Hoy toda la información está en la red digital, de forma universal y gratuita. La sabiduría, la información y el conocimiento son democráticamente accesibles en tiempo real cero. El progreso genera conocimiento, igualdad y ética. El progreso genera educación y la educación retroalimenta el progreso. Hasta ahora si no existía un nivel mínimo de progreso económico era imposible el acceso a la información, el conocimiento y la educación y a partir de ahí todas las carencias, necesidades y males.
Como mencioné en el capítulo de la era digital, a principios del siglo XX, hace unos 120 años, 4 generaciones de distancia, de mis cuatro abuelos tres nacieron a finales del siglo XIX y una abuela en el 1900 justo, por entonces, el 80% de la población mundial era analfabeta. En aquella época, a finales de 1901 Guillermo Marconi, físico italiano inventó la radio al comunicar Europa y América a través de señales radiotelegráficas y 25 años después el ingeniero escocés inglés Jhon Logie Baird inventó la televisión. Acceder a la información y el conocimiento siendo analfabeto, sin radio ni televisión era una misión imposible. A pesar de ello, existieron grandes filósofos como Tales de Mileto, Pitágoras, Sócrates, Platón y Aristóteles hace unos 2500 años, matemáticos como Pitágoras o el físico, alquimista, matemático e inventor Isaac Newton de hace más de 300 años. Los grandes de la literatura Miguel de Cervantes y William Shakespeare son ya de hace casi 500 años. Noam Chomsky, lingüista, politólogo y filósofo estadounidense mantiene que el principal objetivo de la educación es poder aprender por sí mismos.
Estoy completamente de acuerdo, pero precisamente por ello considero que la era digital, con todo lo tecnológico que lo acompaña acelera a niveles hasta ahora insuperables la capacidad intelectual y su independencia de procesos formativos y aunque se necesita una estructura cultural y educativa orientada a la búsqueda de la creatividad de forma libre e independiente esta es más accesible ahora con todo el poder del mercado de las ideas. Estamos a las puertas de la desaparición de los sistemas de educación como los conocemos y probablemente del concepto como tal. Igual que un niño aprende a hablar o andar prácticamente él solo, así podrá aprender todo. Eso se llama inteligencia intuitiva, cuando una persona adquiere una computadora o un móvil que prácticamente es lo mismo, pero mucho más pequeño, ya no se leen las engorrosas y casi siempre poco didácticas y mal redactadas instrucciones de uso, sino que directamente empieza a usar el móvil y a dejarse llevar por el uso habitual, lo que parece más lógico o la intuición. Como mucho se pregunta a alguien más avezado en el tema.
Se acabó el sistema clásico tradicional de aprendizaje y de estudio, se acabó la memorización como eje esencial del conocimiento. La memoria es una función cerebral que facilita codificar y almacenar información anteriormente adquirida para utilizarla en cualquier momento. Esta función fundamental se conseguirá de forma natural y espontánea sin necesidad de ser forzada con ejercicios especializados complementarios al aprendizaje. Eso no significa que se trabaje o se estudie menos, al revés se estudiará de otra manera posiblemente más y se aprenderán más cosas más rápidamente, tal vez con menos esfuerzo y seguro que con menos sufrimiento. Estudiar y aprender se transforma en una actividad entretenida e incluso divertida.
Desde hace unos años la informática y las computadoras han entrado en los colegios, ya prácticamente todos los alumnos tienen una computadora para estudiar. A partir de ella y de los teléfonos móviles se conectan a todo el mundo digital y a prácticamente todo el conocimiento de la cultura mundial. Como ya hemos dicho y seguiremos repitiendo constantemente a coste prácticamente cero. Hoy día hay todo tipo de plataformas informáticas para enseñar a cualquier persona cualquier materia de estudio o especialización. Poco a poco estas plataformas se van activando ya que antes se usaban en casi todos los casos solo como un complemento educativo. Como consecuencia de la pandemia del coronavirus, 850 millones de estudiantes han tenido que interrumpir sus clases escolares y universitarias en mitad del curso. Gracias a las plataformas muchos centros de educación están pudiendo dar continuidad a la docencia.
