“La verdad es el camino de la paz” ha dicho reiteradamente el Dr. Edmundo González Urrutia, al referirse a los resultados electorales del pasado domingo 28 de julio. Y la paz es libertad, democracia y justicia, que son los caminos que conducen al bienestar.
Si los venezolanos queremos mejorar la situación en que vivimos y ponernos a marchar por el camino del desarrollo humano integral, tenemos que hacerlo en paz, en libertad y en democracia. Lo contrario es caminar en reversa, agudizando las contradicciones que hoy vivimos.
El domingo 28 de julio el pueblo venezolano dio una enorme lección de civismo y dignidad, y expresó claramente que quiere la paz, la libertad, la democracia y el Estado de Derecho. Que quiere instituciones serias y honestas, que respondan a los valores expresados en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
Lo dicen con claridad sus artículos 2° y 3°:
“Artículo 2. Venezuela se constituye en un Estado democrático y social de Derecho y de Justicia, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico y de su actuación, la vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad, la democracia, la responsabilidad social y en general, la preeminencia de los derechos humanos, la ética y el pluralismo político”.
“Artículo 3. El Estado tiene como fines esenciales la defensa y el desarrollo de la persona y el respeto a su dignidad, el ejercicio democrático de la voluntad popular, la construcción de una sociedad justa y amante de la paz, la promoción de la prosperidad y bienestar del pueblo y la garantía del cumplimiento de los principios, derechos y deberes reconocidos y consagrados en esta Constitución”.
“Expreso preocupación por Venezuela, que está viviendo una situación crítica”, dijo el papa Francisco el pasado domingo 4 de agosto al final del Ángelus. Y agregó: “Dirijo un sentido llamamiento a todas las partes para que busquen la verdad…”
¿Y donde está la verdad?: Todo el mundo lo sabe y el que no, tiene fácil buscarla. El que busca encuentra. Entre tanto “Encomendemos este país a la intercesión de Nuestra Señora de Coromoto, tan amada y venerada por los venezolanos, y a la oración del Beato José Gregorio Hernández, cuya figura une a todos”, como recomienda el papa Francisco.