La historia ha sido bien servida en las nominaciones a los Oscar de este año y muy probablemente le entreguen el premio a mejor película a un filme con esta temática: 1917 de Sam Mendes. De esa forma seguirían los pasos de los Globos de Oro, y conservan la tradición antibelicista que inaugurarían precisamente los premios de la Academia en 1928 al otorgarle a Alas (William Wellman, 1927) el mayor reconocimiento.
Sobre el período de la historia predilecto del cine, la Segunda Guerra Mundial, tenemos a Jojo Rabbit (Taika Waititi). La era de predominio de Estados Unidos y la “americanización” del mundo (los cincuenta y sesenta) tienen títulos como El irlandés (Martin Scorsese), Ford v Ferrari (James Mangold) y Érase una vez en Hollywood (Quentin Tarantino).
En Mujercitas y Parásitos lo central no es el tiempo histórico, aunque este contexto marca de manera importante la trama: la primera se centra en la segunda mitad del siglo XIX y la segunda en el presente. Joker de Todd Phillips es ficción y en Historia de un matrimonio (Noah Baumbach) ni siquiera su momento histórico posee algún peso en el relato.
Aprovecho el presente artículo, también, para señalar mis favoritos en algunas de las categorías más importantes.
¡Gracias a Dios he podido ver todas las nominadas a mejor película (e incluso algunas otras)! Desde muy joven siempre me había propuesto la meta de verlas antes de la ceremonia de premiación, pero el chavismo me lo ha impedido o dificultado en los últimos años, aunque también los milagros existen. ¿Quién debería ganar en la principal categoría? No lo dudo un segundo: Parásitos de Bong Joon Ho. Aunque todos sabemos que Hollywood no tiende a dar sorpresas y acostumbra a “mirarse el ombligo”. Y Corea del Sur queda muy lejos.
¿Por qué Parásitos debería ganar? Porque muestra un elemento histórico del presente haciendo buen cine, y me refiero a la profunda desigualdad en nuestro mundo de capitalismo global. Nadie sensato duda que el libre mercado es el sistema que más prosperidad y superación de la pobreza ha generado, pero las distancias entre los estratos sociales y especialmente entre pobres y ricos son más escandalosas en el presente. Y lo peor es que el culto al dinero destruye toda moral, aunque acá hay uno que medio sobrevive: la familia. Toda esta gran denuncia se narra con una mezcla de imágenes, personajes, combinación de géneros (crítica social, comedia negra, suspenso, horror, etc.) como lo hace magistralmente Bong Joon Ho. Por no hablar de esa metáfora de los túneles como herencia histórica de las dos grandes guerras de la región: Corea (1950-1953) y Vietnam (1945-1975). El guion es perfecto y perfectamente dirigido, razón por la cual debería ganar también en estas categorías.
En el ejercicio narcisista de Hollywood hay muchas historias referentes a él o al cine en general como son: Historia de un matrimonio, Dolor y gloria (Pedro Almodóvar) (nominada como mejor película en lengua no inglesa), Judy (Rupert Goold) (biopic sobre Judy Garland por la que está nominada Renée Zellweger como mejor actriz aunque yo prefiero a Scarlett Johanson); y la mejor de todas: Érase una vez en Hollywood. Esta última es una historia alterna sobre el terrible asesinato de la actriz Sharon Tate (y otras cuatro personas) que nos ofrece, en especial a los que crecimos con las series de TV de los setenta y ochenta, la vida de un actor de series (Leonardo Di Caprio) y su doble (Brad Pitt). Todo el mundo de los setenta en Hollywood (aunque es del año 1969) con su dominante frivolidad es construido de manera perfecta, para después ofrecernos la “creatividad con la violencia” a los que nos tiene acostumbrado Tarantino. Él está nominado a mejor director, junto a sus dos protagonistas como mejores actores: principal y de reparto. Están magníficos pero en la categoría de actor principal yo me quedo con Joaquin Phoenix en Joker, que ya se puede decir que se lo ganó.
El irlandés nos ofrece el papel de la mafia en los destinos de Estados Unidos desde la perspectiva de un matón: Frank Sheeran (Robert De Niro) desde los cincuenta hasta los setenta, muy especialmente en torno a la vida y asesinato del líder sindical: Jimmy Hoffa (Al Pacino). Como película de la mafia se genera la impresión de que mueven todos los hilos del poder. Todo parece bien como filme, ni hablar de la participación de tantos grandes actores, pero aburre. No pasa así con esa reconstrucción muy hollywoodense de cómo Ford venció a la Ferrari en la carrera de Le Mans en 1966. Una vez más el cine de Estados Unidos logra mostrarnos la historia del coraje emprendedor de su pueblo a través de Henry Ford II, pero especialmente los que crearon y pilotaron a la victoria el modelo GT40: Carrol Shelby (Matt Damon) y Ken Miles (Christian Bale). Esta idea de coraje también se transmite, cambiando lo cambiable que es bastante, en Mujercitas.
1917 y Jojo Rabbit puede decirse que son las dos que en general se llamarían realmente históricas, por basarse en hechos que marcaron los destinos de la humanidad de manera determinante: la Primera y Segunda Guerra Mundial. JoJo Rabbit ya la criticamos en esta misma columna hace dos semanas. 1917 es una ficción histórica que perfectamente pudo haber ocurrido. Yo considero que se le deben dar todos los premios técnicos a los que está nominada (cinematografía, sonido, edición de sonido, diseño de producción e incluso efectos visuales), pero no el resto ¡y mucho menos mejor película! porque no es una película que podríamos llamar completa. Es decir, uno admira su plano secuencia y para un historiador es perfecta para recrear la “sensación” de lo que fue una trinchera. Falla en lo que es más importante: el relato que busca contar, porque este es simple y predecible. No emociona y los personajes al ser planos no ayudan. Ni siquiera como discurso antibelicista es buena, y es claramente superada por grandes clásicos como Sin novedad en el frente (Lewis Milestone, 1930) y Senderos de gloria (Stanley Kubrick, 1957).
Nos quedan otras películas por comentar que resaltan elementos históricos (Richard Jewell de Clint Eastwood, por ejemplo), pero la extensión de este artículo ya ha sido demasiado larga. Disfruten los Oscar, pero especialmente el buen cine.
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