OPINIÓN

La Resistencia se organiza (I)

por Carlos Balladares Castillo Carlos Balladares Castillo

«La principal actividad de los curas es socavar la política nacionalsocialista».

«(…) Un día de estos llevaré este conflicto, que es tan antiguo como la propia historia de Alemania, a una conclusión abrupta y decisiva. ¡Haré sentir a estos malditos curas el poder del Estado de un modo que nunca hubieran soñado! De momento me dedico a vigilarlos, si tuviera la menor sospecha de que están volviéndose peligrosos, los fusilaría a todos» (Adolf Hitler, Hitler’s Table Talk, 7 de abril y 11 de agosto de 1942).

El 21 de agosto de 1942 el sacerdote católico Franz Reinisch, miembro del Movimiento Schoenstatt, fue ejecutado por negarse a realizar el juramento de obediencia a la persona de Adolf Hitler. Los católicos, pero también protestantes y ortodoxos, formaron parte de la resistencia alemana contra el régimen nazi. Al principio eran iniciativas individuales como las del padre Reinisch, pero poco a poco desarrollaron organizaciones de resistencia civil. Dos ejemplos son la Rosa Blanca (Weiße Rose),que nace en junio de ese año; y el Círculo Kreisau, que se reunía desde 1940 en la casa del conde Helmuth James von Moltke, planificando la Alemania posterior a la Segunda Guerra Mundial y al Tercer Reich. Tres de los miembros del Círculo eran sacerdotes jesuitas (Augustin Rösch que era el provincial, Lothar Konig y Alfred Delp), pero también había protestantes, mujeres, entre otros. La principal causa de la oposición, tanto en Alemania como en la Europa ocupada, fue el rechazo al genocidio y a las diversas formas de esclavitud del Nuevo Orden. La conciencia había despertado ante el horror del mal.

Todos los años, en nuestro proyecto del 80 aniversario de la Segunda Guerra Mundial, nos enfrentamos al reto de resumir en un solo artículo la resistencia, el espionaje y las actividades comandos durante el año que corresponda (ahora es 1942). Siempre nos quedaremos cortos, de modo que nos hemos dedicado más a la resistencia y en especial dentro de Alemania y Francia; pero en algún momento también nos referimos a otros pueblos, como fue el caso checoeslovaco al tratar el atentado al SS-Obergruppenführer Reinhard Heydrich el pasado mes de mayo. En la primera queremos resaltar, que junto a la tendencia autoritaria y militarista prusiana existía un republicanismo germano que amaba la libertad. El Círculo Kreisau, por ejemplo, planificaba la “otra Alemania”: una nación cristiana, democrática y federal. Y analizamos el caso francés por tener la hegemonía cinematográfica al relatar la lucha contra el ocupante. Por no hablar del fascinante conflicto interno entre los diversos grupos que querían liderar la lucha. A dicho tema nos dedicaremos, Dios mediante, la última semana de octubre por tener íntima relación con el Frente del Norte de África y la “Operación Torch”.

La Rosa Blanca es bastante conocida, existen monumentos y se le han dado los nombres de sus principales miembros a calles y plazas en toda Alemania. El cine ha contribuido a su recuerdo con más de tres películas y varios documentales. De los filmes que conocemos todos son alemanes, el primero es Die Weiße Rose (1982) de Michael Verhoeven; y se dedica a narrar el desarrollo del movimiento desde sus inicios en junio de 1942 hasta su final el 22 de febrero de 1943, haciendo énfasis en los hermanos Scholl: Hans y Sophie, y aunque también aparecen los otros hermanos, se mantiene la tendencia a considerar que ellos fueron los líderes. No se dejan de mostrar el resto de los miembros con sus respectivas opiniones, en especial el carácter no violento de la resistencia. Sophie es la protagonista, no solo por los méritos que realmente tuvo sino porque hay una clara influencia del feminismo de los ochenta en esta representación. En lo que respecta a la fuerte espiritualidad cristiana de la mayoría de sus miembros; hecho notable en los panfletos, diarios y cartas; percibo que es tratado de manera muy superficial. Ese mismo año se hizo otra película (PercyAdlon: FünfletzteTage/ Los últimos cinco días) que no hemos visto, pero que trata de la perspectiva de la prisionera que acompaña a Sophie en la celda: la comunista Else Gebel.

