El referéndum sobre el Esequibo en poco tiempo opacará la jornada de la primaria de la oposición.
En los próximos días, Venezuela se sumergirá en un debate encarnizado. El oficialismo tratará de apoderarse del sentimiento nacionalista, mientras que para la oposición resultará difícil argumentar el aplazamiento de la discusión fronteriza. La elección presidencial, aunque ya se proyectó una fecha para realizarla, quizá pueda quedar en suspenso hasta tanto no se resuelva el asunto con la República Cooperativa de Guyana.
La pregunta 4 del referéndum es determinante: 4.- «¿Está usted de acuerdo en oponerse, por todos los medios conforme a Derecho, a la pretensión de Guyana de disponer unilateralmente de un mar pendiente por delimitar, de manera ilegal y en violación del derecho internacional?».
Nos preguntamos: ¿Hasta dónde estaríamos dispuestos a llegar para resolver en este momento un problema de casi siglo y medio de existencia? ¿Será que los militares se embarcan en una batalla parecida a la «suicida» acción de Las Malvinas?
En todo caso, el escenario resulta confuso para Venezuela y desde luego, para la salida del régimen del poder. Aquí pudieran emerger nuevos líderes: dentro y fuera del oficialismo. De lo que sí estoy convencido es de que el régimen generará esta crisis como tabla de salvación mediante una maniobra muy arriesgada para el país, con el fin de alargar su permanencia en el poder. Si no le sale bien, probablemente precipitará su fin. Todo dependerá del comportamiento de los líderes opositores e incluso, de la obediencia y sensatez del sector militar.