo González y Nicolás Maduro

Fotos AFP – EFE

“Tener esperanza es ver la luz a pesar de estar rodeado de oscuridad”. Autor desconocido

Edmundo González Urrutia, un ciudadano conocido por todos en esta tierra de gracia al día de hoy, viene a ser para el régimen lo que el huracán Beryl para Texas, con marejadas ciclónicas, lluvias torrenciales y la alerta de tornados. Con su vianda, en lugar de causar risa, ha cuestionado profundamente una manera de hacer política ajena del todo al contexto democrático, adquiriendo su candidatura dimensiones ciclónicas que han llevado a encuestadoras pro oficialistas a colocar la intención de voto a su favor, por encima de la del gallo pinto oficialista. No es poca cosa, porque desde espacios pro oficialistas está saliendo un mensaje claro como el agua, o como dirían mis colegas abogados, con meridiana claridad, las cartas están echadas con Edmundo. Lo demás son cuentos de camino, como dicen en mi llano natal, pues la victoria de Edmundo se deduce por simple lógica, de allí que hasta antiguos aliados del régimen ahora pidan insistentemente respeto a los resultados electorales del 28J. ¿A quién le piden que respete esos resultados? A quien saben que está determinado a hacer trampa, la gente a quien les desplumaron el gallo pinto.

En el contexto electoral venezolano, la expresión “las cartas están echadas con Edmundo” se refiere a que las circunstancias y los acontecimientos han determinado de manera decisiva el resultado de las elecciones presidenciales, por razones como estas: a) Edmundo ha ganado relevancia y apoyo popular. Las encuestas indican que su intención de voto supera a la del candidato oficialista, al gallo pinto venido a menos. Esto sugiere que la balanza está inclinada a su favor. b) Su candidatura representa una alternativa fresca y diferente al actual régimen. Los votantes buscan una opción que rompa con el status quo, y Edmundo personifica ese cambio. c) Incluso desde espacios pro oficialistas, se reconoce la fuerza de su candidatura. El hecho de que ahora pidan respeto a los resultados electorales insinúa que saben que González Urrutia tiene posibilidades reales de ganar.

En conversación en varios sectores de la sociedad, tomé nota de otras razones menos técnicas para decir que las cartas están echadas con Edmundo, pero igual de significativas: a) Dicen que el viento sopla con más entusiasmo cuando Edmundo sale a hacer campaña. Es como si la brisa le dijera: ¡Vamos, Edmundo, tú puedes! Una conclusión es que el viento está a su favor. b) Los astrólogos afirman que el horóscopo de Edmundo está más alineado que una fila de soldados en una parada militar. Venus, Marte y Mercurio están en modo ¡Vota por Edmundo!, y Saturno le guiña un ojo cósmico. Muchos dirían, los astros conspiran. c) Las redes sociales están inundadas de memes a su favor. De hecho, hay quienes aseguran que Edmundo tiene un superpoder secreto: la capacidad de generar memes virales en segundos. Se habla de que los memes lo respaldan. d) Se rumorea que el gallo pinto oficialista no puede dormir. Está en su gallinero, contando votos y sudando aceite de motor. ¿Cómo le ganamos a Edmundo?, cacarea en sus pesadillas. Una interpretación, el gallo pinto oficialista está nervioso. e) Sí, los unicornios existen, y están a favor de Edmundo. Se dice que se aparecen en las plazas públicas, ondeando banderas y repartiendo arcoíris. ¡Vota por Edmundo, humano!, relinchan con entusiasmo. Hay quienes exclaman, ¡los unicornios lo apoyan! En fin, amigo mío, las cartas están tan echadas con Edmundo, que hasta los apostadores dicen: ¡Apuesta por él!

La situación electoral en Venezuela es tan intrigante como un laberinto de arepas y lo explicaré con un toque jocoso: a) Nicolás Maduro, como buen gallo pinto, ha demostrado resistencia. Aunque su aceptación ha subido como un ascensor averiado (alrededor del 25%, siendo indulgentes), sigue cacareando en la contienda. ¿Cómo? ¡Con un plumaje de estrategias políticas y discursos repetitivos! Y eso que dicen que el gallo pinto tiene plumas de acero. b) Las encuestadoras son como astrólogos electorales. Un día dicen: “Maduro ganará con 51,74%”. Al siguiente, exclaman: “¡Edmundo se lleva el 32%!” Y así, todos nos sentimos como si estuviéramos en un zodíaco de votos. c) Existe un voto oculto, más escurridizo que el monstruo del lago Ness. ¿Quiénes son? Los que susurran: “Votaré por Edmundo, pero no lo cuentes”. Así que, en las encuestas, Maduro puede estar nadando en aguas profundas. d) Se dice que los duendes de las urnas son fans de Maduro. Que cada vez que alguien marque “Edmundo”, ellos cambiaran el voto a “Maduro” con risitas traviesas. “¡Sorpresa!”, exclaman. Las encuestas son como un juego de dominó: a veces caen las fichas de Edmundo, otras veces las de Maduro. Pero el resultado final solo lo sabremos cuando se destape la olla de las boletas.

Edmundo, el huracán que desafía la calma, es la esperanza encarnada. Su candidatura es como un rayo de sol atravesando las nubes grises. Edmundo no es solo un nombre en la papeleta; es la promesa de un país diferente, de un mañana más justo y libre. Nicolás, el gallo pinto oficialista, lleva años prometiendo. Su canto es monótono, como una vieja canción que todos conocemos demasiado bien. Pero hay quienes aún lo siguen, como si la costumbre fuera más fuerte que la razón. ¿Por qué cambiar?, se preguntan. Más allá de las encuestas y los discursos, hay algo que trasciende la política: la esperanza. Y así, la gente se reúne, para ser parte de algo más grande. Para decir: Yo también soy parte de este viento de cambio. Porque la política no es solo números y estrategias; es la expresión colectiva de nuestros anhelos y sueños.

La figura de Edmundo desafía todas las expectativas. Su candidatura, que en un principio parecía una broma, ha tomado dimensiones inesperadas. Ha despertado la esperanza en aquellos que se sienten cansados de la política tradicional, de las promesas vacías y de la falta de transparencia. Ha demostrado que la voz del pueblo puede resonar más fuerte que cualquier trampa o artimaña. Lo que realmente importa es el impacto que esta figura tiene en el corazón de las personas. Edmundo representa la posibilidad de un cambio real, de un futuro donde la democracia sea auténtica y cada ciudadano tenga voz y voto. Así las cosas, Edmundo González Urrutia nos recuerda que no importa cuán poderosos sean aquellos que intentan manipular el sistema a su favor, siempre habrá personas valientes dispuestas a desafiarlos. Su candidatura nos invita a creer en un futuro mejor, donde la voluntad del pueblo sea respetada y cada voto cuente.

@robertveraz