El emprendimiento es un tema apasionante para mí, porque es una vía de generar empleos, de abrir puertas a aquellas personas que han perdido la estabilidad laboral de un trabajo, pero también es una alternativa para quienes quieren atreverse a hacer las cosas a su manera. Eso también es válido.
Sin embargo, creo que hoy más que nunca, todo aquel que desee emprender debe ser consciente que un proyecto empresarial debe aprender a marcar límites, y ser sustentable. No nos engañemos más.
Las grandes corporaciones y la producción desmesurada han hecho mella en nuestro planeta, y ahora nos toca aprender a vivir con las consecuencias. Prueba de ello es el calor infernal que hemos estado experimentando en estas últimas semanas en diferentes latitudes del planeta.
De acuerdo con datos publicados por investigadores climáticos de la ONU, se estima que hacia el año 2030, el mercurio alcance 1,5 °C, cifra establecida en el Acuerdo de París como la temperatura límite de calentamiento. Diez años antes de lo imaginado. Y todavía hay quienes niegan esta realidad.
Pero esto no es solo cuestión de vivir unos cuantos días calurosos y ya. Las diferentes catástrofes meteorológicas de las últimas décadas son consecuencia de la irresponsabilidad global en cuanto a las emisiones de carbono.
Millones de personas han sufrido las consecuencias de las lluvias torrenciales, de las sequías descomunales, ambos escenarios son la cara de una misma moneda, sin contar con los millones de desplazados por la misma situación.
Seguramente pensarás ahora mismo que un pequeño emprendedor no puede tener mayor impacto en todo ello, pero la verdad es que la suma de todas las voluntades de quienes dedicarse a los negocios es lo que debe marcar la pauta.
Quizás sea tarde ya para dar marcha atrás a una catástrofe climática anunciada, pero sí creo que la responsabilidad está en manos de todos. Es nuestro deber poner nuestro grano de arena para que las cosas no empeoren.
La invitación queda abierta para que nos eduquemos, y analicemos cómo emprendedores de qué manera podemos hacer que nuestros negocios, por muy pequeños que sean, generan un mínimo impacto ambiental.
No esperemos a que otros actúen, porque el tiempo de espera se ha agotado. Hagamos nuestra tarea, y busquemos la manera de trabajar en proyectos sustentables.
Es nuestra sobrevivencia como especie lo que está en riesgo.
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