El acontecimiento mediante el cual el pueblo de Venezuela, por impulso patriótico, participó en la competición primaria del 22 de octubre de 2023 para la escogencia del candidato presidencial, tuvo que llevarse a cabo en forma autogestionada, patrocinado por la CNP y sin asistencia del CNE, porque los rectores del organismo que venía sosteniendo reuniones sobre el particular fueron “renunciados” en complicidad con el presidente de la AN, creando un vacío del Poder Electoral. Todos los miembros fueron sustituidos, como bien puede comprobarse, por funcionarios pertenecientes al partido único de gobierno, sin representación de sector alguno de la oposición. Esto nos hace recordar a Franco Quijano, quien en tiempos de López Contreras estuvo a su cargo de la política electoral de este gobierno, cuando los senadores los nombraban las Asambleas Legislativas; y a los diputados los concejos municipales, convirtiéndose en el pícaro electoral de la organización política llamada “Cívicas Bolivarianas”.
Venezuela a partir de la llegada al poder del militar golpista Hugo Chávez, quien contó con capital financiado por grandes sectores de la oligarquía y de la burguesía criolla y con apoyo de aquellos que fueron opuestos al bipartidismo político, en estado moribundo le traspasa el poder a su albacea Nicolás Maduro, quien convertido en laudatorio epónimo de un grupo de militares activos, no hace otra cosa que no sea colocarlos en cargos del más alto nivel, llegándoles a confiar en estos, en reiteradas oportunidades su desempeño en funciones educacionales y sanitarias. Reitera ser el comandante en jefe de las FA.
El gobierno de Maduro guiado por la ambición de poder, enmendó la Constitución imponiendo la reelección continúa de la Presidencia de la República, lo cual ha creado el precedente del advenimiento del actual gobierno de fuerza. Maduro durante el tiempo de gobierno no ha cumplido con las obligaciones que se derivan del cargo. Cuando la Constitución dice que el Estado protegerá a la familia, es todo un mandato que debe proveer el régimen, procediendo a su cumplimiento; así como asegurarle al ciudadano la garantía de sus derechos humanos que se le han sido violados, lo que ha traído investigaciones por parte de la CPI. No atacar a fondo la corrupción que como río en conuco gana terreno, hace de Venezuela un Estado fallido. No proceder a procurar al pueblo y a su la clase media, el mínimo de lo necesario para amainarle la pobreza, configura toda una falta de responsabilidad del presidente. La industria petrolera se encuentra en bancarrota. Su anterior presidente, cómplice de su saqueo no es parte de la investigación fiscal. No se conoce su paradero. La libertad de prensa no existe, se carece del privilegio de Cabello para usar la televisión del Estado e insultar al adversario político señalando a los que deben ir al rastrillo o a la cárcel. Se porta a sus anchas como un deslenguado mental. Se ha hecho el segundo en el mando; a la vez que acusa a MCM como inhabilitada.
La responsabilidad del presidente tiene sustento en el artículo 25 de la Constitución, la cual a pesar de que este no le “para”, establece: “Todo acto dictado en ejercicio del Poder Público que viole o menoscabe los derechos garantizados en esta constitución y la ley es nulo, y los funcionarios públicos que lo ordenen y ejecuten incurren en responsabilidad penal, civil y administrativa, sin que le sirvan de excusas órdenes superiores”.
Maduro iracundo, manipulador, con rasgos de pronunciado narcisismo, no entiende al Estado como una institución soportada por la sociedad democrática, que es un muro que se levanta entre el derecho y los excesos del poder. Que la democracia no tiene otro camino sino el ejercicio de la libertad, que le impide a él como jefe del Poder Ejecutivo ejercerlo de manera incontrolada y absolutista. Pues bien, la pérdida de la obediencia de la colectividad está clara: ello debido a la inconsecuencia de quien tiene las riendas del poder. Él, que tiene en sus manos las riendas del Poder Ejecutivo, no piensa traspasarlas. Su comportamiento del respeto electoral no es más que una quimera: toda una ficción. Los órganos del poder sin excepción se encuentran subsumidos al control absoluto del Poder Ejecutivo. Maduro con abuso descarado de de su oficio presidencial se ha sustituido al Estado a imitación de Luis XIV rey de Francia, actúa como si él fuera el Estado venezolano. Su ambición de poder lo lleva a la perpetuación del mando. Se olvida de que hemos dejado de ser un Estado feudal, que liberado de ello, la sociedad venezolana cuando su gobierno se hace irresponsable y se desempeña con abuso de autoridad, sabe proceder en conformidad con la Constitución para acogerse a ella, haciéndola valer. Maduro está consciente de la disposición de la ciudadanía a su cambio. Sabe que el país no admite un gobierno que use los métodos dictatoriales.