En la más reciente que se hizo para el cine (hay otras para la TV desde la más antigua de 1971: Der pedelly la última en 2013 y un documental en el centenario del natalicio en 2021) titulada Sophie Scholl. Die letztenTage (2005) y dirigida por Marc Rothemund; aunque solo se narran los hechos que van desde el lanzamiento de panfletos en la Universidad de Munich el 18 de febrero de 1943, su captura, los largos interrogatorios de la Gestapo, el juicio el presidente de la “Corte del Pueblo”: Roland Freisler y la ejecución de los tres primeros el 22 de febrero: Hans y Sophie Scholl, y Christoph Probst; se resalta la profunda piedad cristiana de los Scholl. Dicho factor es probado por las fuentes primarias y la historiografía, entre las que nos guiamos por el excelente texto del historiador José María García Pelegrín: La Rosa Blanca: los estudiantes que se alzaron contra Hitler (2006). Sophie al igual que sus hermanos eran luterana, pero en su ciudad (Ulm) como el resto del sur de Alemania la influencia católica era determinante y muchos párrocos y obispos llevaban a cabo una sistemática oposición al nazismo que despertaba la admiración de todas denominaciones cristianas.

En la casa de los Scholl desde la década de los treinta se reunían artistas y diversos intelectuales. Se leía a muchos escritores que el Tercer Reich prohibiría como Stefan Zweig, Thomas Mann, Erich Maria Remarque, entre otros. La influencia más importante la recibirán de Otto Aicher que era católico, un compañero de clases de Werner el menor de los hermanos. “Otl”, quien finalmente se casaría con Inge (la hermana mayor), les daría a conocer los grandes filósofos y padres de la Iglesia (leyeron Las confesiones de San Agustín). Werner fue asumiendo el catolicismo y todos en general quedaron fascinados con los autores franceses del personalismo cristiano como Jaques Maritain, Leon Bloy, Ettiene Gilson, etc. De los alemanes que seguían los pasos de los franceses estaban Carl Muth y Theodor Haecker. También leen al cardenal Newman y otros conversos. El humanismo cristiano los llevaría al rechazo del mal que significaba el nazismo, y más aún cuando la naturaleza genocida del régimen fue comprobada con la participación en el Frente del Este en el verano del 42 de muchos de los miembros de la Rosa Blanca.

Las otras organizaciones de resistencia alemana como la que se agrupaba en torno al almirante Wilhelm Canaris (jefe de la Abwehr, el servicio de inteligencia militar) y la que llevará al complot del 20 de julio de 1944 será explicado cuando nos acerquemos a la fecha. Al mismo tiempo nos falta por explicar las diversas formas de resistencia en toda la Europa ocupada y también en Alemania, en los cuales muchos católicos o no participaron escondiendo o ayudando a huir a miles de judíos. Otro hecho que cumplió 80 años (el 22 de agosto) fue la declaración de guerra del Brasil al Eje, pero lo trataremos al explicar en octubre la Batalla del Atlántico por estar íntimamente ligado a la misma.

 

Por último, no podemos dejar de apoyar la denuncia de la Confederación de Asociaciones Israelitas de Venezuela (CAIV) realizada el 22 de agosto de 2022 en torno a las declaraciones negacionistas del Holocausto del empresario Esteban Trapiello el domingo 21 de agosto pasado en el programa vía podcast Par de calvos que conducen los periodistas Vladimir Villegas y Pedro Carvajalino. En el mismo declaró que Adolf Hitler “no terminó todo lo que quería hacer” y al preguntarle si se refería al exterminio de los judíos y personas consideradas inferiores desde la perspectiva nazi, respondió: “No puedo creer ese cuento”. El estudio sistemático de la Segunda Guerra Mundial y el totalitarismo que realizamos desde hace varios años, nos exige tomar posición ante toda expresión e ideología de odio que intente negar (o incluso apoyar) la mayor tragedia vivida por la humanidad.