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La vida en una ceguera humana y la carencia de pensamiento propio en la mortalidad del tiempo

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La conducta humana en la sociedad temporal y la vida como clave de su éxito.

Dicen que todo lo que inicia tiene un final, pero al mismo tiempo la mortalidad del ser humano cree encontrar inmortalidad en sus acciones, esta sí podría existir en el conocimiento que dejan tras de sí, en descubrimientos que logran alcanzar en la ciencia, así como en la huella genética que dejan en el mundo a través de su descendencia. Pero hay otro tipo de acciones que el ser humano cree poder inmortalizar como si una rama de su ser se tratara, y es cuando pierde la perspectiva de su inicio y fin, esta última visión involucra aspectos como los tan afamados sistemas sociopolíticos jerárquicos, monarquías, democracias, tiranías. Modos de pensamiento y de actuar publicitados por individuos a través del tiempo que llevan sea cual sea de los sistemas citados, a un adoctrinamiento del pensamiento. Entonces vemos que independientemente de la cara política que tenga la sociedad amoldada por una perspectiva inmortal de seres mortales carentes de trascendencia en acciones inmortales, llegamos al factor común del pensamiento único, único sin cuestionamiento, único con radicalismo en el juicio. Pero ¿cómo se puede en el ciclo de vida del ser humano tropezar de esta forma?, ¿acaso no tenemos libre albedrío?

Anteriormente compartías una carta a una bella dama que antes de llegar a ella debía pasar por diversas manos, inclusive surcar cielos o atravesar océanos para llegar finalmente a ella. Por lo tanto, si no se comunicaban en esa carta las emociones, la percepción del deseo inquieto de encontrarse mutuamente y en el trazado la visualización del tiempo distante entre ambos se perdía la capacidad de transmitir un pensamiento original, fresco, empático, y principalmente, el interés de la dama hacia el joven que le escribía. ¿Pero qué tiene que ver esta situación entre un joven y una dama distanciados por cientos de miles de kilómetros en una época carente de tecnología? La respuesta es que se sabía vivir, sí se sabía vivir en el amor, se sabía vivir en muchos aspectos. Esto lleva a una nueva pregunta, ¿no sabemos vivir ahora? No es no saber vivir, es el hecho que no se sabe qué es vivir. Precisamente por la banalización del amor, por la avaricia en el poder, y por la necesidad de la superioridad en la ciencia lo que nos ha llevado a la situación de una evolución retrógrada.

El pasado no está exento de los errores que cometemos en el presente ni el futuro estará libre de las fallas que cosechemos en el presente, porque en el final llegaremos unos y el final será el inicio para otros. Por eso, si no sabemos qué es vivir, si nuestro libre albedrío se ha condicionado a tendencias digitales, al temor del qué dirán si no soy parte de los 1.000 likes o la distorsión de llevar la contraria por no saber qué te identifica, en vez de tener tu propia identidad, y si distorsionamos este último aspecto de la identidad con base en estigmas sociales y patrones de conducta modernos carentes de ética y moral, terminaremos exactamente en un adoctrinamiento de pensamiento, creemos que estamos fuera de este pero somos los eslabones principales del mismo. ¿Cómo podemos explicar esto en la práctica? Si se analiza a través del tiempo podemos ver cómo se fomentaba el odio racial sin justificación, que nunca la ha tenido, solo porque esta actitud brindaba un estatus social de conducta y de un supuesto entorno social de alta categoría, hoy día irónicamente este entorno social de alta categoría lo integran seres humanos que, ya sea por su color de piel, nacionalidad o identidad de culto una vez fueron rechazados. Entonces por qué o qué justifica que hace más de setenta años unos estuvieron a punto de ser exterminados y antes de estos durante estos y después de estos, otros tenían que tolerar el ser escupidos, denigrados, excluidos y asesinados por su tez. Claramente, el libre albedrío existió. Individuos que se opusieron a estas acciones, coaliciones que evitaron el exterminio y líderes que dieron su vida por el cambio de perspectiva en las masas.

Ante todos estos hechos en el pasado, ¿logramos aprender a vivir? Al parecer no, porque si un “líder” nos dice cómo debemos pensar, cómo debemos actuar, qué nos merecemos y qué no nos merecemos porque nos identifica con algo positivo o negativo que ha sido precisamente definido por este individuo o grupo de individuos, entonces nos hemos dejado llevar nuevamente por una actitud pasivo agresiva injustificada hacia otros o hacia nosotros mismos solo porque ese es el factor común, la tendencia, o lo que nos define porque no encontramos definición propia de que es la vida.

Esto no ocurre localmente en un pueblo, en una nación, si así fuera, no hubiesen ocurrido guerras mundiales, no existiría el racismo, no existiría el radicalismo religioso. Entonces vemos ahora con mejores letras a que nos referimos, que como un bebé viendo por primera vez el mundo, claramente nunca recordará la cara de ese doctor o doctora que lo tomó en brazos. Ahora, ¿no recordaremos nosotros estas palabras? Racismo, extremismo, exterminio, radicalismo político. Pero aún no llegamos al significado vida, sorprendentemente no. Entonces, si esto no es local, si es un fenómeno mundial que tiene diferentes caras, diferentes pensamientos que convergen al adoctrinamiento de pensamiento y se esparce como el aire, ¿qué podemos hacer? El aire es esencial para la vida, pero podemos percibir cuando estamos respirando aire puro y cuando no. De lo contrario es como un individuo que no puede percibir los olores, el cual tendría anosmia. En consecuencia, el mundo tiene anosmia en diferenciar un aire de progreso de un aire de retroceso, el mundo tiene anosmia en diferenciar un aire de una democracia en lo que queda de significado de la palabra, de una tiranía disfrazada, el mundo tiene anosmia en diferenciar un pensamiento que conlleva a un accionar independiente pero colectivo por un bien mayor de un pensamiento que lleva a un accionar colectivo dependiente conducido para un bien mayor, pero para el beneficio de unos pocos.

Por lo tanto, si no recordamos esos términos siendo que llevamos décadas en este mundo y en consecuencia no nos podemos justificar como la inocencia de un bebe que surge en esta temporalidad caótica y renovable constantemente a lo largo y ancho de este mundo. Entonces el evento de un pueblo o más moderno el término, de una ciudad en una nación, nos llevará al efecto dominó de la decadencia social mundial. Cuando la vida da una lección arrebatando vidas y pausando por largos períodos de tiempo para el resto, es el momento de vernos al espejo y decir, qué estoy viendo, qué estoy respirando, qué estoy pensando, por qué defiendo estas ideas, dónde estoy y adónde voy.

El intelecto es el arma más poderosa que hay en el mundo, y cuando la juntas con el amor puedes vencer la insensatez, la ignorancia en todas sus clases, la mediocridad y la redundancia de un mundo retrógrado que como perro jugando con su cola hace referencia irónica pero equívoca de los dos movimientos de la Tierra. La rotación es para amanecer cada día a generar nuestra pequeña diferencia que con la traslación se volverá en una gran acción y en el porvenir verás que la vida es la cosecha de tus actos sensatos, el intelecto alcanzado y compartido en los demás para los demás. Y solo si has llegado a este punto sin considerar que esto es absurdo es porque tienes la clave para que esa dama ubicada tal vez a kilómetros o centímetros de ti, materializada en otra persona, en tu alma o en tu actuar, sepa que sí hay amor en ti. Si es así, sabes qué es vivir.

 

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