Los primeros días gran parte de las plataformas servían a medias y apenas los estudiantes y profesores sabían manejarlas adecuadamente, a los pocos días ya empezaban a dar ciertos resultados y lo que parece prometedor es que todo apunta a que en breve será un magnífico vehículo de aprendizaje. Hay dos tipos de plataformas, las sincrónicas que son las que a tiempo real tienes en línea a alguien con quien consultar en caso de duda o en caso de necesitar una información complementaria y las asincrónicas que tú te entiendes por tu cuenta y cuando quieres con la plataforma. El desarrollo de ambos tiene un campo ilimitado. Puede incluir textos, imágenes, vídeos en tres dimensiones o con las características que la tecnología del momento permita, puedes tener profesores virtuales que se adapten a tu ritmo o al que desees, incluyen pruebas, exámenes, juegos que te hagan comprender mejor o más fácilmente. Puedes interactuar con otros usuarios simultáneamente para intercambiar opiniones o disfrutar conjuntamente con ellos del aprendizaje. Debatir conclusiones, experiencias complementarias o resultados de tus investigaciones complementarias a lo aprendido.
Se podría incluso teorizar o abrir solo o con otros compañeros con tutor o sin tutor el camino a una nueva investigación incluso innovar o inventar algo. Eso es ahora cuando estamos al borde de un salto cuántico conceptual y tecnológico que nos va a catapultar en 30 o 40 años a un mundo sobrehumano. El ser humano cada vez es más empático a la vez que es más poderoso. El mundo ha ido siempre a mejor en la historia, evolucionando de forma sincronizada ambos conceptos, simultáneamente se es más feliz. Empático significa que se proyecta más afectivamente con la realidad de las otras personas lo que en cierta medida quiere decir que es afectuoso y que desea su bien. Recordemos que en el capítulo “En busca de la felicidad” analizábamos que los factores más relevantes para alcanzar la felicidad son las relaciones sociales familia, amigos, pareja y todo lo relacionado con el contacto con otros humanos y el entorno agradable de personas con las que se toca, se habla y escucha, ama, comparte, en resumen con los que se interactúa constantemente. La democratización del conocimiento es posiblemente el mayor y mejor logro de la revolución de la comunicación y de la era digital. El ser humano no es más inteligente ahora que hace 120 años y si lo fuese, se debe al acelerador de la inteligencia que se genera en las personas por el conocimiento, la información y la cultura.
Antes el acceso a la educación era una barrera prácticamente infranqueable para la inmensa mayoría de la población, más bien podíamos decir que era el privilegio de unos pocos. El que lo tuviera, era por su estatus económico, por su riqueza o la de sus progenitores y tenía acceso como si heredara el conocimiento, preparación, educación, estatus profesional, cultural, social y económico que le pudiera aportar una vida más fácil, feliz y cómoda. Esta barrera ha saltado en más pedazos que el muro de Berlín, emblema de la revolución de la comunicación. Hoy en día una persona apartada del mundo y con un simple móvil sin que apenas nadie le enseñe nada puede aprender uno o varios idiomas y una o varias carreras universitarias.
No es que pretenda que la gente avance educativamente desde la dificultad, la penuria y el aislamiento, pero el ejemplo es válido para entender cómo han cambiado las cosas y como hoy la información, el conocimiento y la educación son total y universalmente accesibles. Además, las estructuras sociales han avanzado en este poco más de un siglo generalizándose todavía de forma muy mejorable en la mayor parte del mundo. La educación, el conocimiento y la cultura es el motor del mundo, del progreso, de la igualdad y de la ética.
Nuestra ética viene definida por la escala de valores y ésta por el consenso social a partir del mercado de las ideas de las que damos por buenas la Declaración Universal de los Derechos Humanos y de los principales principios de las constituciones de los países más avanzados y progresistas del mundo. Como complemento a ello debemos reconocer el papel de la educación en la mejor y más adecuada evolución humana. Debemos potenciar al máximo la libertad y la creatividad, el cuidado de nuestro cuerpo y nuestro espíritu en consonancia con la naturaleza, el cuidado y respeto del medio ambiente y trabajar por la igualdad, la empatía y la búsqueda activa de la felicidad. Estos conceptos en conjunto son la síntesis y base ideológica de la educación que la sociedad y el mercado de las ideas definen y demandan. Probablemente el paso de la nueva pandemia del coronavirus va a dejar algo más de empatía y bastante más de la puesta en práctica de los grandes avances tecnológicos de los últimos años y con ello un nuevo impacto en la calidad y la universalidad de la educación.
