El jueves pasado (8 de septiembre de 2022) falleció la última jefa de Estado que había servido en la Segunda Guerra Mundial. La reina Elizabeth II, gracias a su longevidad (la mayor de los monarcas británicos tanto en edad como en reinado, superando al de su tatarabuela la reina Victoria), había sobrevivido a todos los reyes o herederos al trono que padecieron el nazismo. Pero su importancia es aún mayor porque pudo colaborar –a pesar de sus limitaciones de edad y como heredera al trono– en la lucha, siendo más relevante aún por ser la principal potencia del mundo para el momento y la primera que resistió a la amenaza totalitaria durante todo el conflicto (responsabilidad que solo compartió con otros miembros de la mancomunidad británica como Australia, Nueva Zelanda y Canadá). Desde nuestro humilde espacio damos un saludo al pueblo británico y a todas las naciones de la Commonwealth, para honrar la memoria de su reina.
El 3 de septiembre de 1939, cuando el Reino Unido le declaró la guerra al Tercer Reich por haber iniciado dos días antes la invasión y ocupación de Polonia, la princesa Elizabeth tenía 13 años. En ese momento su padre, el rey Jorge VI, se dirigió a la nación y a todo el Imperio para dar la noticia y ser el símbolo de la unidad en contra de lo que calificó como amenaza “que si prevaleciera, sería fatal para cualquier orden civilizado en el mundo”. Fue la primera gran lección para la futura reina: los jefes de Estado deben tener claro qué regímenes y políticos representan un peligro para los valores de la civilización occidental y la humanidad en general. Y ante el peligro totalitario se debe actuar de manera decidida, realizando de ser necesario los mayores sacrificios.
En el verano del año siguiente la Alemania de Adolf Hitler se propuso invadir lnglaterra, pero la familia real nunca huyó de las islas ni se separó. Muchos temían por la vida del rey, la reina y las princesas Elizabeth y Margaret; y les propusieron ser evacuados a Canadá o incluso que como mínimo las princesas salieran de Londres cuando se inició el Blitz (campaña de bombardeo sobre la ciudad de septiembre de 1940 a mayo de 1941). Si el pueblo, en especial sus pilotos y los londinenses ofrecían sus vidas, mal ejemplo daría la Corona al dejarlos abandonados. La segunda lección había sido aprendida: una reina (todo líder político) se mantiene del lado del pueblo y más aún cuando este debe vencer terribles dificultades. El Palacio de Buckingham fue varias veces impactado por las bombas, y en espacios donde había estado la familia reunida.
Toda persona que tenga un mínimo conocimiento de la Segunda Guerra Mundial sabe la importancia de los discursos (y los slogans que salían de ellos), siendo los más famosos los del primer ministro Winston Churchill. A ellos se les suma la propaganda y ambos se convierten en mecanismos para unificar los esfuerzos y resistir cuando domina la desesperanza (“keep calm and carry on” es una frase muy conocida de esta época). En una ocasión la princesa Elizabeth habló en la radio dirigiéndose a los niños y jóvenes cómo ella. La lección del papel de los medios de comunicación fue perfectamente aprendida. Su coronación en 1952 fue televisada y en los últimos años apareció incluso en algunas películas representan su papel.
De 1941 a 1943 realizó varias actividades de lo que se llamó el Frente interno o en casa para colaborar en la guerra, tales como la creación de huertos en los jardines privados o bordar. La imagen de la princesa Elizabeth una vez más se usó para publicitar dichas tareas. Nueva lección aprendida: las guerras no solo se ganan en las grandes batallas sino que dependen también de los pequeños pero importantes trabajos diarios. Al cumplir los dieciocho años (1944) se unió a la rama femenina de las Fuerzas Armadas británicas: el Servicio Territorial Auxiliar (ATS), al parecer con cierta desconfianza del rey. Desde 1941 en el ATS las mujeres podían hacer trabajos auxiliares cómo ser mecánicos, pilotear aviones de un lugar a otro (no combatir), manejar vehículos de transporte, entre otros. La princesa fue mecánico y chofer, y de esa forma se convirtió en la primera mujer de la familia real que formó parte del Ejército.
El día de la Victoria en Europa cuando finalizó oficialmente la Segunda Guerra en el continente, las princesas bajaron a unirse con la multitud y supuestamente pasaron desapercibidas al usar uniforme y gorras. Dicha historia que fue contada por la propia reina en 1985 a la BBC fue recreada con grandes toques de ficción en la película A Royal NightOutdirigida por JulianJarrold en el 2015. La realidad por el contrario es que fue una salida bastante controlada que solo duró tres horas, pero no dudamos que para la futura reina significó una experiencia novedosa.
Nos hemos apoyado en breves biografía de la familia real y muy especialmente en artículos de prensa que han tenido esta temática (Dalia Ventura, 11 de septiembre de 2022, “Cómo la Segunda Guerra Mundial forjó el carácter de Isabel II” en BBC News Mundo; entre otros). La semana que viene retomamos la serie que venimos realizando sobre la Batalla de Stalingrado.