OPINIÓN

La transición energética toma un paso más lento

por Boris Santos Gómez Úzqueda Boris Santos Gómez Úzqueda

Siempre hemos subrayado que no pertenecemos a la corriente de “fundamentalistas” verdes que creen en la “muerte súbita” del petróleo (y sus combustibles derivados), eso no va a ocurrir: nos cansamos de decir que el petróleo tiene mucho que dar a la sociedad/economía y no habrá tal oil peak, al menos no en esta generación en tanto las condiciones de tecnología y de almacenaje de electricidad no avancen sustancialmente.

La tecnología está avanzando, eso sí, para reemplazar a los fósiles, de a poco, habrá nuevos energéticos como el hidrógeno, pero a la par el petróleo y sus derivados y el gas natural continuarán teniendo peso gravitacional en la política y en la economía: negar aquello es poco menos que una locura.

Lo que sí podemos afirmar en este punto es que esa transición de fósiles a verdes va a tomar algo más de tiempo. Las condiciones económicas, las guerras europeas y una China devoradora de carbón ralentizará la transición que a la par consume miles de millones de dólares en estímulos y subsidios.

La energía eólica y solar no reemplazan, de momento, a los combustibles fósiles; como tampoco podrán reemplazar, de momento, a la electricidad generada por energía nuclear. Seguramente ocurrirá aquello en algún punto de la evolución tecnológica, pero, reiterando el párrafo superior: no estamos en ese punto de evolución, aún.

Aunque en ese empeño ponga todo su esfuerzo el estado de California, el más liberal (izquierda) de los estados en Estados Unidos, que anualmente estimula con normas y regulaciones el uso de energía verde sobre fósiles, pero en California no llegaron, ni remotamente, a reemplazar fósiles en su matriz energética, aunque están haciendo excelentes esfuerzos. Hay una fuerte campaña estatal (e inclusive del gobierno federal) en estimular con dólares fiscales a la transición energética pero lo cierto es que, fácticamente, 80% del mix energético global aún depende de los fósiles. Guste o no.

Debemos alegrarnos, eso sí, que la transición energética está avanzando con respecto a décadas anteriores: energía de tecnología renovable (solares/eólicas) ya tienen 5% de participación en el share market del consumo global; los vehículos eléctricos tienen menos del 1% del mercado global: no es mucho, pero están avanzando, quizá no en la velocidad que los fundamentalistas verdes quieren. El paradigma de la transición está en marcha, requiere que la tecnología evolucione con más fuerza y haga el verdadero cambio disruptivo.

Hoy consumimos energía para todo: desde el aparato móvil que tenemos en nuestra mano, el alumbrado público de las calles, el acondicionador de aire, hasta las grandes industrias que requieren millones de litros de combustible para transporte, minería, industria, etc.

Tampoco dejemos de lado el hecho fáctico que reemplazar la estructura de generación, transmisión y distribución de electricidad de carbón a fósiles, a gas natural y a renovables son costos totalmente distintos, son visiones y tecnologías que definitivamente agregan nuevos paradigmas a eso de la transición energética.

En algún punto se dejarán de hacer inversiones en fósiles, pero se requerirán inversiones en renovables, de manera que la transición per sé no significa ahorro de costos en infraestructura. Quizá en formas y modos de generar y utilizar energía; por ello es que, en general, los costos de electricidad residencial de Estados Unidos aumentaron en los últimos 20 años, subieron tarifas: aunque hayan ingresado las renovables a la matriz energética y se incrementaron porque hubo elevado gasto en la infraestructura necesaria para transmitir electricidad eólica/solar.

Quizá debamos a acostumbrarnos a no tener energía a bajo coste, como va la historia de la humanidad. La última apuesta es la tecnología: que permita reducir costos de generación, transmisión, distribución y principalmente almacenaje de electricidad para tener energía (renovable) en días no soleados y con poco viento.

Ni siquiera hemos podido reemplazar en su totalidad el uso del carbón. China sigue creciendo en base a electricidad generada a carbón; ¡menos vamos a poder dejar de utilizar fósiles derivados del petróleo!

El tema principal de la electricidad radica en su almacenamiento. El petróleo y sus derivados y el gas, como el carbón se pueden almacenar, pero aún no se puede almacenar la electricidad. Cuando la tecnología resuelva ese asunto seguramente habrá una considerable reducción de costes en uso de renovables y se dará un alto sustancial a reemplazar fósiles por renovables.

Quizá las baterías de litio no sean la “solución total” al almacenaje de electricidad. De eso estuvimos analizando la columna anterior: habrá una era post litio y seguramente la tecnología nos dará la buena noticia de que la electricidad se puede almacenar tomando en cuenta conceptos de volumen y escala a bajo coste.

@BorisSGomezU