En días pasados, cuando dictaba un curso sobre el famoso cuadro de Eugène Delacroix, La Libertad guiando al pueblo, hice referencia a la necesidad de corregir algunos errores que se cometen con respecto a los sucesos que son simbolizados en esta obra, ícono universal de la lucha por la Libertad. Así, en mayúscula.
Esta pintura representa el levantamiento político en París, julio de 1830. Dicha insurrección ocurrió durante los días 27, 28 y 29 de julio de ese año, y se le conoce en la historia como «Trois Glorieuses» o «Las Tres Gloriosas». Fueron los sucesos revolucionarios acaecidos en París, que culminaron con el ascenso al trono de Luis Felipe I de Francia, dando inicio así al período de la Historia de Francia conocido como «Monarquía de Julio». En muchos lugares, incluso en Internet, se asocia esta obra erróneamente a la Revolución francesa de 1789. Muy probablemente, el error se comete porque la mujer con el gorro frigio, representación de la Libertad, es Marianne.
Marianne es la encarnación de la República francesa; simboliza la inmutabilidad de los valores republicanos franceses: «Libertad, igualdad, fraternidad». Y su figura es empleada por Delacroix para representar la Libertad; Marianne lleva el gorro frigio, símbolo de la Libertad durante la Revolución francesa. De allí debe provenir la equivocación de asociar el cuadro con la Revolución francesa de 1789.
El nombre de Marianne tiene un origen muy peculiar; la historiadora francesa Florence Gautier dice: «Marianne, la denominación dada en Francia a la República, procede del nombre del jesuita español Juan de Mariana, ilustre miembro de la Escuela de Salamanca».
Se lee, se oye, se discute sobre la Escuela de Salamanca y los nombres de Juan de Mariana, Francisco de Vitoria, Tomás de Mercado, Francisco Suárez, entre otros, no solo son obviados, sinoque la mayoría delas veces son desconocidos.
¿Qué fue la Escuela de Salamanca? ¿Qué importancia tiene? ¿Quién la fundó? ¿Quiénes fueron sus principales representantes? ¿Qué relación guarda con el liberalismo económico? ¿Por qué añado a la Universidad de Coímbra? ¿Qué relación hay con la comprensión de la Libertad?
Usted, amigo lector, al consultar en las redes esta voz, Escuela de Salamanca, encuentra una definición clásica, que dice: «(…) fue una escuela de pensamiento económico en diversas áreas que tuvo lugar en el renacimiento del siglo XVI, a través de un grupo de teólogos y juristas concentrados principalmente en la Universidad de Salamanca». Yo le agrego, que las investigaciones tanto filosóficas como políticas, teológicas y económicas de los pensadores de la Escuela de Salamanca han constituido una visión absolutamente precoz de un mundo que se asomaba distinto, lleno de sorpresas y nuevas maneras de entenderlo. No podemos obviar que estamos ante un «Nuevo Mundo».
Muchos han sostenido, entre ellos el premio Nobel de Economía F. Hayek, que las nociones teóricas de la economía de mercado, así como los fundamentos primordiales del liberalismo económico no fueron delineados, como se ha venido considerando, «por los calvinistas y protestantes escoceses, sino por los jesuitas y miembros de la Escuela de Salamanca durante el Siglo de Oro español».
El llamado Siglo de Oro español es una etapa histórica, durante la cual hubo un extraordinario florecimiento del arte y las letras castellanas; además, todo este período de auge artístico coincide con el apogeo político y militar del Imperio donde nunca se ponía el sol, época de la dinastía española de la Casa de Austria.
Estamos hablando de 189 años: 1492-1681, aun cuando hay quienes difieren en la datación del fin de este período histórico, situándolo en 1659. El Siglo de Oro español abarca tanto al Renacimiento como al Barroco, y, justamente, esta simultaneidad de diferentes estilos, lo hace especialmente interesante; en breves palabras, es una etapa caracterizada por la relevancia de la producción del período y su impacto en la cultura europea.
