La política es un instrumento para alcanzar el bien común. Los auténticos intelectuales ―a diferencia a los abundosos seudos― protegen los valores de una sociedad libre y digna. Tienen una responsabilidad que asumir ante el desmadre nacional como faro de luz que ilumina el destino colectivo. Con claridad y profundidad los intelectuales protegen los principios y valores de una sociedad libre y digna. No existe libertad ni justicia sin hacer valer la voluntad popular. Procuran la formación de ciudadanos de una república libre.
Diciembre con 400 presos políticos y 6 millones de expatriados es el regalo de una usurpación aferrada al poder en asociación al crimen internacional. Solo la justicia reconcilia. No cabe sino rebelarnos, desobedecer y desconocer al narcorrégimen. Los ciudadanos jamás abandonaremos los principios democráticos y queremos elegir sin cortapisas al liderazgo que conduzca la lucha para recuperar la libertad, cultivamos el pensamiento critico y el autoconocimiento. Queremos elegir directamente a nuestros representantes. Los de la corporación G4 que se arrogaron esa responsabilidad tienen su fecha de caducidad vencida hace rato. Dejaron de ser nuestros representantes por sus continuos fracasos durante 23 años y terminaron configurándose al régimen que nos oprime. Creemos en la unidad, en la verdad hacia el bien común. El régimen maligno codifica a las personas. Apostamos a una recuperación ética, espiritual y humanista, ser- más antes de tener -más, hacia el logro y promoción del bien común. La educación es la columna vertebral y la pedagogía ciudadana con el buen modelaje de los políticos e intelectuales que favorezcan los interese superiores de la nación y tengan grandeza y se olviden de sus intereses particulares. No hay demócratas sin la formación para serlo y ejercerlo. Una ciudadanía cultora de sus mejores valores y virtudes: Nada son los castillos, nada son los barcos, si ninguna persona hay en ellos. Coincidimos con Sófocles, el filosofo amigo de la sabiduría.
A la corporación criminal no le interesa la educación ciudadana sino el amaestramiento ideológico que se traduce en voluntades obedientes ajenas al pensamiento crítico. Ellos siempre sacrifican los intereses colectivos y se conducen contrariamente a los intereses generales de la población. Se basan en decisiones individuales y no en la grandeza que los trasciende, son contrarios al interés colectivo. Afectan pilares fundamentales de la república como la familia y la moral. El ser humano sin valores cae en una debacle.
El auténtico líder propende a transformar las realidades temporales con los valores republicanos. La solución no pasa por la resignación. La oposición G4 es estructuralmente mala, muy tibia en sus convicciones. No pasan de la idea a la acción. Son a-instrumentales, improvisan mucho y siempre caen en lo mismo, las mismas recetas con los mismos resultados, como la de participar siempre en farsas electoreras. Lucen fosilizados y carecen de densidad estratégica. No representan a nadie. Su fracaso los lleva a convivir con el régimen y su única aspiración es a cogobernar, ni siquiera sustituirlo. Necesitamos referentes sólidos. Queremos elegir el liderazgo alternativo.
!Libertad para Javier Tarazona. No más prisioneros políticos, torturados, asesinados ni exiliados!.
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