Apóyanos

La vacuna de AstraZeneca y el «deus ex machina» justificador del régimen chavista

    • X
    • Facebook
    • Whatsapp
    • Telegram
    • Linkedin
    • Email
  • X
  • Facebook
  • Whatsapp
  • Telegram
  • Linkedin
  • Email
AstraZeneca

Foto AFP

Como se suele decir en criollo, ¡vaya manera de escurrir el bulto!

Sí, porque la temporal suspensión del uso de la vacuna de AstraZeneca en algunos países, por los reportes de varios incidentes graves cuya relación con la inoculación de ese producto se está investigando de responsable modo —sin que aún se haya podido establecer tal relación de causa-efecto—, le ha servido de conveniente excusa a los jerarcas del dictatorial régimen chavista para impedir, ahora de manera abierta, la participación de Venezuela en la iniciativa COVAX.

Los mismos que hasta ayer no habían hablado para decir «esta boca es mía», en lo que a la falta del pago de las vacunas de AstraZeneca que se le reservaron al país en el marco de tal iniciativa respecta, no tardaron tres segundos en saltar de su mullida cima de inmerecidos privilegios para sentenciar, con un nada creíble aire de «responsabilidad», la marcha atrás en la «tramitación» del acceso a aquella inmensa ayuda, ante lo que no se puede dejar de preguntar cuándo exactamente comenzaron estos «ángeles», pero de la destrucción y la muerte, a allanar el camino para la recepción de las vacunas en cuestión, porque lo que más bien vio el mundo entero, ya sin asombro por lo frecuente de la ruindad en el proceder de esa nociva ralea, fue la denodada lucha de los miembros del Gobierno encargado de Venezuela, presidido por Guaidó, para sortear los numerosos obstáculos que los primeros, los secuestradores de la nación, no tuvieron reparos en colocar con el avieso propósito de que no se materializase algo tan sencillo y necesario como la adquisición de esas vacunas.

Como de costumbre, el asco se mezcla en esto con la idea de que semejante actuación movería a risa de no estar apilados miles y miles de cadáveres en todo el país, y no precisamente a consecuencia de la COVID-19, que solo ha engrosado una lista de víctimas, de una maldad con pocos paralelos en la historia, que antes de su advenimiento ya era extensa.

Por supuesto, los argumentos con los que los miembros de la nomenklatura criolla intentan justificar la decisión apenas si se sostienen entre las audiencias más incautas, por cuanto las instancias científicas con mayor credibilidad de la propia Organización Mundial de la Salud han reafirmado su respaldo al uso de emergencia de la vacuna de AstraZeneca ante la falta de sólida evidencia que demuestre que los mencionados incidentes constituyeron adversas consecuencias directas de su inoculación, pero si por solo un segundo se intenta hacer el ejercicio de otorgarle a los opresores de la nación el beneficio de la duda en lo tocante a sus motivaciones para tomarla, otro hecho evita que por dos se prolongue tan difícil tarea, a saber, el que en medio de esa rasgadura de vestiduras por la «seguridad» de los venezolanos estén haciendo la vista gorda tales fariseos ante el reporte del primer incidente local ocurrido tras la inoculación de la Sputnik V.

Entonces de qué se trata, si no de otra vil tergiversación y aprovechamiento de una determinada circunstancia para evadir responsabilidades y justificar la maldad, toda esa burda puesta en escena en medio de la cual, y entre conocidos aspavientos, estos opresores dicen estarse guiando por su deseo de «proteger» a la población venezolana de la «capitalista» vacuna de AstraZeneca mientras se hacen los ciegos, sordos y mudos ante eventos en los que la Sputnik V es la presunta amenaza; una que, en todo caso, debería atravesar sin sesgos los mismos filtros científicos de los que en este instante se está haciendo adecuado uso para corroborar la seguridad de la primera.

Bien se sabe, aunque no huelga recordarlo, que la mayor peste hoy en Venezuela no es la COVID-19.

@MiguelCardozoM

El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!

Apoya a El Nacional