Sí, aunque nadie lo crea, Pedro Navaja tenía razón: “La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida, ¡ay Dios!”. La situación que hoy día enfrentamos los venezolanos no tiene nombre ni precedentes. Oír y leer lo que dicen dos figuras opositoras, cuyos nombres prefiero no mencionar, produce piquiña por lo difícil que es salir del asombro.
Ahora resulta que los dos grandes líderes opositores, María Corina Machado y Edmundo González Urrutia, son culpables de las acciones extremas que últimamente ha puesto en práctica Nicolás Maduro Moros. Lo realmente cierto es que hubo elecciones en Venezuela, la oposición supo recabar copia del voto de un alto número de quienes sufragaron y esa documentación puso de manifiesto el contundente respaldo electoral que tuvo Edmundo González gracias al apoyo que le brindó nuestra extraordinaria conductora política.
No deja de ser llamativo el que un número importante de gobernantes demócratas de América hayan respaldado con mucha firmeza a las dos figuras emblemáticas de la oposición venezolana y que ese apoyo haya sido ignorado por el gobierno venezolano. Lo más lamentable de tal proceder gubernamental es que no se pusieran sobre el tapete las pruebas convincentes de la supuesta victoria del señor Maduro. Así las cosas, los venezolanos enfrentamos una situación de hecho pero no de derecho: ¿Un golpe de Estado? Ahí les dejo eso.
Se explica entonces que la mayoría opositora de nuestro país esté de luto, experimentando un sentimiento de “pérdida” que realmente no es tal. Lo cierto es que la rueda de la justicia -una de las cuatro virtudes cardinales, que inclina a dar a cada uno lo que le corresponde o pertenece- a veces gira lentamente, pero al final ella actúa correctamente. En otras palabras: tarde o temprano la justicia alcanza su objetivo como figura sancionadora que es.
Por ahora, no tenemos nada más que decir.
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