Apóyanos

La venezolización

    • X
    • Facebook
    • Whatsapp
    • Telegram
    • Linkedin
    • Email
  • X
  • Facebook
  • Whatsapp
  • Telegram
  • Linkedin
  • Email

La policía reprime en Madrid a los manifestantes en contra de la amnistía

La venezolización es un proceso de sectarismo agudo que distorsiona la percepción de la realidad en beneficio de una ideología que actúa en la mente como una seta de Amsterdam. La venezolización convierte esa visión alucinógena de las cosas en la verdad incontrovertible, de manera que los actos dejan de ser buenos o malos en sí mismos y pasan a serlo en función del cristal con que se miren. Por ejemplo, si el machismo lo ejerce un afín, hay que comprobar con escrúpulo si la afectada dice la verdad por respeto a la presunción de inocencia; pero si lo practica un adversario, entonces hay que anularlo civilmente sin garantías porque su mezquindad viene de serie. La venezolización consiste en abominar de todo lo que haga el contrario, porque su maldad es inherente a sus ideas, y en justificar todo lo que haga el prosélito, porque su bondad es inmanente a las siglas que defiende. La realidad pasa a ser un constructo político, no un bien empírico. Abrirle la cabeza a un policía es una protesta popular y manifestarse pacíficamente contra los supremos bienhechores es un atentado contra la democracia. A los que protestan contra la amnistía es pertinente que la policía los gasee y a los que se concentran a favor de Palestina hay que escoltarlos. La venezolización implica siempre que la violencia propia es necesaria para la paz mientras que la paz ajena es una incitación a la violencia. Es una patología social que se refugia en la retórica hasta deformarla. De hecho, una de sus características principales consiste en defender lo bien que lo está haciendo tu líder recordando los casos en los que eso mismo lo hizo el contrincante. El error ajeno blanquea el propio. Porque el hecho puro no es lo que importa, lo que vale es quién lo lleva a cabo. La venezolización destroza lo tangible, lo diluye en favor de lo relativo. La verdad es un material de parte. No existe más verdad que la ideología. Por eso los jueces han de integrarse en el concepto y aplicar las leyes con sesgo. Si las aplican con neutralidad, son fascistas. Los delincuentes aliados son buenos y las víctimas contrincantes son malas.

La venezolización de España lleva ya unos años siendo denunciada por los exiliados del chavismo. Se empieza por diluir las instituciones y se termina por distorsionar la realidad en beneficio de la «revolución». Un día se dice federalismo asimétrico donde se debería decir amorfo, al siguiente se le llama progresista a un golpista reaccionario, luego denominamos hombres de paz a los terroristas, después convertimos las opiniones en leyes y acabamos sin filetes de pollo en los supermercados. Todo ello en nombre de la soberanía popular, no nacional porque eso también es facha. Hemos llegado a un punto en el que hasta los poetas los designa el Gobierno. La venezolización, para resumir, trata de encomiar el ripio que ha escrito uno de los nuestros mientras da cursos sobre el insoportable machismo de Lope de Vega. Consiste en demoler la democracia usando como bolas de derribo las de los mismos leones del Congreso.

Artículo publicado en el diario ABC de España

Noticias Relacionadas

El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!

Apoya a El Nacional