Escribo estas líneas saliendo de la Universidad Central de Venezuela. No pisaba el recinto desde comienzos de la pandemia por lo cual tenía muchas expectativas de volver a la casa de estudios más importante del país. La razón de mi visita fue bastante puntual: la defensa de una tesis titulada “la Universidad de Izquierda” de la cual fui tutor.
El trabajo de grado tenía por objeto demostrar cómo las ideas de izquierda habían permeado a la UCV durante el período que va de 1959 hasta el año 2012. Para ello, el tesista Anderson Ayala examinó un conjunto de sellos editoriales de la universidad, incluyendo una cantidad de más de 700 libros y publicaciones, llegando a conclusiones de sumo interés. La primera, y tal vez la más relevante, es que se demostró empíricamente que de los libros y publicaciones examinados, más de la mitad tenían de alguna u otra forma contenido marxista, y de éstos, mayoritariamente el enfoque de estudio era de aceptación de dichas premisas, en tanto que el contenido crítico hacia dicha corriente de pensamiento era más bien minoritario.
Son varias las razones que pueden contribuir a explicar la difusión del pensamiento marxista en la UCV con las características antes descritas. El tema que queda por zanjar es ver hasta qué punto dicho pensamiento realmente contribuyó a la formación de la cultura política venezolana en los últimos sesenta años, o si, por el contrario, dicha influencia fue más bien periférica, ajena a tener un peso real en el debate público y la toma de decisiones nacionales.
Al menos desde mi perspectiva, pensaría que el peso que ha tenido la UCV en el campo de los estudios políticos en Venezuela es significativo. Se trata no solo de la universidad más relevante del país, sino la que tiene mayor trayectoria en el campo de las ciencias políticas en Venezuela. Adicionalmente, desde el punto de vista práctico, una cantidad de egresados de la UCV ha detentado a lo largo de estas décadas distintos cargos de gobierno con lo cual, se pudiera presumir que buena parte de la praxis gubernamental pudiera estar influida por el influjo de las ideas aprendidas y estudiadas en la universidad.
Estas premisas, sin embargo, deben llevar a una alerta y reflexión. El predominio de las ideas de izquierda en la UCV no implica que no existan otras corrientes de pensamiento en la universidad. Por ejemplo, convendría evaluar hasta qué punto han permeado las ideas liberales en el claustro, más allá de su factor cuantitativo, y también cómo a partir de la experiencia del socialismo real atestiguado en las últimas décadas ha habido un cambio de paradigma en torno a lo que implica la difusión de ideas en la universidad.
El tema da mucho para reflexionar. Nos preguntamos, ¿hasta qué punto lo debatido en la universidad no se queda en un reducido conciliábulo? ¿Es realmente la academia un factor conductor del pensamiento nacional? ¿Cuáles son las vertientes que definen lo que pudiera denominarse “cultura política” dentro de una sociedad? Pareciera que no hay respuesta absoluta, pero bien pudiera plantearse que no pocas veces las voces académicas son limitadas a ciertos claustros, en tanto que las mayorías parecen conducirse por otros derroteros. Sin embargo, no debe olvidarse como bien lo señaló Hayek en su momento, que no pocas veces las ideas que se debaten hoy obedecen a premisas intelectuales que fueron asentadas hace mucho tiempo atrás por intelectuales que probablemente el día de hoy estén muertos. Así que las ideas tienen consecuencias.
De forma tal que, en retrospectiva, el estudio de las ideas políticas en la UCV debe verse como algo positivo. Pienso que debe deslastrarse esa leyenda negra de “universidad de izquierda” y abrirse el campo al pensamiento crítico, y la apertura de ideas. En lo personal, cada vez veo más estudiantes ávidos de conocer planteamientos distintos y, por qué no decirlo, en cierto modo disruptivos frente a la tradición marxista. El trabajo de grado Anderson Ayala es muestra de ello. Un análisis crítico de ciertas premisas que abren el campo a investigaciones de otro talante, tan necesarias para dibujar una cultura política distinta para el país.
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