La regeneración del pensar como factor innovador en el plano de la articulación educativa es un sentido diferente para la transformación y el desarrollo social, es una propuesta que busca transformar y consolidar los nuevos retos de la pedagogía y la educación en un contexto que permita superar las actuales deficiencias del conocimiento y del aprendizaje que existen en la sociedad latinoamericana, máxime en tiempos de la pandemia covid 19, la cual ha trastocado y alterado los espacios de vida en todos los aspectos de relaciones familiares y laborales, y por ende, también educativas.
De hecho, la aparición de esta nueva nomenclatura del coronavirus – como también se le denomina al covid19- originó como respuesta inmediata a escala global, la suspensión de las actividades educativas presenciales como manera de restringir los contagios en los diferentes países, cuyas nuevas condiciones sociales y asistenciales se tradujeron en el aumento de las clases a distancia con el empleo de la tecnología como herramienta fundamental para la multiplicación de este tipo de aprendizaje, que si bien pudiera generar un cambio importante hacia una forma de complemento autodidacta y de investigación tanto de estudiantes como de educadores, resulta obvio que aumenta la brecha, irónicamente también de distancias socioeducativas entre los países desarrollados y aquellos en vías de desarrollo, porque los primeros cuentan con una serie de recursos, logística, y por supuesto, tecnología, de la cual carecen los segundos, y en este caso, las naciones de América Latina quedan seriamente comprometidas ante las enormes desigualdades sociales y económicas que confluyen en sus diversos sistemas de producción y componentes de vida.
Tales complejidades, y evaluando las fortalezas y debilidades que tiene cada país, desde sus centros más poblados –urbanos y periferias – hasta aquellos más distantes y rurales, algunos incluso sin ningún tipo de accesibilidad tecnológica, y menos del significado de educación a distancia, especialmente en aquellas localidades indígenas y agrícolas, como en el caso de las naciones latinoamericanas queda fundamentalmente en las orientaciones docentes la mayor responsabilidad para que tal forma de aprendizaje y generadora del conocimiento, no se convierta en un artilugio educativo. En efecto, cómo hablar de una educación a distancia que sea mayoritariamente efectiva en nuestra región, si nos encontramos con escuelas o instituciones que carecen de los materiales más básicos para la instrucción pedagógica sin mínima formación en una educación distinta a la presencial originada en un contexto sui generis, y en contraste tenemos una sustentación híbrida educacional de recursos y capacidades cognitivas entre estudiantes y profesores, o sea, condiciones mixtas para el desarrollo integral pedagógico y del aprendizaje no convencional, incluyendo sus recursos de carácter tecnológico. O también hay comunidades educativas que no sólo cuentan con todas las herramientas tecnológicas, sino que están debidamente (auto)capacitados para llevar adelante y con éxito la denominada educación desde el hogar.
Con escenarios tan distintos en todos los niveles y subsistemas educativos en todas las estructuras básicas y pedagógicas hasta la universitaria, lo más importante no debe ser la cantidad de actividades que sean desarrolladas y resueltas fuera de la escuela en términos distintos de la asistencia física, sino que efectivamente, los estudiantes tengan un conocimiento que sea debidamente ajustado no sólo con su evolución cognitiva, sino que el mismo no sea un retroceso en las variables de lo que debería ser el desarrollo socioeducativo de la población estudiantil en relación con las ciencias naturales, las ciencias sociales, la matemática, la física y la química, sin obviar las actividades para el desarrollo biológico, y aquellas de producción científica y laboral vinculadas con la agricultura, la pesca, la ganadería, el procesamiento industrial, todo ello en un campo donde la diversidad cultural y el turismo, también sean parte de un conjunto de malla curricular en donde exista un pleno equilibrio del trinomio: ser humano, ambiente y tecnología.
¿Y qué viene a ser la regeneración del pensar? Pues, tal concepción metodológica significa que para todos los procesos de aprendizaje más que los recursos tecnológicos (indispensables) para la ejecución de este tipo de aprendizaje, se necesita articular los factores axiológicos, biológicos, complejos, desconocidos y emocionales, – (abecé del pensar)- porque en cada uno de ellos se encuentran los cinco componentes esenciales del ser humano y la (des)vinculación que pueda tener en relación con su entorno, y el factor psicológico que marca en favor o en contra de los niños, adolescentes y jóvenes en esta parte de la geo-historia, cuyos avances en la referida tecnología han rebasado y siguen rebasando los canales de comunicación a través de las llamadas redes sociales las cuales peligrosamente han derivado en una suprageocomunicacionalidad tecnológica, entendiendo ésta como el monopolio que tales formas de interacción social están ejecutando de manera importante en la población mundial en todas sus concepciones humanas, no sólo para trasformar casi que artificialmente la conducta de los ciudadanos en términos de “moda” y determinados patrones de consumo y vida desenfrenada, inclusive para desatar la violencia, motivado a la escasa y cada vez menores formas de razonamiento de los seres humanos dependientes de la virtualidad y la tecnología
Ante ello, y al convertirse esos mecanismos en los principales geoconocimientos de intercambio de esa comunicación y (anti)cultura, hasta por encima de los tradicionales poderes, especialmente el político, de por sí éste último prácticamente nulo en la sindéresis, la aplicación de la regeneración del pensar y las texturas del pensamiento – abecé del pensar – en las nuevas y actuales generaciones, y sobre las cuales, es evidente que deben sustentarse los estudios a distancia, materializando sus beneficios, pero también sus peligros, para garantizar que los educandos y facilitadores del conocimiento se encuentren en un amplio espacio de reciprocidad pedagógica y societaria.
Desde esta antropología existencial y de las comunicaciones en el plano del desarrollo educativo y sus nomenclaturas, – más con la aparición del covid 19 – tienen un antes y un después en donde éste último queda sin retorno, no sólo por la magnitud de la tecnología y la preponderancia que ha adquirido como factor indispensable en las relaciones humanas, máxime de la educación, sino porque entonces surge el paradigma de que no sean las redes las que consoliden a la educación, sino que sea la educación desde el pensar de la trans-onto-complejidad que priorice tales herramientas para la (de)construcción de un nuevo pensar, que derive en una regeneración del pensar que sea equilibrado en su modus vivendi, y que a su vez marque una ruta entre las diversas concepciones y estilos de vida contemporáneos y por venir, pero que matice la valoración ancestral, la naturaleza, los animales, la cultura, y las diferenciaciones y semejanzas existentes entre el conglomerado de las naciones, en donde la educación sea el principal referente para la hilvanación de un mundo con un tejido primordial de respeto, amor y desarrollo entre los seres humanos.