La situación en la Universidad de Carabobo no escapa a la deplorable realidad de todas las universidades nacionales acosadas por el linchamiento ejecutado por el régimen que usurpa los poderes en Venezuela. 60% de la infraestructura está destruida, consecuencias del vandalismo y del total abandono. La falta de mantenimiento es una constante en las aulas y los laboratorios han sido saqueados, mientras se han ido robando los equipos de aires acondicionados y las puertas con marcos y bisagras han sido desprendidas. 70% de pupitres y mesas de trabajo ha desaparecido, los equipos de oficina dañados y el mobiliario que resta presenta un mal estado.
El parque automotor: autobuses, camionetas y el resto de los carros de la universidad se encuentran abandonados en un área deportiva y en parte de los terrenos de los Bomberos Voluntarios Universitarios. La maleza y el monte se están comiendo lo que antes fueron paisajes permanentemente mantenidos, gracias a la exitosa gestión del rector Ricardo Maldonado.
La situación de los profesores es similar a la de los académicos que prestan servicios en otras casas de estudios superiores en todo el país. La universidad está solitaria, sin alumnos y sin profesores. Catedráticos de la más alta categoría, con posgrados de maestrías y doctorados, no tienen ni siquiera un sueldo mensual de 10 dólares. Lo mismo le pasa a los profesores titulares a dedicación exclusiva, igualmente con maestrías y doctorados. Muchos profesores han emigrado a otros países por el problema de remuneración. Las cátedras de Ciencia y Tecnología están sin personal académico, igual que las carreras de las Ciencias de la Salud: Enfermería, Medicina, Bioanálisis y Odontología. Profesores de alto valor y rango académico han desaparecido por la falta de recursos y de asistencia médica, como consecuencia del primero y segundo ataque feroz del virus (covid-19). Están afectados la moral y el orgullo de ser profesor universitario de la Universidad de Carabobo.
Las causas de esta tragedia son:
Falta de presupuesto para satisfacer el personal académico y de investigación. Carencia de equipos y ambientes para la instrucción, la pedagogía y la investigación. Las relaciones interpersonales del profesorado a nivel social y académico están en 70% anuladas. Los mantenimientos de las bibliotecas en las diferentes facultades y escuelas, así como las áreas de investigación no están funcionando, y muchos elementos importantes como libros y publicaciones de investigación han desaparecido para el uso de estudiantes, profesores, investigadores y público en general. Imposible que trabajos de investigación iniciados se puedan culminar con éxito, muchos de ellos se han perdido y nunca serán publicados, negando de esa forma un verdadero aporte a la sociedad. El personal administrativo y obrero han emigrado a otros puestos de trabajos porque es imposible vivir con dignidad dependiendo de esos salarios paupérrimos.
Y es por esta crisis que en estos momentos, difícilmente, nuestras universidades nacionales puedan competir en un ranking internacional sobre avances académicos, investigación y aportes a la ciencia y tecnología del país, y menos al mundo. ¡Cero aportes! La autonomía académica universitaria ha sido violada y todo se enfila a que desaparezca totalmente.
Situación especial en estos momentos:
Internamente, existe un área a la entrada de la universidad que es como una Zona Rental. Esos espacios fueron tomados por el régimen y construyeron una Aldea Universitaria de la Misión Sucre. En esas aulas se han instalado familias enteras de comunas, voluntarios mezclados con los integrantes de las bandas de atracadores y gente de mal vivir, que tienen dominada toda esa área.
Personas consultadas para este artículo, que prefirieron mantener en el anonimato sus datos personales, relataron lo siguiente:
“Algunas aulas fueron convertidas en refugios y mantienen izada la bandera de Irán y la bandera de Palestina, las paredes están forradas con fotos de Chávez, del Che Guevara y de Maduro, además de exhibir una galería de imágenes de sus líderes musulmanes. Utilizan esas áreas para adoctrinamiento religioso y de terrorismo ideológico […] viven allí muchos niños y jóvenes con antecedentes penales, algunos venidos de la cárcel de Tocuyito. Es terrible ver en las condiciones que habitan esas personas allí y existe un espacio que usan para sembrar algunos alimentos, pero eso no es productivo […] Creo que eso está allí como un amparo y escondite de drogas y negocios que nadie sabe de qué se tratan, me dicen que roban a quien entra a la universidad o pasa por allí […] De noche no se puede pasar, el que pase después de las 6:00 de la tarde es hombre atracado y si se rebela está muerto”.
“Es una zona que resguarda a delincuentes y sus familias las utilizan de carne de cañón, e incluso han tomado aulas y las convirtieron en alquiler para cometer actos y abusos sexuales, es como una Zona de Tolerancia convertida en la noche, allí llegan parejas en motocicletas. En esa área cocinan con leña, en esas aulas se aprecia que paredes y techos permanecen negros de sucio y carbón, eso es un desastre, aunado todo aquello con la oscuridad y la falta de servicios de sanitarios y agua. La acumulación de basura y todos los desechos orgánicos que producen gusanos, chiripas, cucarachas, ratones y moscas que sobrevuelan en esas montañas de desperdicios acumulados: total desastre de salud para los que habitan allí… Eso ocurre dentro de la Universidad de Carabobo… Ya no se puede llamar universidad… Solo un área de tolerancia y delincuencia”.
“Se observa como en los parques de estacionamientos de autobuses abandonados y camionetas, estos malandros con la mampara de colectivos han instalado su forma de dormir y pasar las noches y días después que cometen fechorías en el resto de la ciudad, atracos y robos de todo tipo. Esto es increíble, que la Universidad de Carabobo la hayan convertido en una zona privilegiada para la delincuencia organizada… ¡Qué tristeza! Eso no es un Campus Universitario».
Ese deplorable estado de postración contrasta con aquella Universidad de Carabobo en la que dejaron huellas imborrables y por lo tanto son referencias que vale la pena destacar, las gestiones administrativas y académicas de los rectores: Luis Azcunes Párraga, José Luis Bonemeison, Aníbal Rueda, Gustavo Hidalgo y Ricardo Maldonado. En la etapa del rector Hidalgo se aprobó el doctorado honoris causa a Nelson Mandela, ahora los homenajeados tienen un perfil diametralmente opuesto a ese premio Nobel de la Paz. Inolvidable el gesto del exgobernador emergente después de la caída de la dictadura perezjimenista, Salvador Feo La Cruz, cuando condicionó su aceptación a ese cargo provisorio a que se reabriera la Universidad de Carabobo, clausurada por muchos años.
En esta circunstancia debemos inspirarnos en esos buenos ejemplos para ratificar el compromiso de persistir en la lucha por el rescate de la libertad de Venezuela, que implica rescatar la ilustre Universidad de Carabobo, cuyo embrión fue creado por decreto presidencial del 11 de octubre de 1833 por el entonces jefe de Estado, José Antonio Páez, bajo el nombre de Colegio Nacional de Valencia. ¡Tengo fe de que así será!
@alcaldeledezma
El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!
Apoya a El Nacional