Hasta hace poco la educación y el aprendizaje en el conocimiento era la transmisión de información, ideas y conceptos de persona a persona o de una persona o un grupo complementado por libros de texto, literatura en general y los medios de comunicación. Generalmente realizados por los padres a los hijos, de los profesores a los alumnos y del entorno familiar y social. No hay certeza en saber cuándo se originó la inteligencia del ser humano que distintos antropólogos y científicos lo sitúan cuando el hombre cambió su dieta alimenticia incorporando el consumo de carne, lo que provocó el aumento del tamaño del cerebro hace varios millones de años.
Probablemente el cambio del cerebro humano junto con la aparición del lenguaje que a su vez también provocó un nuevo aumento del cerebro es lo que dinamizó el desarrollo de la inteligencia. Podemos decir que a partir del lenguaje comienza la comunicación inteligente, se podría situar este paso en torno a hace 300.000 años. El siguiente escalón pudiera ser el invento de la escritura, que aunque hubo varias culturas que la trabajaron en sus inicios, chinos, egipcios y sumerios, se la podemos adjudicar a estos últimos hace 5.500 años, 3.500 años a. C. El alemán Johannes Gutenberg inventó en 1440 la imprenta, en 1876 el británico Alexander Graham Bell inventó el teléfono, como dijimos al principio de este artículo, en 1901 se inventó la radio y en 1926 la televisión. En los años treinta el inglés Alan Turing fue el más significado precursor de la computación, la informática y la inteligencia artificial.
En 1969 nace Internet con Arpanet (Advanced Research Projects Agency Network) de Estados Unidos, cuando realizan la primera conexión entre los ordenadores de Stanford y UCLA. En 1973 el ingeniero estadounidense Martin Cooper inventó el teléfono móvil. Con la eclosión de la era digital emerge un mundo nuevo, de la inteligencia artificial, autos y hombres voladores, las células madre, la biotecnología y el alargamiento de la vida, el desarrollo de la telepatía, los robots y los cyborg, la revolución de la medicina, la conexión de nuestros cerebros a máquinas y hasta cerebros tecnológicos compartidos o cerebros mundiales.
Todo esto va, y dentro de este mundo, que todavía pudieran surgir más elementos transformadores como la generación del hombre poshumano, sobrehumano o como menciona en el segundo libro de su trilogía Yuval Noah Harari, Homo Deus: “En el siglo XXI, el tercer gran proyecto de la humanidad será adquirir poderes divinos de creación y destrucción y promover homo sapiens a homo deus”. Y añade: “Así, bien podríamos esperar que la nueva agenda humana vaya a contener en verdad un solo proyecto: conseguir la divinidad”. En este caso, Harari aclara: “Cuando hablo de transformar a los humanos en dioses, pienso más en los términos de los dioses griegos o de los devas hindúes y no en el omnipotente padre bíblico que está en los cielos”. Dioses imperfectos, débiles y con limitaciones, es decir semidioses, sobrehumanos o como algunos dicen ahora post humanos. Ya con el acceso al conocimiento ilimitado universal y la utilización de programas y plataformas educativas con todo tipo de tecnología en la educación y sus sistemas cambian radicalmente. En algunos países además de otros problemas los profesores y educadores no tienen la preparación suficiente para enseñar a sus alumnos, hay universidades públicas en las que los profesores abusan de las huelgas e incluso no dan la clase cuando no quieren, sin avisar siquiera a sus alumnos.
En esos casos las plataformas educativas son un buen complemento o incluso un magnífico sustituto. Es posible que en algunos casos parte del profesorado vea la irrupción de la tecnología en el medio académico como una amenaza e intente boicotearlo, pero a medio plazo será una batalla perdida porque la tecnología para el desarrollo de la educación es potente e imparable. Las plataformas educativas, que ya son útiles y en estos días muchos estudiantes del mundo las están probando por el obligatorio confinamiento a que estamos sometidos por la pandemia y el necesario cierre físico de los colegios, en breves meses serán bastante mejores y tal vez en un poco más de tiempo serán un magnífico sistema de aprendizaje, lo mismo que con las plataformas de teletrabajo.
