En los últimos días se realiza en Francia (bosque Le Vert, cerca del pueblo Meymac, a 500 kilómetros al sur de París) la exhumación de los cuerpos de unos cuarenta soldados alemanes que fueron asesinados (eran prisioneros de guerra) por partisanos de la Resistencia el 12 de junio de 1944. El único testigo vivo: Edmund Reveil, contó la historia a sus casi 100 años anhelando que los cuerpos fueran entregados a sus familiares y declaró que fue un crimen de guerra. El 8 de julio pasado se cumplieron 80 años del asesinato de Jean Moulin por parte de la Gestapo comandada por el “carnicero de Lyon”, Klaus Barbie. Moulin soportó las peores torturas, pero nunca delató a los jefes de los múltiples grupos que luchaban en Francia contra el ocupante nazi, tan diversos que algunos se odiaban más entre ellos que a los propios alemanes. El mérito de Moulin fue lograr el milagro de unificarlos el 27 de mayo de 1943 formando el Consejo Nacional de Resistencia (CNR). Dicho Consejo reconocía al general Charles de Gaulle como máxima autoridad de un gobierno provisional que debía constituirse en Argel.
En 2020 se estrenó Resistance del venezolano Jonathan Jakubowicz, biopic del famoso mimo Marcel Marceau y del cual yo no sabía que era judío y que había sido parte de la Resistencia francesa. Y también el breve documental Colette (Anthony Giacchino) sobre una mujer cuya familia ayudó a la Resistencia, y cuyo hermano terminaría siendo enviado a construir cohetes V2 (que explicamos la semana pasada) como trabajador esclavo, y que moriría de agotamiento y hambre. Dicho documental corto ganaría el Oscar en 2021. Son dos ejemplos recientes del subgénero del cine bélico y de la Segunda Guerra Mundial que ha producido muchísimos filmes sobre la Resistencia, ¡tantos que yo me siento algo perdido! El primero conserva la perspectiva mítica que nació y dominó la posguerra hasta los setenta: Francia unida por De Gaulle combatió heroicamente al ocupante, y solo una minoría colaboró con el régimen de Vichy. El segundo busca ser más objetivo y testimonial, tendencia que inició el documental Le chagrin et la pettié (la tristeza y la compasión) dirigido por Marciel Ophlus en 1969. La Resistencia Francesa contra la ocupación nazi en la Segunda Guerra Mundial es otro buen ejemplo de la íntima pero complicada relación entre la historiografía y el cine.
En mi niñez recuerdo el dominio de dicho mito en cada película que involucraba el territorio francés o a los franceses, y dos de ellas que son obras maestras: Casablanca y Esta tierra es mía, que ya fueron analizadas por nosotros en los artículos de la Batalla de Francia del año 2020. Pero la mayor impresión en relación al tema fue descubrir que la Resistencia podía llegar a ser tan despiadada como la Gestapo ¡incluso con su propia gente!, y esto lo aprendí gracias a L’Armée des ombres/ El ejército de las sombras (Jean-Pierre Melville, 1969). La escena describe a unos militantes que deben asesinar a un traidor y no saben qué método usar, porque un tiro podría llamar la atención y se quejan de que los británicos nos les han mandado silenciadores ¡no sé cómo vi esas películas teniendo diez años aproximadamente! La lista es larga pero para el tema de toda la resistencia en Europa (la semana que viene seguiremos analizándolo pero en los otros países) recomendamos la serie documental de seis episodios que se encuentra en Youtube: Les combattants de l’ombre. Des résistants européens contre le nazisme (Bernard George, 2011).
