Experiencia e imaginación, vivencia y desempeño, el ejercicio de la política (y de lo político), recobrará el sentido, significación, fuerza, esplendor, claridad, que ha perdido en el presente siglo, bajo el punzante régimen iliberal. La vida política, en tanto compromiso que deviene oficio, es muy exigente. Obviamente, bajo los regímenes iliberales, muchísimo más.
Tratamos fundamentalmente de la acción, pero ésta no la hay sin pensamiento respecto al destino ineludiblemente compartido de una localidad, de un país, de un hemisferio, del mundo entero. Sin embargo, sí como no hay política sin acción, ni pensamiento, tampoco la hay sin afectos y emociones.
El asunto luce importante, entre otros motivos, porque la versión digital de la vida política es superflua, banal, sensacionalista, efímera, esquemática, harto ligera. Y, con otro empleo de las herramientas electrónicas en boga, puede adquirir el compromiso, el carácter, la profundidad, la sensibilidad, la eficacia, que siempre tuvo.
Sobran los opinadores de oficio que la reducen, la simplifican, la relegan a una simple experiencia de mercadeo. Suelen fracasar y generar otros fracasos más, en el caso de contar con una ingenua audiencia: hacen más farándula que análisis político, finalmente, caricaturizado por la improvisación, el oportunismo, la ignorancia, el prejuicio, la vanidad.
Nadie pide que estos opinadores sean consumados intelectuales, a sabiendas de que la reflexión política no es tarea exclusiva de los politólogos. Nadie pide que los opinadores sean los dirigentes exitosos de una oposición arriesgadísima, porque se requiere de determinadas habilidades y destrezas que no se compra en botica. Y es que, faltando poco, en ambos casos, en las ideas y en la acción, se requiere de los sacrificios y peligros propios de una vocación, disposición y talento.
Demandamos un poco más de sentido común, porque es de un duro pedalear en medio de la acción, el pensamiento, la sensibilidad, como puede reflejarse en una muy didáctica ilustración de Tatsuya Tanaka. La política es también conocer, informar, vivenciar, respetar, dialogar, batallar cívicamente, saber ganar y saber perder. Y es que la ruta política se hace, haciéndola.
@luisbarraganj