En general las plataformas educativas y toda la tecnología son magníficos complementos para el trabajo de los educadores. Las plataformas educativas también son útiles para el reciclaje y la formación de profesores. Ya con la aparición de la informática, las plataformas y la utilización de vídeos, películas e imágenes en general, las clases se dinamizan. Son y pueden ser más amenas, más precisas. Se pueden utilizar tutoriales complementarios en imágenes de gran tamaño, conectar con conferenciantes en directo o en diferido.
Pensemos. Utilizar profesores de otros países, líderes mundiales de la intelectualidad y el conocimiento. En el año 859 hace más de 1160 años la mujer musulmana Fátima al Fihri fundó la Universidad Qaraniyyin que la Unesco reconoce como la más antigua en conceder títulos académicos, ubicada en lo que hoy se conoce como la ciudad de Fez en Marruecos; en 1088 la Universidad de Bolonia, Italia; en 1218 la Universidad de Salamanca, España; a mediados del siglo XII la Universidad de París, Francia; la primera anglosajona fue Oxford en Inglaterra a finales del siglo XI y en 1209 Cambridge también en Inglaterra; la primera universidad de América fue la Autónoma de Santo Domingo en República Dominicana, nacida en 1538.
En Estados Unidos hay cuatro universidades que se disputan ser la más antigua, estas son Harvard, Pensilvania, el Colegio de William y Mary y Georgia. La mayoría de historiadores le conceden ese privilegio a Harvard en 1636. Desde entonces hasta casi ahora en algunos sitios con algunos profesores todavía sigue igual, consiste que la enseñanza la imparte un profesor frente a un conjunto de alumnos donde el profesor habla y los alumnos escuchan. Todo centrado en el profesor, en un proceso de educación y aprendizaje representado por un reflejo condicionado. La teoría del conductismo la elaboró Ivan P. Pavlov, le dieron en 1904 el Premio Nobel. De la teoría se desarrollaron dos tipologías, la del condicionamiento clásico y el condicionamiento instrumental y operante, la primera es la simple relación entre estímulo y respuesta, la segunda lleva acompañada un premio o una recompensa.
En 1913 con la publicación de un ensayo, John B. Watron desarrolla la teoría del conductismo. El estadounidense psicólogo B. F. Skinner aplicó la teoría del premio y el castigo, es decir, no solo potenciar al que lo haga bien sino también castigar al que lo haga mal. O sea, o lo haces por las buenas o lo haces por las malas.
Skinner desarrolló el conductismo radical basado en la ciencia del conocimiento, defendía la conducta operante y no la respondiente, utilizando el premio y el castigo. Propugnaba elementos externos en cierta medida coactivos para conseguir un fin determinado. Utilizaba para ello la estimulación, la motivación y la competencia externa para el aprendizaje de forma no orgánica o inorgánica. Estoy definiendo orgánico como algo que se produce de forma natural sin ser forzado o coaccionado por una determinada actividad e inorgánico en sentido contrario.
La vida está llena de situaciones con consecuencias orgánicas positivas y negativas, el problema de Skinner es que lo pretendía hacer de forma inorgánica. Si tú quieres estar más delgado y atlético para ser más ágil, atractivo, estar más sano, sufrir menos enfermedades, vivir más años en mejor estado físico, deberás controlar tu dieta alimenticia, hacer deporte, no fumar, no tomar drogas ni alcohol de forma continuada. Si lo haces con esfuerzo y continuamente tendrás muchos premios y alegrías, en sentido contrario, puede ser muy duro y lleno de penalidades.
Del profesor protagonista de la enseñanza y la educación hemos pasado al protagonismo del estudiante, es decir, del conductismo al constructivismo pedagógico basado en la teoría del conocimiento constructivista aportándole al estudiante autonomía y herramientas para construir sus métodos y formas para resolver y solucionar cualquier problemática, teoría liderada por el suizo Jean W.F. Piaget y el ruso Lev S. Vygotsky en el siglo XX.