El cine y la acción estatal de propaganda francesa han permitido que la memoria colectiva universal valore o conozca más esta resistencia que otras con un mayor impacto militar; como fueron la soviética, polaca, yugoslava, china y griega. Por no hablar de un mayor tiempo luchando porque es solo a partir de 1943 que la Resistencia Francesa comienza a crecer en número de involucrados, organización y acciones (y a pesar de ello hasta junio de 1944 nunca pasó del 1% de la población). En la última semana de noviembre del 2020 publicamos nuestro primer artículo sobre el inicio de la lucha en la Europa ocupada, y su relación íntima con el espionaje, las operaciones comandos y el esconder o permitir la huida de grupos personas o grupos perseguidos. Los británicos crearon el 22 de julio de 1940 el «Special Operations Executive» (SOE) que asesoró a todos estos grupos y coordinó sus acciones con el esfuerzo de guerra. La primera semana de septiembre de 2021 entregamos la segunda parte sobre este tema, haciendo énfasis en la Resistencia alemana, y la cuarta semana de agosto del año pasado seguimos con el tema, pero otra vez con Alemania. Nos faltó en el resto de Europa durante 1942 y 1943.
En Francia de 1940 a 1941, a pesar de los llamados a la Resistencia por parte de De Gaulle y el apoyo del SOE británico; el apoyo del pueblo fue mínimo y las acciones bastante ingenuas e ineficaces. Pero el castigo por parte del ocupante siempre fue cruel y contundente. Se asesinaban a más de diez habitantes por cada soldado que caía en los atentados. Los comunistas no se unían a estos grupos por la Alianza entre Adolf Hitler y Joseph Stalin, e incluso se oponían a cualquier acción de huelga en contra del ocupante; hasta que los nazis invadieron a la Unión Soviética en junio de 1941. Pero los conflictos entre gaullistas, socialistas, monárquicos, conservadores y comunistas llevaron incluso a que se delataran unos a otros. El Partido Comunista Francés fundó el FTP: Francs-Tireurs et Partisans Français-French Snipers and Partisans, al cual pertenecía el grupo que asesinó a los soldados prisioneros cuyos cuerpos están exhumando en estos días y que citamos al principio. Para finales de 1941 este grupo había realizado 107 acciones de sabotaje.
Jean Moulin, quien había sido prefecto de Chartres y que había contactado a los grupos más importantes; salió de Francia en septiembre de 1941 para lograr el apoyo de De Gaulle y los Aliados en su gran sueño de unificar toda la Resistencia. El 25 de octubre se encuentra con De Gaulle, quien lo nombra su representante en Francia, al mismo tiempo el general funda el Bureau Central de Renseignements et d’Action (BCRA) para darle inteligencia y soporte a las acciones coordinadas de la Resistencia una vez lograda su unidad. Moulin volverá en 1942, pero los conflictos entre los grupos gaullistas y los contrarios impiden la coordinación. Es el año de las grandes redadas contra los judíos y la Resistencia incorpora a muchos y protege a otros, tal como se puede ver en la película sobre Marcel Marceau. La Iglesia se opone a la persecución y esconde a muchos niños tal como describe ese magnífico filme que es Adiós a los muchachos (Louis Malle, 1987).
Todo cambia en la Resistencia cuando esta crece motivada por las grandes derrotas militares del Eje (El Alamein, Stalingrado, Operación Torch y Túnez), pero también por el incremento de la represión de la Gestapo, la ocupación de todo el territorio francés en noviembre de 1942 y el establecimiento a principios de 1943 del Service du Travail Obligatoire (STO). Este último enviaba a los hombres capaces de trabajar a la industria militar en Alemania, de modo que muchos se fueron al bosque, a los llamados “maquis”. Es en este ambiente, y con la consolidación del liderazgo de De Gaulle, que Moulin logra la unidad. Pero lamentablemente fue capturado, todavía no está claro si lo delataron o fue la acción de inteligencia de la Gestapo por un estúpido descuido. Del 21 de junio a principios de julio lo torturaron en todas las formas que conocían los esbirros de la SS hasta que cayó en coma. Algunos pudieron verlo debido a que fue mostrado a otros combatientes. Fallecería el 8 de julio y en 1964 sus cenizas fueron trasladadas al Panteón de Francia. Su nombre siempre será recordado por todos los que amamos la Libertad.