Y es, justamente, en este momento, cuando la Universidadde Salamanca reúne en su seno a una pléyade de pensadores humanistas, quienes modernizaron la teología, instituyeron las bases del «Derecho moderno de gentes», del Derecho Internacional, y destaca la labor precursora de Francisco de Vitoria en el tema Derechos Humanos. No es poco su aporte, es innegable la importancia que revisten las investigaciones iniciales en etnografía y antropología social moderna, fundamentalmente realizados por fray Bernardino de Sahagún.
Centraré este artículo en las figuras del dominico Francisco de Vitoria, ydel jesuita Francisco Suárez, aunque hubo, por supuesto, muchos otros participantes de suma importancia en los diversos campos del discurso donde la Escuela de Salamanca estaba comprometida al igual que la Universidad de Coímbra. «Coímbra significa para Francisco Suárez la cumbre de su carrera científica y de su magisterio como profesor universitario».
Francisco de Vitoria, (1486-1546), fraile de la Orden de Predicadores, inspirador de la Escuela de Salamanca, teorizó sobre la economía desde un punto de vista moral.
En la Stanford Encyclopedia of Philosophy, fuente ineludible, se puede leer que Vitoria suele ser considerado un escolástico tardío que utilizó el pensamiento de Aristóteles en su filosofía y teología. Si bien es cierto que Vitoria y los escolásticos españoles eran básicamente teólogos, se adentraron en temas que sobrepasaban los límites de la Teología, la Lógica o la misma Filosofía. La razón fundamental de esta característica de los teólogos dominicos se centra en su labor de estudio y comentarios de la Summa theologiae de Tomás de Aquino.
El pensamiento de Vitoria derivaba irremediablemente, aunque mantenía su sello personal, del Doctor Angelicus, no solo en su glosa a la Summa theologiae, sino también en sus deliberaciones y distintos manuscritos sobre derecho y sociedad. Al referirnos a Vitoria, es indispensable aludir a sus famosas reflexiones que versaron tanto sobre asuntos políticos, como sobre la situación política de la Iglesia; sus profundos estudios de la Conquista en México y de Sudamérica, causaron adhesiones y rechazos, como es el caso de la severa oposición del emperador Carlos V a la conferencia De Indis de Francisco de Vitoria.
Podría detenerme a analizar las célebres discusiones de Vitoria y de sus discípulos sobre los derechos de España en el Nuevo Mundo; pero, tan solo reseñaré sucintamente estas discusiones recordando que la disputa surgió a raíz de la crítica de los dominicos asentados en las Antillas al trato dado por los conquistadores a los pueblos nativos.
En diciembre de 1511, fray Antón de Montesinos subió al púlpito Iglesia de los Dominicos -la edificación católica más antigua en uso perenne de América. Hoy en día forma parte del conjunto que engloba la Ciudad Colonial, declarado Patrimonio de la Humanidad, en La Española (Santo Domingo, República Dominicana)- para pronunciar el famoso sermón, que devendría en «una de las primeras y más radicales denuncias de los abusos de la Conquista española en Abya-Yala». (NB: «El Consejo Mundial de Pueblos Indígenas, se reúne cada 4 años y desde 1977 admitió como nombre del continente «Abya Yala», del idioma kuna. En idioma kuna «Yala» significa tierra, territorio. «Abia» significa «agujero de la sangre», «madre madura», «virgen madura», «tierra en plena madurez»»).
A pesar de lo interesante del tema, más bien me detendré en la disputa entre dominicos y jesuitas, Polémica de auxiliis, de absoluta trascendencia para comprender el libre albedrío y la omnipotencia de Dios. Dado lo extenso que puede resultar hacerlo en un solo escrito, he dividido el artículo en partes.
Por ello, me despido por hoy y los espero en la próxima publicación.
@yorisvillasana
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