La educación actual y cada vez más se centra en el estudiante, la creatividad y su máxima autonomía, los profesores y la estructura académica de los centros educativos no son más que elementos de ayuda para facilitar y organizar lo mejor posible el acceso al conocimiento, la intelectualidad y la sabiduría de los estudiantes. En este nuevo proceso de máxima libertad para el estudiante, pero dentro de unas reglas básicas de comportamiento académico, el estudiante se esforzará, luchará, se superará y competirá consigo mismo y con sus compañeros siempre deberá ser de forma orgánica. Realmente el esfuerzo, la superación, el compromiso y la competencia no solo no es un sufrimiento, sino que en la mayoría de los casos es un auténtico placer y un disfrute. Cuando es inorgánico, es decir, coactivo y desde fuera puede transformarse en sufrimiento y dolor, además de no ser eficaz y acaba en fracaso. Esto también es aplicable a otros entornos educativos fuera de las escuelas y universidades en especial la familia, pero también la educación deportiva en otro contexto y los cursos de formación y aprendizaje dentro de las empresas.
En varios capítulos hemos analizado y definido que el fin del ser humano es la consecución de la felicidad propia y ajena. Desarrollar la empatía, las relaciones sociales entre compañeros, el trabajo en equipo, ayudarse los unos a otros preservando la escala de valores de la que hemos hablado antes. Ahora que vivimos en tiempos del covid-19 me llama la atención que una de las frases oficialmente utilizada no sea precisa, incluso es equívoca, me refiero al segundo mensaje que oficialmente en el mundo se evoca. Además del eslogan correcto de «Quédate en casa», se dice que hay que mantener el distanciamiento social, cuando lo que se quiere decir es distanciamiento físico. Es verdad que se entiende, pero se debería corregir.
El contacto social es imprescindible para el ser humano, si no se puede la relación y el contacto físico con la sociedad, afortunadamente si se puede mantener la comunicación continua y el contacto espiritual con toda la sociedad y ahora gracias a la revolución de la comunicación, la tecnología y la era digital, mejor que nunca. En los nuevos colegios y universidades hay que ocuparse de que los estudiantes desarrollen y cumplan con su escala de valores, socialicen entre ellos y con el resto del mundo, hagan ejercicio y cuiden de su cuerpo y de su espíritu, todo lo necesario para hacerlos buenos ciudadanos, buenos profesionales y que sean felices.
Los nuevos centros de enseñanza deberán tener cuanta tecnología pudieran adquirir, el máximo posible, excelente conexión a las redes de transmisión de datos suficiente para la estructura tecnológica del centro y para todos los usuarios internos, con un excelente Wi-Fi. En cada sala deberá haber grandes pantallas, salas de distintos tamaños, para grandes conferencias físicas y virtuales, salas medianas, pero con mesas para estudiantes más parecidas a un puesto de trabajo que a los actuales pupitres para escuchar a los profesores. La disposición de las aulas no será en filas y columnas enfrentadas al profesor sino más bien en círculo o rectangular concéntricos, en todo caso removibles según la necesidad.
Habrá también salas de menor tamaño para trabajos en grupos. Si es posible no habrá aulas personalizadas, sino que todas las salas serán de todos, pero debidamente organizado. Habrá mucho debate interno tanto a través de los ordenadores como físicamente, se deberá potenciar el contacto continuo con otros colegios tanto del mismo país como de otros países.
La obesidad infantil es actualmente uno de los mayores problemas sanitarios del mundo, la Organización Mundial de la Salud calculaba en 2016 que había 41 millones de niños menores de 5 años con sobrepeso u obesos. Los niños con sobrepeso tienden a mantener la obesidad en edades mayores y cuando sean adultos habiendo generado más problemas de salud y como antes hemos indicado más infelicidad en general. Los centros educativos deben tener buenos campos deportivos, gimnasios y deben dedicar más tiempo al deporte.
