Estremecida la tribuna parlamentaria española que también es domicilio natural de una opinión pública organizada, dinámica y alerta, ya mermada por estos predios, la valiente diputada Cayetana Álvarez de Toledo le ha dado una definitiva nota de trascendencia a la incansable lucha de los venezolanos por alcanzar la libertad liberadora. La suya, a cámara plena, ha sido una extraordinaria pieza oratoria que raya en la virtud literaria, dándole a la bravía denuncia una significación que inspira, incentiva y compromete.
Coincide el poderoso mensaje con una canción que goza de una amplísima popularidad, como es “Veneka” de Rawayana y Akapellah que refuerza nuestra identidad, la que hemos acrecentado en demanda de una efectiva democracia en inequívoca consonancia con la dignidad de la persona humana. La solidaridad de la oradora, faltando poco, argumentada e irrebatible, responde a un testimonio real de compromiso con nuestra causa, evidenciado por todos estos años.
Nuestro país ocupa una curul de acendrado peso político y moral, porque la veneka Álvarez de Toledo constituye una referencia ineludible de apuntar al liderazgo occidental que emerge y puede contribuir en los próximos años a reorientar los esfuerzos capaces de reivindicar valores tan fundamentales para una convivencia que hoy sabe de un serio extravío bajo regímenes afines al llamado socialismo del siglo XXI. Ella, no requiere de los atajos feministas para destacar, es portadora de una inusual sobriedad y profundidad en el planteamiento, y honra su palabra con los hechos, paciente y dispuesta frente a las adversidades, humilde en los éxitos.
Descolocando a sus prejuiciosos adversarios, aspira a una sociedad de libres e iguales. Ahora, se nos antoja como una síntesis de las admiradas Mercedes Pulido de Briceño y Argelia Laya, con bastante de la aún batalladora Paulina Gamus, quienes dejaron huellas en la vida política más contemporánea de este lado del mundo.
Cayetana conoce nuestra realidad, porque la ha vivido aquí y muy aquí entre nosotros, aunque transcurrido un par de años fue que nos enteramos de su visita quizá hacia 2007, ya que, por entonces, hubiese sido importante una reunión con los parlamentarios de la bancada opositora. Lo importante es que la conocemos, sabemos de su elevado compromiso con nuestra causa, y la celebramos y aplaudimos, considerándola una compatriota.
@luisbarraganj