“Ningún mortal ha de pensar por encima de la condición humana, porque la insolencia, al florecer, produce la espiga del error, de donde se siega una cosecha de lágrimas”

Esquilo

Un adagio popular reza que la voz del pueblo es la voz de Dios y la sabiduría popular contiene una poderosa carga ilocutiva en la certeza de su argumento. La historia también nos coloca ese ejemplo del poder superlativo de la unidad de los oprimidos frente a los opresores. Así, ejecutando un simple ejercicio hermenéutico, las fricciones y conflictos derivados de la relación entre oprimidos y opresores las podemos encontrar en la Casa Grande, en la Grecia ancestral. El primero en ofrecernos estas acciones de la heroicidad en torno a la unidad es Esquilo en su tragedia Los persas, en la que se describe el lamento del reino Medo, tras la derrota en Salamina y la batalla de la Platea; la derrota ocurre como resultado de la desmesura del rey Jerjes, eso que los ancestros griegos consideraban el hibris, la desmesura, el orgullo del poderoso, es causa inefable de su ruina. Esa es la lección derivada de esta tragedia griega ambientada en hechos reales y contemporáneos, las razones de la derrota Persa en Salamina y en Grecia subyacen en la prepotencia de Jerjes, en su incapacidad de observar hábitos modeladores del carácter. Eso es lo que Esquilo coloca en la tragedia de Los persas, las revelaciones del fantasma del Rey Padre Darío, a la reina Atosa, dan cuenta de como los conflictos entre oprimidos y opresores devienen trágico desenlace de las iracundias colectivas, el deseo común de la justicia termina por desmoronar ejércitos, imperios y poderes omnímodos.

Los persas en la tragedia cantada por Esquilo se lamentaban de la ruina imperial, de la derrota frente a Grecia, así como la unidad de un pueblo amalgamado a la libertad impidieron que un imperio inmensamente superior los sometiera, salvaguardando nuestra cuna civilizatoria, este deseo por existir se observa en la tragedia Los persas”, la unidad en torno a la dignidad por no ser dominados se advierte textualmente en el grito de guerra de los griegos “Adelante, hijos de Grecia. Liberad vuestra patria, a vuestros hijos, a vuestras mujeres, a los templos de vuestros dioses ancestrales, a las tumbas de vuestros antepasados: esta es la batalla por todo ello”. (Esquilo, 2022).

El hilo conductor del protagonista colectivo trocado en héroe se encuentra al analizar la obra trágica del Renacimiento español escrita por Miguel de Cervantes Numancia. Esta ciudad española fue largamente asediada por el Imperio romano y tomada por Escipión el africano, haciendo que el protagonista colectivo representado en el pueblo decidieran envenenarse, antes de verse trocados en esclavos. Allí también se encuentra un nexo con el hibris, colectivamente no se puede ir de la felicidad a la desgracia y los numantinos apostaron por el exterminio antes de verse esclavos.

Finalmente, los excesos desde el poder cometidos por los opresores pueden lograr acciones de repudio colectivos. Lope de Vega en Fuente Ovejuna nos presenta el ajusticiamiento del comendador, quien había agredido sexualmente a una aldeana, Laurencia. Esa fue su víctima y todo el pueblo actuó como protagonista colectivo. Al intentar imponer terror a la población, los jueces preguntaban: ¿Quién mató al comendador?, obteniendo la respuesta ¡Fue Fuente Ovejuna señor! y ¿quién es Fuente Ovejuna?, respondiendo  a coro ¡Todos en una! Los atropellos a la dignidad derivan en acciones colectivas de repudio, fundamentadas en el legítimo derecho a existir.

El pasado domingo 22 de octubre fueron convocadas unas muy complejas elecciones primarias, un proceso que contó con enemigos entre sus propias filas, pero la voz del pueblo actuó y todos nos hicimos un protagonista colectivo, rescatando la institucionalidad del sufragio, la paz, la convivencia, la otredad. Las reacciones que llevaron a que el protagonista colectivo actuase subyacen en largos veinticinco años de injusticias, atropellos a la dignidad, abusos de poder y copamiento de la libertad; hoy, luego de ese fenómeno electoral, fundamentado en el dolor colectivo que nos inflige el chavismo sin ambages moral alguno, podemos decir que la elección primaria fue un éxito tomando una participación aproximada de más de 2.450.000 votos y la proclamación de la abanderada, pues no fue una mera victoria, sino un acto de proclama electoral que le asignó una holgadísima victoria con 92,35% , más de 2.411.000.

Desde luego el hibris de la hegemonía gansteril ya está tramando la venganza para el movimiento de este primer paso de la libertad, sus juristas del horror y adláteres amenazan sin piedad alguna a los denodados arquitectos de este proceso cívico, plural y democrático, para lo que cuentan con la fruición perversa de quienes se hacen llamar opositores, apostando por el fracaso de la libertad, pues los intereses crematísticos del status quo los benefician.

No le conviene a la tiranía atentar contra las primarias, contra su proclamada candidata y menos jugar con la paciencia de todo un conglomerado social, convertido en protagonista colectivo. el escenario internacional los esta escrutando en su conducta, los acuerdos de Barbados, que suspenden temporal y condicionadamente las sanciones, podrían revertirse en un revés que de nuevo los dejaría ante el Mundo, como una abyecta tiranía, lamentarían como los persas esta torpeza del hibris o del orgullo.

En fin, todo está consumado, en su soberbia o falla connatural del hibris reside la derrota que los señala como los tumefactos progenitores de esta desgracia, compleja humanitaria. Venezuela es la ultrajada Laurencia, humillada, golpeada, violentada y vapuleada, por un opresor abyecto e impenitente. Al igual que Laurencia, Venezuela estaría presta para defender su decisión del 22 de octubre, el miedo de los opresores es tan grande, que decidieron establecer un bloqueo de información. ¿Si las primarias fueron ficción, por qué prohibir desde Conatel, la oficina de comunicaciones retorcidas de la tiranía, la transmisión del evento electoral? Allí están las cartas, allí la verdad, todos hoy somos uno y ese sufragio primario es el primer paso para poner fin pacíficamente a este horror, todo lo demás son los lamentos en la tumba de Darío I, los lamentos de los Medos, ahora disminuidos y trocados en hórrida y peligrosa minoría hamponil.

Referencias:

Esquilo. (2022). Los Persas. Barcelona: Gredos.

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