Desde hace más de un cuarto de siglo hemos vivido sin garantías constitucionales por cuanto nos las han venido negando, una casta política surgida de la usurpación, que resultando nacida del voto pierde la fe en el pueblo y en los procedimientos democráticos. Hace de la violencia su celosa manera de manutención; donde la crisis produce migración, se odia al adversario político: se le imputan cargos conforme a su manera autoritaria. Se cometen miles de errores en la defensa del Esequibo, confiada a personas que no tienen las elementales nociones sobre el particular. Su burocracia no rinde cuenta. La estructura de mayor fuerza popular, rumia su pobreza en completo estado de mengua.
¿Qué pensar sobre esta realidad de la crisis que nos impide vivir en paz? Nos encontramos con la siguiente situación: siendo una disposición constitucional que la elección presidencial ratificada por el acuerdo de Barbados se lleve a cabo el mes de diciembre de 2024: dos fuerzas se presentan a la competición electoral; por una parte, la del gobierno, que vista la ausencia del apoyo de las masas pero pensando en la reelección de NM dispone arbitrariamente de los recursos del poder para tratar de imponerlo, aún a sabiendas de la falta de asidero de este funcionario en el pueblo. Confía en sus títeres de la burocracia e inventa toda clase de triquiñuelas para combatir a su adversaria, cuyo triunfo es la anunciada muerte de un sistema, ficción, que se ha hecho harto de tolerancia.
La escogencia de MCM para que se enfrente con NM en las elecciones del año 2024 nos hace recordar el desconocimiento del triunfo de URD en el proceso electoral cumplido en Venezuela durante el año 1952, que conducido por Jóvito Villalba fue desconocido por el dictador militar Marcos Pérez Jiménez.
El 22 de octubre de 2023 fue un nuevo hito en nuestro comportamiento electoral que se dio en exaltar la victoria del pueblo frente a sus opresores. Se desligó de una dirección opositora tradicional. Se levantó, marchó hacia adelante, unificó sus fuerzas y le dio contenido popular y unitario a la escogencia presidencial que enfrentará a Maduro. La escogencia en la competición primaria no tiene más entendido que haber sido una victoria del pueblo frente a sus opresores.
Frente a este triunfo tan evidente y rotundo del pueblo, nos encontramos nada más ni nada menos que con un presidente que eludiendo su responsabilidad presidencial se ha subsumido todos los poderes y burla cualquier acuerdo negociado. Se alza contra los principios de la carta fundamental de la República, no respeta la incompatibilidad de los poderes públicos, los considera como de su pertenencia. Seguro de la imposibilidad de su continuidad, si enfrenta a la candidata escogida en forma autoritaria, en una de sus exhibiciones demagógicas el fiscal lee una peroración en la que le imputa al presidente y a la vicepresidente de la CNP, así como al director de Súmate, una cantidad de delitos que no son más que un invento sin cabida alguna en la conducta de un funcionario. El régimen se vale de Jorge Rodríguez, quien ha hecho de la AN una entelequia, para denunciar sin argumento la violación de acuerdos por faltas cometidas por la CNP. Como colofón de esta trama sin fundamento el subsumido TSJ oye un recurso introducido por un impostor diputado por el chavismo y procede sin vergüenza alguna a ordenar suspender los efectos de las diferentes fases en el proceso electoral conducidas por la Comisión Nacional de Primaria. Sin duda, todo este rollo va dirigido a la no inscripción en el CNE de MCM, hoy conformado por rectores todos del PSUV. Pero tiene su responsable, que no es otro que NM. Maduro actúa violando la Constitución. El país todo, con la Constitución en sus manos, demanda el cumplimiento de la voluntad del pueblo; exige que se le dé cumplimiento, lo cual es válido y democrático.
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