Ante la destrucción de una nación que contó con el mayor índice per cápita en América Latina y que por mucho tiempo fue la mayor productora de petróleo -llevó esa principal industria nacional a la ruina, hasta tener hoy una producción marginal de crudo-, la última promesa del madurismo ante su inminente derrota electoral es un “baño de sangre”.
Ante una nación agotada, fundamentalmente por los casi 12 años que llevan en el poder y de la que han emigrado casi 10 millones de connacionales según cifras de la Organización de Naciones Unidas, como producto de ver mermada su calidad de vida, al llevar los salarios y pensiones hasta un promedio de 3 dólares mensuales, y destruir más de 70% del tamaño de su economía; la última promesa del madurismo ante su inminente derrota es un “baño de sangre”.
Ante la ruina en que yacen escuelas, liceos y universidades, con una infraestructura que prácticamente fue arrasada como si se tratara del peor de los terremotos, huracanes o deslaves, generando con ello una deserción estudiantil y de educadores sin precedentes, como efecto de nefastas políticas públicas que destruyeron todo el sistema del conocimiento, académico, ciencia e investigación; la última promesa del madurismo ante su inminente derrota es un “baño de sangre”.
Ante la quiebra de todo el sistema de salud, del cual también desertaron muchos médicos, enfermeras, bioanalistas, radiólogos, entre otros especialistas asistenciales, al ver cómo la protervidad de un régimen permitía que niños, adultos o ancianos fueran condenados a morir al tener hospitales y ambulatorios sin los mínimos implementos, medicamentos y herramientas quirúrgicas, es decir, asesinar el principal centro del derecho a la vida de los venezolanos; la última promesa del madurismo ante su inminente derrota es un “baño de sangre”.
Ante una nación donde las carreteras y los puentes han quedado en el más completo abandono, o que se permita la circulación de chatarras, sobre las cuales incluso “transportan” seres humanos, lo cual ha generado que hasta personas pierdan sus vidas en accidentes, y donde no existen responsables, y menos indemnizaciones sobre los afectados, demostrando con ello, la bazofia política de quienes controlan las instituciones; la última promesa del madurismo ante su inminente derrota es un “baño de sangre”.
Ante cientos y cientos de días en que venezolanos han sido sometidos a la barbarie de pésimos servicios públicos, y hacer una “normalización” en el tener que “vivir viviendo” sin electricidad, sin agua, sin gas, sin gasolina, lo que ha consolidado un averno en la sociedad venezolana y la ciudadanía; la última promesa del madurismo ante su inminente derrota es un “baño de sangre”.
Ante una corrupción sin precedentes, donde han quedado inconclusas obras que incluso fueron comprometidas en su entrega por más de 300 mil millones de dólares, y cuyas fechas de finalización estaban “planificadas” antes de las llamadas “sanciones”, la última promesa del madurismo ante su inminente derrota es un “baño de sangre”.
Ante una nación donde una cúpula del poder, sin excepción, viven cuales jeques árabes, mostrándonos sin pudor sus lujosas camionetas, sus mansiones, las exquisiteces en sus mesas, sus viajes a las naciones desarrolladas, mientras sus hijos y nietos estudian en costosas universidades extranjeras, y en contraste, someten a la población con la entrega de una miserable bolsa de arroz, pasta, harina y lenteja de pésima calidad, lo cual sintetiza sus condiciones de neoesclavitud sobre una nación; la última promesa del madurismo ante su inminente derrota es un “baño de sangre”.
Ante una nación en la cual las violaciones de los derechos humanos han sido sistemáticas, con centenas de presos políticos, que hemos sido vilmente torturados, hasta dejarnos sin agua ni alimentos, condenándonos al ostracismo humano y social, y acusándonos de “incitar al odio” por decir las verdades y críticas que rechazan los neototalitarios del siglo XXI, disfrazados de “demócratas”, cuando la realidad es que son ideológicamente una mezcla de lo peor del nazismo, el estalinismo y el fascismo, con grupos “criminales” armados que amenazan de muerte a un pueblo, y que jamás han sido llevados ante la justicia con órdenes públicas de quien fuera su máximo líder; hasta el punto que sus “integrantes” alaban por las llamadas redes a Hitler por su genocidio contra los judíos, pensando que con “tapar” semejante pensamientos e ideas ocultan la bazofia de sus almas; la última promesa del madurismo ante su inminente derrota es un “baño de sangre”.
Ante una nación donde lo único que puede mostrar el régimen como “principales obras” son el hambre, la miseria, la migración y la destrucción de toda una nación en toda su arquitectura societaria; la última promesa del madurismo ante su inminente derrota es un “baño de sangre”.
¡Busque su manzanilla! Porque en Venezuela no habrá “baño de sangre”, sino parafraseando al otrora aliado del madurismo, tendemos un baño de votos que dejará convertido en rescoldos del pensamiento, la acción y la ejecución de sus nefastas políticas a quienes serán derrotados con la fuerza del pueblo del Libertador.
@vivassantanaj_