Hace un año, Latinoamérica estaba en la cresta de la segunda ola izquierdista, con once de los diecinueve gobiernos de la región.
Un año después, el gobierno de Colombia perdió las elecciones municipales y regionales, incluyendo la Alcaldía de Bogotá y se rompió la alianza legislativa que había logrado conformar. El gobierno de Chile fracasó en su segundo intento por refundar el país con una nueva Constitución, siendo obligado por los votantes a mantener la aprobada en 1980, con reformas efectuadas en 2005, que preserva el Estado de Derecho y las principales instituciones de la democracia chilena.
Argentina eligió un gobierno de derecha, que va a restablecer el Estado de Derecho y el progreso económico y social, abandonando la irresponsable política económica de gobiernos de izquierda, en la que gastaban más de lo que ingresaba, endeudando al país a niveles que le impide progresar.
El fracaso de las políticas de los gobiernos de izquierda hace que se reviertan los resultados electorales rápidamente, una vez que los ciudadanos entienden que apoyaron ofrecimientos electorales irrealizables, presentados en forma engañosa durante las campañas, que luego generan gobiernos “pobrecistas”, como los han bautizado los jóvenes, porque en vez de progreso producen pobres.
Igual se frenó la primera ola izquierdista en la década del 2000, con la excepción de Cuba, Nicaragua y Venezuela, que continúan siendo gobernadas por la izquierda, con apoyos populares ínfimos, a base de reprimir las libertades de los ciudadanos.
La más reciente lección política en Argentina es la de unir todas las fuerzas políticas del centro a la derecha, aunque haya algunas diferencias entre ellas. No debemos olvidar que lo que arruina a los países son las fuerzas comunistas, ahora escondidas bajo innumerables denominaciones que intentan disfrazar su ideología totalitaria, siempre en contra de la libertad y la democracia.
El efecto político de este freno a la segunda ola izquierdista, trasciende a la región latinoamericana, impactando favorablemente la causa de la libertad y la democracia a nivel mundial. Mayor apoyo a Ucrania contra Rusia, más aislamiento internacional de Rusia y sus poquísimos aliados. Apoyo también a Israel contra Hamás y su patrocinador Irán.
Apoyo a Occidente en general, desinflando la iniciativa de los BRICS, porque el nuevo gobierno de Argentina ha decidido dolarizar su economía, lo que es opuesto a lo que propugnan sus fundadores, que quieren sustituir el dólar, el euro, la libra esterlina y el yen japonés como monedas de reserva en más de 90% a nivel mundial. Brasil es el único país latinoamericano que es miembro de los BRICS y que apoya esa sustitución y está aislado.
En Nicaragua debemos restablecer la libertad y la democracia cuanto antes, para poder ofrecerle a nuestro pueblo progresar en libertad.
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El autor es presidente de honor del Partido Conservador (PC) de Nicaragua, partido miembro de la IDC (Internacional Demócrata de Centro).