Hace décadas, yo así lo viví, nuestros padres nos tenían que ir a buscar a la calle porque solo queríamos correr en la calle, montar en bicicleta, juegos de esfuerzo físico, fútbol y deporte en general. Ahora es al revés, hay que sacar a los niños y adolescentes de los ordenadores, de los teléfonos y de los videojuegos para que salgan a jugar con el balón de fútbol o corran un poco. Todo lo ecológico, las plantas y los animales deben tener un espacio importante en los nuevos centros de estudio, ambos son buenos para el desarrollo y la felicidad y son parte estructural del futuro mundo. Los educadores enseñantes perderán parte de su rol al desplazarse casi totalmente el protagonismo del profesor al estudiante, hablarán mucho menos, tomarán menos decisiones sobre las materias, pero tendrán más trabajos de administración y organización, aunque en estas áreas los estudiantes deberán tener una cuota de protagonismo, cuanto más mejor para el sistema y el éxito de la educación.
Sobre educación me fue útil conversar con el ex ministro de Educación panameño y director de Investigación y Posgrado de la Facultad de Psicología de la Universidad de Panamá, el catedrático Miguel Ángel Cañizales. Los directores, así como los administradores, organizadores y educadores de los nuevos centros de educación, tendrán que ocuparse del desarrollo de todas las inteligencias del estudiante, entre ellas la inteligencia emocional, antes solo era aprender a pasar un examen tipo. Fue Daniel Coleman el que mejor y más profundamente definió y analizó la inteligencia emocional “la capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos y los de los demás, de motivarnos y de manejar adecuadamente las relaciones”.
En principio se entendía la inteligencia como la memoria y la capacidad de resolución de dudas y problemas, en 1920 Edward L. Thorndike definió la inteligencia social como la capacidad de comprender y motivar a las personas, en 1940 David Wechsler con la interacción de otros elementos en la inteligencia. En 1983 Howard Gardner habló de inteligencias múltiples y que los coeficientes de inteligencia no incluyen el peso y la importancia de la inteligencia interpersonal ni el conocerse y comprenderse a uno mismo. Wayne Payne, Stanley Greenspan, John Mayer son otros que hablaron antes que Daniel Coleman de la inteligencia emocional.
Si la educación fuera solo la adquisición de conocimientos esta podría administrarse sin centros educativos, pero como es útil la escala de valores, la socialización, la empatía, el desarrollo de todas las inteligencias y, en especial, la inteligencia emocional y la felicidad, son necesarios estos centros. Por otra parte, estos centros de educación deberían tener la suficiente estructura computacional para que puedan operar entre 500 y 1.000 personas simultáneamente, con el uso informático conectado a nubes podemos tener un nivel vanguardista de procesamiento y utilización de poderosos software que den en la época actual recursos a cada miembro del colegio, computadoras de 16 GB RAM, 3.7 CPU CORES, 240 GB SSD, DISK Space y 200 MBps Bandwidth. Para de esta manera poder enfrentar los nuevos desafíos de las tecnologías emergentes y generar profesionales competitivos y adecuados al futuro. Esto sería tecnología actual pero que al ser utilizada a través de las nubes y de forma alquilada podría adaptarse de forma continua.
Aunque una vez más nos parezca ciencia ficción, todo lo que hemos hablado ya está aquí, solo nos hace falta adaptarnos a las nuevas posibilidades provocadas por la era digital en la revolución educativa. Otra cosa es todo lo que viene y entre ellos el poder conectar nuestro cerebro a mecanismos o estructuras de inteligencia artificial, eso provocaría incorporar a nuestro cerebro y por lo tanto a nuestro saber cualquier conocimiento de forma inmediata, manejaremos un idioma o la información total y precisa para poder ejercer una profesión, ingeniería civil, medicina o derecho.
El surafricano nacionalizado canadiense Elon R. Musk, físico, inventor y empresario cofundador de Tesla Motors, Space X, Hyperloop, Paypal y otras empresas, ha creado una nueva: Neuralink, que pretende conectar el cerebro humano con la inteligencia artificial. En el fondo es crear un cyborg, que es un humano con parte de máquina o robot, pero en este caso un robot conectado al cerebro. Probablemente lo consiga, si no lo conseguirá otro. Tal vez sea un nano robot con distintos chips en función de la información requerida o ni siquiera porque podría simplemente conectarse a distancia sin cables con otras computadoras.
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