En un ejercicio futurista y académico, la nueva administración a partir del 10 de enero deberá enfrentar dos graves problemas en materia internacional, sobre los cuales no podrá correr la arruga. En política exterior reconocer definitivamente la jurisdicción de la CIJ, a riesgo de perder el Esequibo, reinsertarnos en la comunidad internacional y revertir las sanciones internacionales. En paralelo resolver la profunda crisis económica y social de los últimos años, caracterizada por la hiperinflación, escasez de bienes básicos, migración masiva y una contracción significativa de la economía, difícil establecer la fecha exacta de su inicio, debido a los diferentes factores económicos, políticos y sociales que han contribuido a su desarrollo, al ser un proceso gradual que ha venido escalando en su intensidad a lo largo de las últimas dos décadas. Muchos analistas coinciden en que la crisis se ha agudizado significativamente a partir de la década de 2010.
Entre los factores externos que han contribuido a esta crisis se encuentran, en primer lugar la caída de los precios del petróleo: A partir de 2014, la caída del precio del petróleo, afecto directamente los ingresos del país, generando inevitablemente una escasez de divisas y dificultando el pago de la deuda externa. En respuesta, la solución fue devaluar la moneda y establecer un control de cambio, instrumentado más como una medida de control político y fuente de corrupción, que de regulación monetaria, agravando la situación, al generar a pesar de las advertencias, más inflación, especulación y escasez de bienes básicos. Un tercer factor que vino a exacerbar la crisis han sido las sanciones impuestas por Estados Unidos y otros países a partir de 2017, limitando así, aún más el acceso de Venezuela a los mercados financieros internacionales y dificultando la importación de bienes esenciales. Por añadiduria los tres factores anteriores fueron completados por un cuarto factor o “As” como en la baraja, el As de basto, “la Crisis política”, caracterizada por la polarización política. Las tensiones entre la comunidad internacional, el gobierno y las oposiciones: la “oficial” y la “oficialista” generando inestabilidad y dificultado la instrumentación de reformas económicas.
Es importante destacar y reconocer que la crisis que se vive tiene raíces profundas en el modelo político que se trata de imponer: las contradicciones ideológicas, problemas estructurales como la dependencia del petróleo, la politización de la industria petrolera, la corrupción y la falta de políticas cónsonas con las necesidades económicas han contribuido a la vulnerabilidad del país ante shocks externo.
El Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional sobre la situación económica de Venezuela, ambas instituciones advierten sobre la problemática de obtener datos económicos precisos y actualizados sobre el país, debido a las restricciones impuestas por el gobierno; sin embargo, basados en los datos “espejos” disponibles y en los análisis de expertos, se puede resumir la situación actual de la siguiente manera: – Control de una hiperinflación que venía galopando desde hacía algunos años atrás. La tasa de inflación llego a alcanzar una de las más altas del mundo, erosionando el poder adquisitivo de los venezolanos y haciendo que la planificación económica a largo plazo fuera prácticamente imposible. Como producto, el país ha debido enfrentar una severa contracción económica; -Una insostenible crisis humanitaria caracterizada por escasez de alimentos, medicinas y otros bienes básicos, así como un deterioro de los servicios públicos, desencadenando una migración masiva en busca de mejores oportunidades de vida, con efectos negativos sobre los países vecinos.
Ante este panorama las perspectivas a Corto y Mediano Plazo son inciertas y dependen de diversos factores, entre ellos:
-La capacidad y disposición del gobierno para – abordar los problemas estructurales de la economía, como la dependencia del petróleo y la corrupción. Esta disposición será clave para lograr un crecimiento sostenido a largo plazo. -La evolución de la crisis política: la resolución de la crisis política es fundamental para estabilizar la economía y restaurar la confianza de los inversores; -La implementación de reformas económicas, con la adopción de medidas de estabilización económica, como la unificación del tipo de cambio y el control de la inflación, serán cruciales para salir de la crisis. A partir del 10 de enero, el levantamiento de las sanciones; el acceso al financiamiento externo , camino a una rápida recuperación de la economía son una prioridad.
En este contexto, la deuda externa ha sido y sigue siendo un factor crucial en la agudización solución de una crisis económica caracterizada por: la fuga de capitales, control de cambio y sanciones internacionales que limitan la capacidad del Estado para refinanciar la deuda y acceder a los mercados financieros internacionales.
Las perspectivas a futuro dependen en gran parte de la reestructuración de la deuda externa, proceso complejo que enfrenta además de la crisis política, numerosos obstáculos como la falta de transparencia: y las sanciones internacionales que limitan las opciones de negociación y dificultan el acceso al financiamiento.
Como soluciones a corto plazo la práctica parte de establecer negociaciones con los acreedores para la reestructuración de la deuda a la luz de tres condiciones: -el alargamiento de los plazos de pago; -reducción de las tasas de interés y -condonación de parte de la deuda, lo cual aliviaría la carga financiera a corto plazo.
Otra fórmula aplicada en ciertas circunstancias es el canje de deuda ofreciéndole a los acreedores, activos estatales o bonos vinculados al petróleo como forma de pago; y el control de capitales para limitar su fuga a los fines de evitar una mayor salida de divisas y proteger las reservas internacionales.
Las soluciones a mediano y largo plazo implican: la recuperación económica; reformas estructurales; asistencia internacional: y el diálogo político entre todos los actores para encontrar una solución pacífica a la crisis.
Lo que tiene que estar claro es que en el camino existen una serie de obstáculos y desafíos como la falta de transparencia; las sanciones internacionales y la crisis política producto en parte de intereses contrapuestos: los acreedores, el gobierno y la oposición tienen intereses divergentes, lo cual dificulta alcanzar acuerdos.
La deuda externa es un pesado “grillete” en la economía. Superar esta crisis requerirá de un esfuerzo conjunto de todos los actores involucrados, tanto dentro como fuera del país, para lograr su reestructuración de forma sostenible que ayude al crecimiento económico a largo plazo.
La resolución de la crisis de la deuda externa es un proceso complejo y desafiante que requerirá de un esfuerzo conjunto de todos los actores involucrados. Sera fundamental abordar las causas profundas que la producen, como la corrupción, la mala gestión económica y la falta de inversión, para lograr una recuperación sostenible a largo plazo.
De forma no conclusiva, la situación de Venezuela es extremadamente compleja y presenta desafíos significativos. La recuperación económica y social requerirá de un esfuerzo conjunto de todos los actores involucrados, tanto dentro como fuera de la comunidad internacional.
El reto está en recuperar el tiempo perdido. En América Latina “la década perdida” es un término empleado para describir las crisis económicas sufrida por la región durante la década de 1980. Para Venezuela la década de los noventa, igualmente fue perdida por la turbulencia política, mientras que las dos últimas décadas y media, el país sigue perdido en el laberinto de la revolución del siglo XXI.
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